Capítulo 22

1.1K 92 20
                                    

Marinette.

Si tuvieras la oportunidad de volver atrás en el tiempo, ¿quién no lo aprovecharía, verdad?
Es decir, los errores que cometiste en el pasado, están marcando lo que es tu presente y posiblemente dañando el futuro al que aspirabas y ahora no podrás tener. Dime, ¿volverías atrás solo para cambiar esos errores? Muchas personas serían capaces de hacerlo por el simple hecho de cambiar alguna mala decisión en su vida, pero... ¿No estarías cambiado tu actual presente? ¿Cambiarías esa decisión sólo por ver que habría sucedido? ¿Solo por un “que-si”?

Yo nunca lo haría.

Por una sencilla y simple razón. Mi cuerpo está débil, siento como poco a poco mis energías se van consumiendo como un cigarrillo, pero a pesar de ello, a pesar de las consecuencias que me hayan llevado a estar así, fui yo quien decidí hacerlo, y no me arrepiento de nada, por que todo, absolutamente todo, sucede por una razón. ¿Qué me arrepiento de cocas hechas, dichas e incluso personas a las que le confié cosas y después me hicieron daño? Claro, pero esto es parte de la vida; tropezar con la piedra y seguir adelante, intentado dejar el dolor junto con la piedra.

Así es como crece y madura el ser humano.

Abrí los ojos con mucho dolor en mi costado izquierdo. Llevé una mano allí, y la levanté para ver si tenía sangre, y sin ninguna sorpresa por mi deducción correcta, vi la sustancia roja en la palma de mi mano. Empecé a escanear con astucia los alrededores de donde yo me encontraba tumbada ahora mismo. Tikki se encontraba a mi lado; estaba boca abajo, y el cansancio era palpable a vista de cualquiera. Un sentimiento de culpa se volvió a instalar en mi cuerpo y cerré los ojos para evitar llorar como la cría que era.

Solo tengo 16 años, y me creo una adulta porque me encargaron la misión de proteger París, ¿pero a donde voy yo con 16 años? Estoy en la edad de perderme, arrepentirme, pedir perdón y seguir adelante. Eso es exactamente lo que haría un adolescente de mi edad. Ante la realización de mis pensamientos, la escena de la rosa blanca cayendo en mis manos volvió como un Frisbee, provocando que abriera los ojos como platos.

Volví a inspeccionar el espacio en el que me encontraba. A unos cuantos metros, pude observar a Alya, Nino Y Chloé, en el suelo, tumbados con sus kwamis, cansados acostados al lado de sus portadores. Empecé a arrastrarme como un gusano hasta ellos, pero la herida en mi costado dolía como el mismo infierno. Sentía los mareos cada vez más fuerte, y cada vez veía incluso más borroso. Estaba empezando a asustarme ante todo esto, pero debía terminar con lo que había empezado, aunque fuera la última vez que lo hiciera.

Como pude, fui capaz de llegar a ellos. En esos momentos, Alya se estaba levantando, y sus ojos rápidamente empezaron a analizar la situación. En consecuencia a ello, su mirada finalmente cayó en mi cuerpo. Sus expresiones de sorpresa me lo decían todo: no se esperaba para nada en lo absoluto que yo, Marinette Dupain Cheng, adolescente de 16 años, hija de los mejores panaderos de París sería Ladybug. Emití una sonrisa entre irónica y de dolor, y posé la vista en Nino y Chloé, que nada más abrir los ojos, empezaron también a buscar a Ladybug, y me encontraron a mi.

Todas sus caras me lo decían todo, que no se lo esperaban. Un pinchazo cruzó por mi costado, y la mano en la que estaba apoyada, tembló, provocando que casi caiga de bruces al suelo.

—Marinette... —Chloé se acercó a mi, y se sentó a mi lado. Quitó los pelos que estaban pegados en mi cara, y arrancó un trozo de su chaqueta amarilla que tanto adoraba. La visión cada vez era peor, y no quería girarme para ver el posible charco de sangre que estaba dejando.

Una opresión en mi herida hizo que emitiera una queja de dolor. Mi respiración empezaba a aumentar debido al dolor que me estaba provocando eso.

one last time ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora