Capítulo 8.

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Scott amaba a su madre. Desde que era pequeño, siempre tuvo una buena relación con su madre, la amaba y admiraba de verdad, tenía muchos buenos recuerdos con ella. Sin embargo, también vivieron momentos vergonzosos para él.

Si recordaba bien, varios de estos recuerdos ocurrieron cuando estaba en la escuela primaria. Su madre lo había puesto en situaciones muy incomodas pero ninguna como la presente.

-Eeehhh... oye -.

La voz de Peter Quill se escuchó en medio de la sala de la residencia Lang, siendo totalmente ignorado por el hijo de la propietaria.

Scott no le contestaría, la voz de Quill sólo lo alteraba más. Estaba sentado en el sofá grande de la sala, pegado a una de sus esquinas mientras el intruso estaba en la otra.

¿Cómo habían terminado así? ¿por qué estaba Peter Quill en su casa?

-¡Scott! -.

He allí la respuesta.

Eleanor entró a la sala acercándose a ambos chicos.

-Te dije que atendieras a Peter mientras yo preparo la cena - le reprochó con algo de severidad.

Scott sólo le sostuvo la mirada a su querida madre. Obviamente sin poder decirle que prefería ignorar a aquel chico por el resto de su vida.

-Ve a traerle un vaso de agua a Peter - le exigió para luego cambiar su expresión a una gentil para dirigirse al invitado - ¿agua está bien, Peter? ¿no gustas algo más? -.

-El agua está bien - respondió el chico sonriendo con incomodidad pero tratando de disimular.

Scott le dio una mirada rencorosa al rubio antes de levantarse del sofá e ir a la cocina por un vaso de agua.

Peter mentiría si dijese que no miró con burla al chico en ese momento. Él no era de quienes molestaban pero luego de ser tratado con hostilidad por Lang, se sentía feliz desquitándose un poco.

Scott volvió a la sala con un vaso de agua y de mala gana se lo dio al rubio, claro, tratando de evitar que su madre se diera cuenta de cómo se sentía en verdad con esa situación. Luego volvió a tomar asiento en la esquina del sofá.

-Bueno chicos, sólo quería ver cómo estaban, continuaré con la cena, no falta mucho - Eleanor palmeó la rodilla de su hijo y se dispuso a marcharse.

El silencio se hizo presente una vez más entre los jóvenes, sólo que ahora estaban un poco más irritados.

-Recuérdame cómo demonios terminaste en mi casa -.

-Eleanor me invitó a cenar - respondió con aparente sencillez y desinterés.

-¿Llamas a mi madre por su nombre? - Scott se sintió indignado ante eso.

-Sí ¿acaso te molesta? - le cuestionó frunciendo levemente el ceño.

-Por supuesto que sí - le devolvió el mismo tipo de mirada.

-Oye amigo, me estoy cansado de que todo lo que haga te moleste - dijo sinceramente molesto, él no era muy paciente aunque siempre trataba de serlo, pero ese chico ya había sobrepasado su límite.

Scott sólo desvió la mirada.

-¿Quisieras decirme qué hice mal para que te desagrade tanto? - la voz de Quill sonó molesta pero también suplicante y un poco desesperada y es que lo estaba. Habían muchas personas a las que no les agradaba pero esta era la primera vez que le desagradaba a alguien que había ayudado.

Y esa pregunta, aunque Quill no lo planeara, hizo reflexionar un poco a Scott. Le hizo darse cuenta que ese chico quizás podría no saber nada.

Lo que paso a continuación fue que ambos se miraron a los ojos sin decir nada más, ambos tratando de mantener su incomodidad con el otro en un nivel estable y sólo pudieron salir de ese ambiente cuando Eleanor los llamó a tomar asiento al comedor.

Primera Plana - Star-Ant - MarvelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora