Yo invito (fanfic n.h)

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Antes. 

—Entonces, ¿Quién es ese famoso e idiota Theo? Si me permites llamarlo idiota, claro. 

—Puedes llamarlo como gustes. No voy a volver a relacionarme con él nunca en mi vida, lo juro. 

—¿Tan malo ha sido? —pregunta despacio—. Sigues sin decirme quién es. 

—Es mi ex novio. 

—¿Qué tan imbécil puede ser tu ex novio para dejarte abandonada a tu suerte en mitad de la noche en un lugar como este? 

—Por favor. Sólo vámonos de aquí. 

—Sí, tienes razón. —Pone el auto en marcha y, presionando el reproductor de CD's pregunta—: ¿Qué quieres escuchar? Snow Patrol, The Killers, Blink... 

—Blink está bien. —Sonrío. 

—Perfecto. ¿Podrías abrir la guantera y darme la caja de discos, por favor? 

Abro el pequeño cajón frente a mí y saco los CD's. Me pregunto a qué otros artistas escucha. Cuánta buena música debe guardar entre todos estos discos.  

—Gracias —dice en un tono muy casual, rueda la tapa de la cajita y busca el disco de Blink. La letra con la que ha escrito el nombre de la banda sobre él es sinceramente horrible, pero es un comentario innecesario que mantendré sólo para mí misma.  

Niall guarda el disco que estaba desde antes inserto en el radio y me devuelve en resto, entonces yo los regreso a su lugar de origen.  

—Entonces —dice al mismo tiempo en que la introducción de First date comienza a sonar—. Vámonos de este lugar apestoso. —Y nos saca del aparcamiento al fin.  

Durante todo el camino sólo me concentro en los versos de las perfectas canciones de Blink 182 y en las tipografías que llaman mi atención desde las calles solitarias. No tengo la menor idea de cuánto tiempo ha pasado antes de que Niall deje de tararear por primera vez y se dirija a mí, sin embargo, estoy casi segura de que se han reproducido 5 canciones. 

—Esa es mi casa. ¿Ves que cerca vivimos? —Apunta rápidamente hacia su derecha, quitando la vista del frente por apenas un segundo. 

De hecho, su casa está aún más cerca de la mía de lo que había imaginado.  

—¿Podríamos hacer una parada aquí? —pido sin siquiera pensarlo.  

Parece desconcertado en un principio, luego responde aún algo extrañado.  

—Eh... Supongo que sí. Por qué no. —Entonces detiene el auto frente al patio delantero de su propia casa. Honestamente, no sé por qué he tenido esta ridícula idea, pero aún no suena del todo mala. Aún me siento cómoda si vuelvo a pensarlo. 

El frío del exterior parece meterse a través de mis poros, erizándome la piel a lo largo de las piernas y los brazos. Lo sigo por el camino de piedras hasta la puerta, y una vez que entramos, enciende la pantalla de su teléfono para alumbrar la muralla hasta encontrar el interruptor de luz. Siento los ojos extraños y me cuesta ver bien durante los primeros instantes. 

—Aquí, ven. —Vuelvo a ir detrás de él, ésta vez hacia la cocina y enciende la luz que alumbra nada más que el mostrador. Lo observo volver a la sala para apagar la anterior, entonces el ambiente se vuelve tenue y agradable otra vez. 

—¿Quieres algo de beber o comer? —susurra—. Lo que sea. 

—¿Tú invitas? —bromeo. Niall se ríe despacio y deja caer su mirada al suelo, al mismo tiempo en que se rasca la parte trasera del cabello.