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Ahora

—Es probable que sean nudos. 

—Podría servirte, pero es algo complicado. 

—Venga, enséñame ese método. 

—Bien" dice, me quita a Poseidón de las manos y lo deja un poco más al centro de la mesa—. Primero que todo, necesitas estar tan derecha como puedas. 

Me remuevo en la silla y me apoyo con la columna muy recta en el respaldo—. Ya. 

—Ahora tienes que ponerte de lado" dice y gira su cuerpo en noventa grados en dirección a mí—. Así. De modo que el respaldo esté al lado y no detrás de ti. 

Hago lo mismo que él. —Ya —digo. 

—Al revés. Quiero decir, de espaldas a mí. —Me muevo hacia el lado contrario hasta quedar frente a la pared. 

—¿Ya? 

—Ahora muévete un poco hacia adelante. La idea es que ocupes solo la mitad del asiento y no toda la superficie. 

Doy un saltito hacia adelante, hasta que la mitad de mi trasero solamente está en el asiento. 

—Bien. 

—Tal vez te duela un poco la espalda, pero juro que funciona —me advierte—. Sin mover tus piernas de donde están y manteniéndote sentada en la silla siempre, comienza a tirar tu cuerpo hacia atrás, pero sólo desde la cintura hacia arriba. 

Obedezco y comienzo a impulsarme lentamente hacia atrás. Agradezco tanto tener buena resistencia abdominal, sin embargo, comienza a hacerse algo difícil a medida que retrocedo. 

—Puedo afirmarme, ¿no? 

—Sí, claro que sí. —Medio se ríe. 

Me agarro con una mano del respaldo de la silla y todo se hace más fácil. Siento cómo los nudos en mi espalda comienzan a sonar, uno tras otro. 

—Oh. ¡Está funcionando! —exclamo riéndome—. Auch. 

—Te dije que podía ser incómodo. —Connor se ríe también. 

Sigo yendo hacia atrás, hasta ver todo de cabeza y la mitad de mi cabello descansando en el suelo. 

—¿Por qué nunca hice esto antes? —Estiro mis brazos tanto como puedo y los dejo caer a cada lado de mi cabeza. Connor me sonríe desde su asiento y se ve gracioso desde mi posición. Suspiro, cierro los ojos y comienzo a relajarme, pero de pronto siento las patas y el peludo cuerpo miniatura de Poseidón caer sobre mi estómago semi descubierto. 

—¡No, Poseidón! —chillo riéndome por las cosquillas y arqueo la espalda en un intento por incorporarme y quitarme sus bigotes inquietos de la piel. 

—¡Lo siento, lo siento! —Connor se pone de pie inmediatamente para ayudarme a quitármelo, mientras yo no puedo hacer otra cosa que reírme. Al fin dejo de sentir las cosquillas y vuelvo a sentarme erguida en la silla—. No lo estaba viendo sobre la mesa, lo siento mucho. 

—No hay problema, solo me hizo muchas cosquillas —digo con vestigios de risa, volviendo a calmarme y limpiando la lagrimilla amenazante que se acumuló en la comisura de mi ojo izquierdo. Suspiro mientras Connor devuelve a Poseidón a su jaula. 

—¿Quieres tomar algo? —pregunto sonriente. Él sólo voltea la sonrisa tímida que lo caracteriza. 

Una hora más tarde sé, como, un montón de cosas nuevas sobre él. 

1. Asiste a St. Vincent's, el mismo colegio del que Niall egresó. Aunque eso ya lo sabía, desde el día en que Connor apareció por tercera vez fuera del apartamento, todo mojado y congelado. 

Yo invito (fanfic n.h)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora