Capítulo 7

1.7K 134 24
                                    

Marinette.

—¿Y sabes que le dijo Juleka? —me preguntó la madre de mis amigos.

Estaba apunto de estallar de la risa. Nos encontrábamos cenando, pero estábamos contando historias divertidas sobre nosotros cuando eramos más pequeños.

Negué con mi cabeza. —¿Qué le dijo?

—Pues puedes morirte ya, vieja estúpida. —todos los que nos encontrabamos en la mesa empezamos a soltar grandes carcajadas.

—¡Yo no recuerdo eso! —dijo Juleka muerta de la risa.

—Oh, créeme hermana que si lo dijiste. —dijo Luka, que se encontraba a mi lado, comiendo helado de chocolate.

Estar con él todo el día había echo que olvidara por completo a Adrien. No me acordé de él en ningún momento, y supongo que es algo bueno si quiero olvidarlo.

Miré la hora de mi teléfono, que marcaba las 20:18. Mamá me dijo que no llegara muy tarde a casa, y creo que se me está empezando a hacer de noche.

—Muchísimas gracias por dejarme cenar esta noche aquí. —sonreí en forma de agradecimiento mientras me levantaba de la mesa. —Pero creo que es hora de que me vaya. Mi madre me dijo que llegara pronto a casa.

La mujer de gafas rojas me sonrió. —Claro, cariño. ¡Eres bienvenida cuando quieras! Eso sí, tienes que contarnos más historias tuyas. —soltó una carcajada mientras se limpiaba una lagrima de la risa. —¡Tus historias son divertidísimas!

Solté una gran risa. —Claro que si.

Me fui a la habitación de Luka, donde estaba mi mochila. La cogí y Suspiré. Tikki me miraba desde el bolso con una gran sonrisa. Le guiñé un ojo y me giré, pero me choque contra alguien.

Abrí mis ojos rápidamente, y observé que era Luka con quien me había chocado. Estábamos muy cerca, y sentía su calor corporal... Mi garganta se secó, y miré sus ojos azules.

—Perdón por asustarte, preciosa. —me dio una sonrisa. —Pero quiero acompañarte a casa. —dijo guiñandome un ojo.

Le saqué la lengua para intentar quitar los remolinos que empezaba a crear Luka en mi interior.

—No hace falta. —le esquivé mientras empezaba a reírme, y salí de su habitación.

—Te acompaño igual. —por el rabillo del ojo vi como se encogió de hombros, y se vino detrás de mi.

Salimos al comedor, donde me despedí de Juleka y su madre, y salí del barco. Luka se puso a mi lado mientras empezaba a silbar alguna melodía al azar.

Esta noche en París era cálida, a diferencia de las demás; frías, oscuras, nubladas.... Hoy no había ni una sola nube en el cielo, y eso hacía que se pudieran ver las estrellas brillar.

Pasamos por delante de la Torre Eiffel, y los recuerdos de Adrien se me vinieron a la cabeza. Paré en seco, y tapé mis ojos con mi flequillo. Las lágrimas empezaban de nuevo a caer por mis mejillas.

Luka al ver que me había parado, se giró. Cuando vio que mis lágrimas caían, se acercó a mi y empezó a darme leves caricias por mi pelo.

Mi pecho volvía a doler. Su mirada esmeralda estaba clavada en mi alma, y no podía borrarla de mi mente por mucho que quiera. Sonará muy alocado y puede que hasta para algunas personas, inmaduro, por solo tener 16 años y decir que amo a un chico.

Y es verdad, amaba a Adrien. Este sentimiento había pasado de una simple atracción, a estar calada hasta los huesos por ese rubio. Desde el día que me regaló su paraguas, no he dejado de pensar en él. Y duele saber que él no siente lo mismo hacia mi.

one last time ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora