La Noche Del Cazador (Parte 5)

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Zara se tapó la boca para evitar que el espanto saliera en forma de grito. Dejó pasar Claire con la computadora y un par de cajas y cuando sus ojos recorrieron el departamento todo cayó de sus manos. 
El lugar estaba completamente destrozado. Los almohadones rasgados, los cajones dados vuelta, la ropa desparramada, los platos rotos en la cocina, vidrios por el piso y el televisor estallado.
-Za... Zara necesito que llames al conserje- susurró Claire tomando su teléfono con las manos temblorosas.

Owen subió los escalones de dos en dos. La adrenalina que comenzó a fluir después del llamado de Claire todavía bombeaba en su sangre con tanta potencia que si se detenía podía explotar.
En la puerta del departamento el conserje hablaba con el responsable de seguridad del edificio. Ambos se volvieron y pese a la intriga que les causaba verlo caminar hacia ellos, se apartaron y lo dejaron pasar.
Zara estaba en medio del caos con el teléfono pegado a la oreja, tapó el auricular -Lowery está revisando las cámaras y cree que tiene una imagen!- susurró. 
Owen asintió adormecido por la maldad que veía en el destrozo. Camino entre los pedazos de vidrio, y los estantes volcados. Vio a Claire levantando del piso de su cuarto la almohada rasgada que se deshizo en una lluvia de plumas. Una sonrisa iluminó por un instante el rostro de Claire al ver caer las plumas lentamente. Parecía una imagen salida de un sueño pero pronto recordó que era la peor de sus pesadillas. Ser vulnerable a alguien. Esa sombra que la acosaba durante meses ahora estaba allí presente en su propia casa. 
-Al fin lo logró -susurro bajando la mirada cuando Owen estuvo frente a ella- al fin me alcanzó...me volvió débil...víctima...
Owen la abrazó con fuerza -Tenes miedo? Le tenes miedo? -le preguntó casi como una súplica.
Claire negó con fuerza apoyando sus manos en el pecho de Owen -No!! Lo odio- le aseguró. Él levanto su barbilla delicadamente- Entonces no va tenerte...
Las manos heladas de Claire se aferraron a la camisa de Owen y lo atrajeron a sus labios con desesperación. 

Lowery había logrado obtener una imagen de la cámara de seguridad. Owen repaso con detalle las facciones. Los ojos oscuros, pequeños e inquietos, rodeados de ojeras oscuras; la media barba y la altura promedio no lograban brindarle detalles para develar su identidad. Pero había algo que le resultaba familiar. Tenía una sospecha pero su atención se volvía permanente hacia Claire que continuaba en el teléfono convenciendo al Sr. Masrani que estaba a salvo, que los destrozos de su casa se habían debido a un robo que la seguridad del edificio estaba investigando.
Owen volvió a revisar la imagen pensando si estaban eligiendo el camino correcto al no decir toda la verdad. Al ocultar parte de la información.
La tarde se consumía en el horizonte, al calor que rodeaba el bungalow presagiando una noche agobiante. Owen se frotó los ojos cansado, esperando que en un recodo de su memoria se despertará el recuerdo del rostro que estaba memorizando de tanto verlo.
Claire cortó el teléfono con la convicción de haberse transformado en otra persona. No sólo por haberle mentido al Sr. Masrani o por haber ocultado información al equipo de seguridad valiéndose de su posición gerencial, sino también por acercarse a Owen de forma desesperada. La presencia fantasmal del acosador la había empujado a reaccionar de forma instintiva, basada en las sensaciones primarias de la necesidad y la confianza. 
Lo encontró de pie frente a la ventana de la pequeña cocina con la mirada fija en la pantalla del celular estudiando la captura que le había enviado Lowery. No logro evitar el impulso de rodearlo con sus brazos y apoyar su mejilla en el centro de su espalda. Fácilmente podría haberse dormido en esa posición, dejando que la respiración de Owen la llenase de calma y percibiendo como los latidos de sus corazones se sincronizaban.
Owen desarmó el abrazo con delicadeza para mirarla a los ojos y besarla por tercera vez ese día. Quería despojar su mente de la fatídica sensación de estar aprovechando un momento de debilidad pero no pudo hacerlo. Necesito toda la voluntad que le quedaba para separarse de ella. 
Claire lo miro a los ojos sonriendo   -No estás te estas aprovechando...-cerro los ojos- en medio de esta locura...sos lo único que tengo... lo único que necesito...
Owen asintió con alivió, sus manos se enredaron en el cabello rojizo y la beso una vez.
El cielo no se abrió en dos como fruto de una maldición. La ansiedad no licuó sus cuerpos. Nada de lo que habían pensado o fantaseado pasó. Cada movimiento fue tan gradual y natural, tan fluido y sincronizado que ambos sentían que cada caricia se imprimía a en la piel de forma imborrable. 
-Ne... necesito que me mires- suplicó Owen suspendido entre el deseo y la desesperación.
Claire abrió los párpados lentamente. Sostuvo la mirada de Owen en el preciso instante en el que ingresaba en su cuerpo y a causa de la intensidad, también en su alma.
Un suspiró profundo se desplegó en su pecho. Mantuvo la promesa de no cerrar los ojos y con cada empuje, con cada jadeo, con cada beso se construirá una conexión profunda. Sumergidos en la ignición de sus cuerpos, ambos se despojaban del temor de pertenecer a otra persona.

El recuerdo se materializó como las ondas de la marea...develándose de a poco, lentamente. Owen abrió los ojos en el medio del ámbar cálido de la mañana y la certeza cobró una dimensión completamente real -Kevin Edwards, de la Unidad de control de especies!- dijo sentándose de golpe
en la cama arrastrando el brazo de Claire con fuerza y despertándola en un sobresalto. 
Owen la envolvió en sus brazos -Lo siento... perdón- beso su frente.
Claire parpadeó desorientada hasta recordar en donde estaba y enfocarse en Owen. Sonrió somnolienta y acarició sus mejillas 
-Lo recordé Claire, se quién es!- le explicó Owen con alivió- vamos a terminar este juego. Te lo prometo…

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