Ignición (Parte 1)

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Owen Grady había perdido el control. Estaba encerrado en el baño de visita de las oficinas de dirección. Le temblaban las manos y la sangre se había escurrido de su rostro dejándole un aspecto fantasmal y enfermizo.
Su vida laboral había estado signada por el autocontrol y la disciplina aún excediendo sus responsabilidades en la marina.
Pero ahora estaba allí, avergonzado al punto de pensar en salir de la Isla Nublar en el próximo Ferri como única opción a su miseria.
El calor desesperante del error irreversible subía por su cuello y lo dejaba sin aire.
Aún no entendía como podía haber reaccionado de esa manera ante la misma escena que vivía cada vez que se cruzaba con Claire Dearing.
La contienda verbal era siempre intensa, llena de golpes bajos e insinuaciones sexuales. Cada afirmación era devuelta con más agresión y más ingenio.
-Por alguna razón te crees con derecho a decirme que hacer...no soy tu empleado! Trabajo para Ingen.
-Yo firmo los cheques para darle de comer a tu harem de velocirraptors y nisiquiera tenés la dignidad de mirarme cuando hablamos!
-Creeme que te miró más de lo que te gustaría saber pero no soporto que me trates como un ser inferior soy un Alpha linda!
-Solo vos te crees eso y no me digas linda!
-Si nos encerramos cinco minutos en tu oficina...te puedo mostrar porque soy el alpha
-Creeme que no tengo el mínimo interés en verificar esa estupidez...
-No me enfrentes ni me insultes!
-La impotencia es una enfermedad... jamás me burlaria de una discapacidad...
Las palabras quemaron sus oídos por lo denigrantes pero a la vez por negar una realidad que su cuerpo llevaba dolorosamente a cuestas desde el inicio de la discusión. La realidad se tornó borrosa, solo lograba ver a Claire desafiante y soberbia y sin pensar en nada más que en la atracción que le quemaba la piel, la tomó con fuerza de la muñeca izquierda y la metió dentro de su propia oficina. Apenas luchó, no había desesperación en su mirada y sus pupilas dilatadas junto al intenso rozado de sus mejillas lo impulsaron a continuar. La empujó contra la puerta y la presionó contra ella. La notó tragar con fuerza un segundo antes de devorar sus labios con avidez.
Claire ahogo una maldición en el fondo de su garganta y eso lo paralizó de pronto. No reconoció la sutil apertura de su boca que le daba acceso a un beso más íntimo y profundo. Había traspasado todos sus límites, se había dejado dominar por el deseo y había lastimado la confianza de Claire. Se apartó temblando pidiendo perdón mil veces mientras las lágrimas de la vergüenza se dibujaron en sus ojos. Salió de la oficina corriendo.
Se miró al espejo y tomó la desición de redactar la renuncia.

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