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Antes.

—Te queda bien el viento.

Me río y le digo que está loco. Entonces continuamos nuestro camino hasta el auto. Y ruego que no intente besarme o algo cuando estemos dentro, porque eso arruinaría todo el rato divertido que he tenido hasta ahora.  

—¿Tienes frío? —me pregunta una vez que nos hemos subido, indicando el botón del calefactor. 

—Sólo un poco —digo. Presiona el botón y gira la perilla hasta el nivel mínimo—. Oye, ¿realmente estás interesado en mí? Amorosamente, quiero decir. 

—Síp —dice sin vestigios de duda—. ¿Supongo que no te incomoda eso? No es como si contigo me comportara de alguna manera en especial. No soy esa clase de perdedor. 

—Eso significa que no vas a intentar besarme cuando estés dejándome en mi casa, ni nada de eso —asumo con timidez. 

—¿Estás loca? Claro que no voy a intentar besarte —dice divertido—. Tú no estás cien por ciento interesada en mí, sería ridículo presionarte de esa manera. 

Me gusta mucho que aborrezca de esa forma la idea de presionarme, pero «¿Cien por ciento?» 

—Déjame aclarar, con todo respeto, que no estoy interesada. En absoluto. Cero por ciento. —No me atrevería a hablarle así a ningún otro chico que me invitase a cenar en una cita, pero Niall me da la confianza suficiente para ser completamente honesta con él, sabiendo que no va a tomarse nada a pecho y que su autoestima seguirá intacta. 

—Si tú lo dices... —responde, esforzándose poco por reprimir su risa. 

—¿Estás insinuando algo? 

—¿Yo? No. Yo, nada —dice con sarcasmo y yo me cruzo de brazos—. Sólo digo que si aseguras que no te gusto ni tan siquiera un poco, supongo que debería creerte. 

—No trates de jugar con mi mente, Niall. Porque no vas a lograr que me sienta insegura de lo que estoy diciendo. 

—No estoy jugando con tu mente, Vins, yo no sé hacer eso. Sólo las leo, no juego con ellas. 

Pongo los ojos en blanco, aunque aún me cause un poco de gracia la creatividad con que responde a todo. No sé cómo es que se le ocurren tan rápido todas esas tonterías. 

—Entonces no vas a estar presionándome ni recordándome que te gusto —concluyo—. Ni intentando atraerme. 

—Créeme. No voy a estar intentando nada. 

—¿Vas a tratar de alejarte, entonces? —pregunto. Ya comienzo a acostumbrarme a sus boberías y me agrada más que antes, no sé si me gustaría que por sentirse atraído hacia mí tenga que alejarse. Pero tampoco quiero que esté intentando conquistarme. 

—¿Por qué lo haría? 

"Porque supongo que cuando te gusta alguien y sabes que no tienes oportunidad, intentas distraerte de esa persona. 

—No he dicho que no tenga oportunidad. 

No puede estar hablando en serio. 

—Pues yo te lo estoy diciendo. —Medio me río, sin poder creer que aún esté tan seguro de todo lo que dice. 

—Sólo dije que no iba a estar intentándolo, jamás mencioné algo sobre tener o no chance contigo. 

—Como quieras —digo al fin. Si es tan terco, es su problema, no el mío. 

Ahora

—¿Te sucede esto siempre? —Niall me pregunta desde el umbral de mi puerta, entretanto yo respiro lenta y profundamente, tumbada en mi cama. Cómo aprecio el oxígeno después de una crisis de pánico. 

Yo invito (fanfic n.h)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora