Capítulo 3.

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Las noches en el condado de Middlesex durante las primeras semanas de la primavera eran frescas. El cielo tomaba un tono azul oscuro con nubes de color gris por toda su extensión, las estrellas aún no salían para iluminarlo como a más entrada la primavera pero su ausencia no hacia menos hermoso el espectáculo que ofrecía el cielo. El viento corría en una leve brisa aún algo fría que hacía un gran contraste con el ambiente caluroso. El poblado de Lowell era una de las ciudades donde hacía más calor por las noches que por las mañanas durante el verano, en primavera las noches eran simplemente frescas.

Quizás en el centro de la ciudad se sentía un poco más de calor por el agitado ritmo pero en las zonas residenciales se sentía la brisa fresca.

-¿Y cómo estuvo la escuela, hijo? -.

Scott quedo en blanco ante la pregunta de su madre con la cuchara en boca y los ojos muy abiertos.

-¿Scott? - Eleanor llamó a su hijo pensando que no le respondía porque no la escuchó.

-¡Bien! ¡todo estuvo bien! - el chico en cuestión reaccionó y saco el cubierto de su boca a una velocidad exagerada, mientras le regalaba a su madre una sonrisa que abarcaba todo su rostro.

-¿Estás seguro? - ella no era tonta, además su hijo estaba actuando extraño.

-¡Por supuesto! - respondió con la misma actitud exageradamente animada y sonriente - ¿y cómo estuvo tu día? - volvió su atención a su plato, revolviendo un poco la comida.

-Fue tranquilo, fui a tomar café con Janet durante el almuerzo y charlamos mucho tiempo - si hubiese querido, hubiese indagado más para saber porqué su hijo actuaba así, pero decidió no hacerlo. Su Scottie era bastante raro de todas formas.

-¿Enserio? genial mamá - lo decía genuinamente feliz - deberías tomarte un descanso más seguido -.

-Y tú deberías dejar de tomar tantas fotografías - le pico la nariz con el dedo índice como solía hacer siempre. Ese era su gesto maternal de cariño, ese que todas las madres tienen.

Scott sólo rió un poco y aparto la mano de su mamá. Ambos sabían que ninguno le haría caso al otro por lo que decidieron dejar el tema allí y continuaron con su cena charlando de cosas más banales y agradables.

Cuando la cena terminó y su madre dijo que esa noche ella se encargaría de los platos, Scott subió a su habitación para por fin descansar. Lo primero que vio cuando entro, fue su cámara sobre la cama y cómo si se tratara de un flash pasando frente a sus ojos, recordó la pregunta de su madre y sus últimos momentos en la escuela.

-Debes estar bromeando Scott - suspiró sentándose en el colchón y tomando su cámara para revisarla - ¿es enserio? -.

Hope le dijo que tomara fotos de todo el equipo de futbol, algo como una prueba para conseguir un buen enfoque y se suponía que eso era lo que estaba haciendo, además de muy mala gana. Entonces, si se supone que estaba haciendo eso...

¿Cómo rayos terminó con 20 fotografías de sólo uno de los jugadores?

-¿Qué rayos te paso? - se preguntó así mismo mientras las revisaba una y otra vez. Todas eran parecidas, como si las hubiese tomado en el transcurso de 2 segundos pero sabía que había sido más tiempo.

La realidad era, que se le había quedado viendo a ese chico por cerca de 3 minutos.

¡3 minutos! ¡3 minutos sin ver nada más que a ese chico!

Quizás para muchas personas 3 minutos fuera muy poco, es el tiempo en promedio que dura una canción, pero claro, con una canción es diferente, la cantas, la bailas, la disfrutas. Si llevábamos ese mismo tiempo a observar fijamente a una persona, era mucho.

Primera Plana - Star-Ant - MarvelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora