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Antes.

Durante mi vida, un millón de veces antes tuve esta sensación en el estómago, tan característica del nerviosismo, eso que sientes antes de besar a alguien y que no puedes negar porque tu propio cuerpo está diciéndotelo. Tu interior te advierte que estás a punto de hacer algo que te gusta. Pero ésta vez es distinto. Es tan fuerte que asusta. Literalmente todo mi ser se revuelve y se adormece a la vez, el corazón me late en los oídos y en la boca del estómago, y esos cinco segundos no alcanzan a transcurrir cuando estoy dando un paso más cerca de él y poniéndome en las puntas de mis pies para besarlo.  

Esos cinco segundos están congelados.  

Cada músculo de mi cuerpo está tan tenso, pero a la vez anestesiado por el sabor dulce y semi amargo de su boca, fría por los vestigios de lo que sea que haya estado bebiendo. 

Mi pequeño movimiento se convierte en un beso tartamudo, hasta que Niall parece caer en la cuenta de lo que estoy haciendo y toma el control de la situación, acercándose un poco más a mi boca y tomando mis brazos al mismo tiempo, para ponerlos él mismo detrás de su cuello. Los dejo ahí mismo y relajo un poco los hombros, bajo las plantas de mis pies y él encuentra mi rostro para enmarcarlo con sus manos.  

—Mierda, Vins. Qué estás haciendo —me pregunta al alejarse, tan solo un poco.  

Trago saliva y niego con la cabeza. —No sé. 

Vuelve a besarme, y el primer contacto se siente como una caricia en mi labio inferior. No podría decir si me gusta más el sabor de su boca o el sabor de sus besos. Pero me gusta. 

Me gusta mucho. 

Hago un pequeño intento por separarme de sus labios, pero él sigue buscando lo contrario.  

—No. No hagas eso —dice y vuelve a besarme.  

—¿No hacer qué? 

—Intentar alejarte. —Me besa—. Tú me besaste, Vinka Stambuk. No tienes derecho a pedirme que deje de hacerlo ahora. —Vuelve a besarme—. Yo no puedo dejar de hacerlo. —Se ríe. 

Sonrío también y pongo mis manos en su pecho para oponer resistencia.  

—¡Niaaaaall —exclamo divertida cuando él sigue acercándose para besarme. 

  

Ahora

Todo se ve en orden cuando aparco en la casa de mis padres. Las luces están encendidas y el silencio reina en el patio delantero.  

Toco la puerta y me asomo por la pequeña ventana junto a ella, pero la cortina de velo que la cubre no me permite distinguir nada más que la luz y la silueta de los muebles en la sala. Apoyo una oreja en la superficie. Siempre que alguien camina a la puerta desde adentro en esta casa, puedes oírlo de esta manera. Nadie está viniendo a abrir. Vuelvo a tocar. 

¿Estará sola Ivana? 

«Estoy afuera, Iv. Abre la puerta» —escribo. Pero lo borro sin enviar y voy directamente a la opción de llamar. Su teléfono siempre está en modo vibrador, debería notarlo rápido. Corta la llamada y vuelvo a apoyarme en la puerta, y ahora sí puedo oír sus pasos.  

—¿Estás bien? —le pregunto en voz alta y modulo bien con los labios, de modo que pueda leerme. Ella sólo asiente, pero ni una sonrisa me permite ver. Entrecierro los ojos, ella sigue mirándome como si dijera «No trates de ser graciosa, porque te ves tonta» 

Yo invito (fanfic n.h)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora