Criaturas Nocturnas (Parte 1)

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Criaturas Nocturnas

Hola de nuevo!
Arranca una historia de varias partes. No es canónica, no va a haber cita con tequila o incidente de indominux como lo vimos en las películas. Es una historia romántica especialmente centrada en distintos hechos que, tanto a Owen como a Claire, les hicieron perder la fe en las personas. 
Espero que les guste y veremos hasta donde podemos llegar. No tengo un final pensado.

Claire miró el final de la calle envuelto en sombras y el cansancio que sentía en el cuerpo se difumino en el alivio de estar sola. El silencio era tan profundo que podía escuchar en la brisa la actividad nocturna de algunos animales del parque.
Comenzó a caminar de memoria guiada por la costumbre y la rutina de saber que sus pasos sobre el asfalto terminarían pronto y que la arena de la playa se imprimiría en la planta de sus pies. Uniendo su peso en la suave superficie podía dejar atrás la tensión.
Como cada noche se sacó los zapatos y respiró el aroma del océano cerrando los párpados embargada de alivio. Había tenido el tiempo suficiente para cambiar su atuendo empresarial por un par de jeans y una remera blanca como único Punto de unión con su ropa habitual. Su turno había terminado y sentía una profunda paz.
Claire Dearing amaba su trabajo. Ponía toda su energía para mantener en funcionamiento cada engranaje de un imperio que no le pertenecía y su recompensa era el orgullo de saber que había dado su mejor esfuerzo cada día para estar dentro de los estándares de la perfección.
Pero había un daño colateral, una acción residual en esa actividad que la colmaba de logros. Tenía que relacionarse una y otra vez con personas. Algunas de ellas eran dulces y agradables, como Vivían. Otras excéntricas y peculiares como Lowery o dinámicas y divertidas como Zara. 
Otras simplemente desearía nunca haberlas conocido como Víctor  Hoskins con su petulancia violenta o Owen Grady con su confianza desmedida y su arrogancia que le hacía perder la paciencia y quebrar sus límites. Y eso era precisamente lo que despreciaba de las personas, esa suerte de ilusión que creaban ante otros para finalmente mostrarse en su verdadera naturaleza.
Owen Grady la perseguía constantemente, colmando su paciencia lo suficiente para luego hacer algún comentario provocador  o alargador, que bien podría ser interpretado como un genuino interés o un simple acoso. A diferencia de otras personas a su alrededor, se mostraba dual sin reparos y eso le resultaba curioso, casi atractivo.
Claire caminó cerca del borde del océano sin dejar que la humedad llegase a sus pies. Existía en sus pasos la tentación de tocar el agua pero debía mantenerse lo suficientemente alejada. Algo similar a lo que le pasaba con Owen pensó.
Se sentó sobre una piedra y miró el horizonte. El cielo oscuro lleno de estrellas, la hizo sentir anónima, ínfima. Por un breve lapso de tiempo sintió el peso de la soledad. Recordó el momento en que perdió la confianza, ese preciso instante en donde decidió que el valor de las personas en su vida habría de ser relativo y sacrificable. Y en su memoria esa Claire jadeante, con el pómulo fracturado y el labio partido, le era tan frágil y desconocida que le pareció otra mujer.

