Capítulo 5

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Se transformó en Ladybug y rápidamente llegó a aquel lugar. Se destranformó cerca, y empezó a sentir como las lágrimas caían por sus mejillas.

Mentiría si dijera que no dolía un rechazo así. Que encima le atraiga, pero esté enamorado de otra persona... La azabache quitó con las palmas de sus manos las lágrimas que caían por sus mejillas.

Tikki se posó en el hombro de la azabache y empezó a hacer leves caricias en la mejilla de ésta. La adolescente sonrío tristemente mientras se acercaba cada vez más.

Entró a aquel barco, y empezó a bajar hasta donde se encontraba lo que era la casa en sí. La madre de sus amigos no se encontraba allí, así que entró, y se encaminó hacia la habitación de Luka.

Tocó la puerta un par de veces, y las lágrimas empezaron a rodar de nuevo por sus mejillas. Tikki le dio un beso en la mejilla a Marinette y se escondió en el bolso.

La Cheng tocó de nuevo la puerta, y escuchó como la puerta era abierta. Vio los pies descalzos de su amigo, subió la vista, y se abalanzó hacia él.

El chico la cogió rápidamente, y sintió como ella empezaba a llorar. Su pecho estaba empezando a mojarse. Intentó separar a la azabache, pero ésta no se lo permitía.

—Marinette... ¿Qué ha pasado? —dijo Luka mientras empezaba a caminar con ella hacia la cama, y quitaba las mantas, para poder acomodarse mejor.

Ella se acurrucó más al pecho de Luka e intento calmarse.

—E-está enamor-enamorado... —empezó a tener hipo. —De otra chica... —volvió a romper en llanto, y posó de nuevo la cabeza en el cuello de Luka.

Él simplemente empezó a acariciar su espalda con delicadeza. No le gustaba nada ver a su amiga así, pero por ahora no podía hacer nada.

—Shh, Marinette... —dijo él con aires tranquilizadores. —Él se pierde mucho rechazandote. ¡Eres perfecta! —dijo él intentando animarla. Ella dejó de llorar un poco para escucharlo a él.

Al ojiazul se le encendió la bombilla. —¿Qué te parece si hacemos un tour por París? —dijo él mirando hacia abajo para saber la respuesta de la azabache.

Marinette se separó del cuello de Luka y observó sus ojos azules. Asintió, y empezó a quitarse las lágrimas de sus ojos. El ojiazul empezó a acomodar los cabellos sueltos de Marinette.

—Nadie merece tus lágrimas más que la música, petite. ¿Me has entendido? —dijo el adolescente posando la vista en los ojos de la azabache. Ella asintió.

Empezó a levantarse de la cama, y se sentó al borde de ésta.

—¿Me dejas el baño, por favor? —dijo Marinette mirando a su amigo que empezaba a ponerse sus zapatillas.

Él asintió. —¡Claro! Mi casa es tu casa. —dijo el joven.

La azabache sonrió, agradeció al peli azul y se encaminó al baño. Por alguna extraña razón, hablar con Luka y que le dijera esas palabras, la había echo relajarse más.

Cuando llegó al baño, se acercó al lavamanos y se miró al espejo. Estaba horrible. Tenía la cara hinchada, los ojos rojos y la cara pálida. Tikki salió de su bolso, y observó los movimientos de la azabache.

Abrió el grifo y empezó a mojarse la cara con agua fría. Tenía que seguir adelante. Había sido su primer amor real, pero la vida continuaba.

Buscaré a alguien que me quiera de verdad. Lo prometo.

Se autoprometió la azabache. Posó de nueva una sonrisa en su cara, a pesar de que era triste, y miró a Tikki. La motita roja le regaló una sonrisa de apoyo, y le guiño un ojo.

—Tu eres fuerte, Marinette. —dijo Tikki.

Marinette suspiró, y a continuación, asintió con la cabeza. —¡Soy fuerte, soy valiente! ¡Soy Marinette! —dijo mientras ella se metía en el bolso.

Abrió la puerta del baño, encontrándose con Luka en el sofá, sentado, esperándola. Se levantó y se acercó a Marinette.

—¿Lista? —dijo el ojiazul extendiendo su mano hacia la azabache.

Ella miró la mano de su amigo, y luego miró sus ojos azules. Ese gesto... Ese gesto le hizo acordar de Chat. Sacudió su cabeza a los lados, y aceptó la mano de su amigo.

—Hmm, Luka... ¿Y mi mochila? —preguntó la Cheng antes de salir.

Luka miró su reloj. Sólo eran las 14:26. Al peliazul se le encendió una bombilla dentro de su cabeza.

—¿Qué te parece si hacemos el tour, y luego cuando sea de noche, cenas en casa? —se encogió de hombros el peliazul. —Eres bienvenida en casa.

Marinette sonrió. —¡Claro! Sería genial. —dijo la azabache acercándose al adolescente. Ella lo abrazó y posó su cabeza en el pecho de él.

Luka se sonrojó, y cuando se calmó, la abrazó y puso sus brazos alrededor de la cintura de ella. Estuvieron así hasta que Juleka entró por la puerta. Inmediatamente, los dos ojiazules se separaron, posando una sonrisa nerviosa en sus rostros.

—Hey, Marinette. ¿Como tú por aquí? —preguntó Juleka un poco extrañada de ver a su amiga aquí.

Marinette se mordió el labio. —Hmm... Yo... —soltó una risa nerviosa.

—Hemos quedado para hacer un tour por París. —dijo Luka cogiendo a la azabache por los hombros. —Y si no te molesta, nos vamos ya. ¡Adiós hermanita! —dijo moviendo a la azabache para salir de la casa del chico.

Una vez fuera, Marinette miró a su amigo a través de sus ojos azules con confusión.

—¿Y esas prisas? —dijo con una sonrisa mientras empezaban a caminar hacia el bus que les llevaba por toda la zona turística de París.

Luka miró a Marinette como si tuviera ocho cabezas. —Mi hermana esta loca, y además, creo que es mejor que vayamos solos. —dijo encogiendose de hombros.

La azabache rodó los ojos juguetonamente. Puso atención a la parada más cercana, y vio que era el autobús que tocaba.

—¡Luka vamos! —la adolescente cogió la mano de su amigo, y empezó a correr hacia la parada.

Los semáforos estaban en rojo, pero a ellos les dio igual. Solo reían por que la azabache había tropezado y casi caía de bruces contra el suelo.

Se subieron al aotubus, y bajaron en todas las paradas. Miraron los campos Elícios, el trocadero, y ya más adentrada la noche, decidieron subir a la Torre Eiffel.

Simplemente, era perfecta con sus luces, y la preciosa decoración que ésta tenía.

Lo mejor de todo para los adolescentes, estar acompañados del otro mientras miraban la preciosa ciudad del amor, llamada París.

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