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Antes.

—Sólo quería ver tu reacción. —Se ríe.

—Pues no lo hagas.

—Bien. Lo siento —dice, con el ceño fruncido y una sonrisa reprimida, haciéndome sentir como si fuese una total exagerada. 

Asiento en silencio y me pongo de pie. 

—Hey. No te vayas. Lo siento, ¿está bien? No creí que te molestara tanto. 

—No, no es eso —digo nerviosa e intento esbozar una sonrisa sincera—. Es que ya debe ser mi turno de tomar la ducha. 

Se levanta también y me alcanza, antes de poder entrar de nuevo a la casa. 

—¿Qué pasa? —Medio me río. 

—No estás entrando a la casa para tomar la ducha. 

—Eh, ¿sí? 

—Seguro. —Me desafía y toma mi mano, entrelazando inmediatamente sus dedos con los míos. 

—Niall... 

Por qué me hace esto, joder. Odio que siempre sepa exactamente cómo llevarme hasta el borde de perder la cabeza por él. 

—¿Qué? —Sonríe. 

—Íbamos a ir lento, ¿lo recuerdas? 

—¿A qué le tienes tanto miedo, Vins? —pregunta de pronto. Intento deslizar mi mano fuera de la suya, pero el presiona un poco más, sin dejar que me separe de él.  

—No tengo miedo. 

—¿Por qué ir lento, entonces? 

Su sonrisa comienza a agrandarse en proporción con mi ansiedad. Me muerdo el labio, desesperada por encontrar una respuesta, antes de volverme loca por el celeste de sus ojos, y por lo bien que le sienta sonreír.  

Divertido, eleva sus cejas.  

—¿Y bien? 

Causar todas estas cosas en mí y observar mis reacciones debe ser alguna clase de pasatiempo para él.  

—Es que no veo por qué apresurar las cosas. —Es la única explicación que viene a mi mente.  

—¡Apresúrate, Vinka! —Ivana literalmente grita desde una de las ventanas del segundo piso.  

Ambos miramos hacia arriba, justo cuando mi hermana cierra la ventana otra vez. Niall vuelve a mirarme y se ríe por lo bajo.  

—Salvada por la campana —dice y suelta mi mano.  

Sonrío también. Pero a pesar de sentirme aliviada de no tener que explicarle por qué estoy asustada de él, me inclino a darle un beso en la mejilla antes de entrar con prisa a la casa. No sé cuánto tiempo queda antes de que me vuelva completamente loca por él, pero no debe ser demasiado. De algún modo lo estoy disfrutando, sin embargo.  

Me volteo una vez más para ver a Niall a través del ventanal. Está mirándome directamente, con esa hermosa sonrisa disimulada y gesto desafiante. No va a rendirse aún, creo que eso es lo que trata de decirme.  

  

Ahora.  

—Escucha. No puedo prometerte una relación normal en este momento. Sí, tienes razón, todo está jodido. Pero podemos encontrar alguna forma de seguir juntos. 

—Pero es imposible, Niall —sollozo—. ¿Y qué se supone que yo haga cuando tú vayas a la cárcel? No van a ser días, podrían ser años. 

Yo invito (fanfic n.h)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora