Marinette.
Bien, creo que de todo el embrollo en el que nos habíamos metido los cinco, esta, sin duda alguna, era la peor parte: buscar una increíble e ingeniosa excusa para poder salvar nuestros traseros.
Alya, Nino y Chloé más o menos lo tenían sencillo. La pareja podría haber buscado intimidad, y Chloé se habría podido quedar en casa de Sabrina (siempre y cuando la rubia la llamara antes para cubrirle las espaldas), pero, ¿Adrien y yo?
Siendo sinceros, yo era el menor de los problemas: me había quedado a dormir en casa de Alya. Amo a mis padres con locura, y odio mentirles, pero desde que llevo el rol de Ladybug, es lo único que hago. Y yo con lo nerviosa que me pongo, no sé cómo aún no me han descubierto.
Más o menos, lo mío estaba solucionado, pero, ¿y Adrien? Los cuatro sabemos más o menos de la relación con su padre, y lo extricta que es Nathali.
Cuando él llegue a casa serán abrazos, algún lloriqueo y poco más, pero, ¿y la excusa de después?
Los cinco nos encontrábamos caminando, en silencio, bajo el frío viento de diciembre que caía por la mañana (aproximadamente 6:50 a.m) sobre las calles de París. Tenía la pequeña sensación de que todos estábamos pensando en lo que había sucedido en tan sólo menos de 24 horas, pero nadie se atrevía a decir nada.
Y era algo normal. Las traiciones, duelen, pero eso es algo con lo que hay que aprender a lidiar, y después de todo lo que ha pasado, y hablando como personas maduras y civilizadas, nos habíamos dado cuenta de que habíamos actuado como críos.
Tragué saliva, a la vez que iba caminado con mis brazos encima de los hombros de Nino y Adrien. Me encontraba bien, pero caminar me dolía un poco.
Todos teníamos nuestros prodigios, y nuestros kwamis estaban con nosotros, por si a Le Papillon le daba por atacar otra maldita vez.
El maestro dijo que estaba seguro de que todo esto iba a acabar en cualquier momento, y eso espero y deseo, así que por eso, nos dejó a los mismos 5 con los prodigios. La cosa es, que de 5 que somos, la identidad de 4 ya ha sido revelada, así que hay que andarnos con pies de plomo.
Lamí mis labios cuando vi como llegamos al hotel de Chloé, y por descontado, la casa de enfrente, la de Alya. Todos suspiramos, y con cuidado me despegué de los brazos de mis amigos. Tomé una profunda respiración, dándoles la espalda a todos.
Giré sobre mí propio eje. —Esto no lo podemos contar ni mucho menos. —dije con determinación. Mordí mi labio al ver todas sus miradas centradas en mi. —Así que por favor, lo que hemos hablado antes, decidlo a vuestras familias, ¿está bien? —una leve sonrisa salió de mis labios, y observé las expresiones de cada uno.
Todos asintieron con sus cabezas, con determinación. Chloé y Alya se acercaron a mi, y la primera en lanzarse a mis brazos fue Chloé, seguida por Alya. Un sentimiento que no supe describir se volcó en mi estómago, y mis vellos se pusieron de punta. Me separé de ellas, y les sonreí con dulzura.
—No te defraudaremos, Ladybug. —dijo Alya, posando su manos encima de mí hombro. Guiñé mi ojo de manera juguetona, y ella no evitó rodar los ojos divertida. —Nos vemos ahora en el instituto (si no es que nos han matado nuestros padres.)
Todos asentimos, y mordí mi labio ante eso. Nos despedimos con la mano, y volví a enganchar mis brazos encima de los hombros de Nino y Adrien. Los tres empezamos a caminar bajo un silencio cómodo, muy cómodo a decir verdad. Nadie se atrevió a romperlo hasta que llegamos frente a la casa de Nino (que quedaba a tan sólo dos cuadras de la mía)
Con cuidado, él descolgó mi brazo de su hombro, y nos regaló a Adrien y a mi una sonrisa.
—Siempre será un placer trabajar con vosotros... —una curva hacia arriba se postró en mis labios, y le di un pequeño beso en la mejilla. Nino sonrió, y empezó a caminar hacia su casa. —Nos vemos ahora, Ladybug y Chat Noir.
ESTÁS LEYENDO
one last time ✔
Fanfiction"Solo una última vez... Una última vez déjame dormir a tu lado. Déjame ser quien te cuide en tus noches de insomnio. Quien te apoye cuando nadie más lo haga..." Solo te quiero de vuelta, Marinette... Una declaración que no había salido como a nuest...