Owen Grady cerró los ojos y se llenó los pulmones de aire de mar aliviado porque esa noche Barry no lo hubiese invitado al bar como cada viernes.
Dejó que la vista se le perdiera en el tramo más lejano de la playa conciente de que cada trote en su carrera iba a terminar de cansarlo lo suficiente para dejar atrás las preocupaciones, el trabajo, el insomnio y el peso de una soledad tan arraigada en su personalidad que había pasado a ser parte de su esencia.
Estiró los músculos de las piernas como le habían enseñado en las clases de educación física del orfanato. Pese a la rigurosidad y la falta de lazos emocionales, aquel lugar terminó siendo mejor que las tres familias que lo acogieron a lo largo de su infancia. Una de ellas pretendía encausar su carácter explosivo a los golpes, la siguiente estaba demasiado ocupada trabajando y no existían los horarios ni la obligación de ir a la escuela y la última había intentado sacar un redito económico de su capacidad como deportista.
Cuando Owen Grady volvió a los 13 años al orfanato para terminar de estudiar, se dio cuenta que había perdido la fe en las personas. Todas tenían una intención oculta o una personalidad velada que salía a la luz simplemente para destruirle la esperanza.
Los primeros pasos de la carrera le parecieron extraños. La arena otorgaba peso a sus pies y recargaba su respiración por el  esfuerzo. Cuando decidió dejar de correr por la jungla sabía que la playa le iba a resultar agotadora pero necesitaba un desafío nuevo.
Pasaron varios minutos de carrera cuando necesito volver a detenerse  y mientras recobraba el aliento apoyado en sus rodillas le pareció ver a lo lejos, sobre una piedra, la silueta de una persona mirando el mar. Se incorporó y reconoció fácilmente los hombros derechos, el perfil elegante y el cabello rojizo de Claire Dearing.
Owen perdió la cuenta de por cuánto tiempo permaneció encantado por su presencia, sonriendo con una expresión boba en los labios. Se sonrojó y reprimió las ganas de acercarse o hablarle. 
El temperamento volátil y estricto de Claire lo mantenían alejado y atraído casi de forma similar a como le pasaba en su trabajo, en su relación con los velocirraptors y en especial con Blue. 
Claire tenía una mirada curiosa, esquiva y seductora que solía desplegar con naturalidad en cada una de las discusiones que mantenían. Podía recitar de memoria cada una de sus expresiones, fruncir la nariz, levantar la barbilla, sonreír de costado o girar los ojos hacia atrás. Había estudiado su comportamiento, sus reacciones pero había un componente impredecible en ella. Un factor que lo atraía de forma inconsciente.
Sin poder sacar sus ojos del perfil encendido por la brisa atrapada en su cabello Rojo, se acercó lentamente.
-Se acerca la tormenta?
Claire se volvió con varias  emociones escritas en sus facciones; furia, sorpresa y emoción entre varias, entrecerró los párpados -Después de tantos años en la Marina, se supone que ese es su departamento Sr. Grady.
Owen sonrió y miró el horizonte -Owen...en un par de horas la tormenta va a tocar la isla
-Me gustaría que tuviese esa precisión con la entrega de los reportes...
-Ouch- dijo Owen tocándose el pecho acusando un golpe en el pecho en tanto extendía la mano para ayudarla a bajar de la piedra. La primera reacción de Claire fue contraer su mano, resistiendo la necesidad de un soporte, mirando con recelo y levantando la barbilla con orgullo.
-Esta resbaloso...- aseguró Owen intentando parecer confiable, bajando los hombros y sonriendo con amabilidad.
Claire dudo unos segundos y decidió aceptar el gesto de caballerosidad. La sorprendió la calidez en la palma de Owen y la presión de sus dedos la hizo sonrojar. Retiro su mano ni bien sus pies tocaron la arena.
Owen la miró con curiosidad, perturbado por la fantasmal sensación de calidez de sus dedos.
Claire lo observó detenidamente -Corriendo?- pregunto
-Si, nunca lo había hecho por la arena...es agotador...
-Quizás no es su terreno- susurró Claire sonriendo levemente de costado sin ocultar un doble discurso en su observación, quizás alentada por la forma casi predatoria en que él la miraba.
Owen se encogió de hombros -Necesito un desafío nuevo...ponerme al límite
-Pensé que trabajar con velocirraptors era suficiente...
Esta vez fue Owen quien sonrió y sostuvo su mirada por más de la cuenta -Me gustan las cosas difíciles...me descubriste.
Claire levantó sus zapatos y comenzó a caminar en dirección al asfalto -Espero que tenga suerte...
Owen se quedó observándola irse y decidió tomar el riesgo de seguirla
-Vamos por el mismo camino- aseguró viéndola curvar los labios de forma seductora.
-Mmmm no creo señor Grady
-Al menos para salir de la playa Claire- simplificó Owen dejando de lado las ganas imperiosas de continuar jugando al doble sentido. Se aclaró la garganta -La playa...es algo que haces de forma habitual?- pregunto casualmente.
Claire se volvió con la intención de contestar de forma tajante a la impertinencia pero algo genuino en la mirada de Owen la hicieron cambiar de parecer. Esta vez ella necesitó aclararse la garganta -Los martes y viernes... necesito ver el mar antes de dormir- susurró casi con vergüenza.
Owen asintió y bajo la vista -Yo necesito correr antes de dormir y...y se que te va a parecer que...que estoy intentando algo pero no...los martes y viernes son los días que tengo para correr...yo...voy a cambiar de recorrido y no...
Claire se detuvo de golpe y apoyó su mano sobre en antebrazo de Owen -No hay problema señor Grady...no me molesta verlo correr- sonrió bajando la vista.
Owen asintió y lamentó que la mano de Claire abandonará el contacto.
Ambos retomaron el camino de vuelta en silencio.

 

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