Almas (Parte 2)

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Claire se sentía incómoda. No era la primera vez que tenía que atender a un grupo inversor pero si era una de la pocas veces que le tocaba escoltarlos hasta tan tarde de bar en bar.
Estaba tan agotada que le costaba ver qué uno de los más jóvenes miembros del grupo intentaba una y otro vez invitarle un trago o prolongar la conversación con un tono de voz meloso.
Su día había comenzado a las seis de la mañana ese día y cuando el reloj daba las once de la noche no existía trago capaz de despabilarla.
-Te pido una copa de champagne más?- le pregunto el insistente inversor y esta vez le tocó la mano despertando sus alertas. Fue entonces que se dió cuenta de su mirada empalagosa y su proximidad. Tragó con fuerza y se disculpó simulando recibir un mensaje en el celular.
Se apoyó sobre la barra y buscó en vano alguna excusa para irse de inmediato. El bullicio de una mesa la distrajo. Sus ojos se cruzaron con los de Owen Grady que apuraba su cerveza en medio de dos chicas. Ambas reían de alguna broma y acariciaban su cuello y su pecho de manera alternada.
Claire sostuvo si mirada con una expresión vacía. Conocía como todos la fama de mujeriego que el entrenador había forjado en el año que llevaba en la isla. Y pese a lo que había sentido la primera vez que se habían visto, había logrado poner distancia entre ambos. Por cortesía lo saludó con un gesto y él levanto la botella para responderle.
Owen sintió que el corazón le latía con fuerza en el pecho. No sé debía a las caricias de las mujeres que lo rodean, que no paraban de susurrarle cosas al oído, tampoco sé debía al alcohol del que solo había tomado un trago. Todo se debía a ella. A su mirada. A su presencia. Dejó la botella sobre la mesa pero fue incapaz de dejar de mirar en su dirección.
Claire espió su reloj una vez más y pensó que ya era demasiado tarde y había invertido demasiado tiempo en estar cuidando al manojo de inversores bebidos. Se acercó a la mesa y luego de desplegar un rosario de elogios se disculpó por tener una reunión a primera hora de la mañana siguiente y se dispuso a salir del bar.
-Te... te acompaño...- le dijo el joven de la mirada insistente.
-Gracias pero no es necesario, vivo cerca...
-Mejor...
-No es necesario de verdad...
-Soy un caballero...vamos...
Claire no supo cómo evitarlo y sin pretenderlo ya estaba a su lado saliendo por la puerta.
Owen sintió un vacío en la boca del estómago cuando la vió salir con el tambaleante inversor. Se levantó para seguirla con un impulso violento que lo dejo sordo al reclamo de las chicas a su lado. Cuando empujó la puerta, le costó un par de minutos ver el reflejo de su cabello rojo al doblar la esquina. Le pareció que el movimiento de su cuerpo había sido demasiado rápido quizás por el brazo inoportuno del hombre que iba con ella. El odio lo llenó de energía y corrió hasta el final de la calle.
Claire utilizaba toda su fuerza para desprenderse de las manos del inversor que no se detenía en intentar besarla a la fuerza. Se sentía inútil, avergonzada y enojada todo en una fracción de segundo.
-Hijo se puta!- gruñó Owen mientras apartaba al inversor de Claire y lo empujaba lejos.
El hombre estuvo a punto de caer pero se enderezó con soberbia y sonrió se costado -Ehhh... tranquilo es parte de su trabajo...hacerlo por nuestro dinero...
Owen sintió que su visión se volvía roja de furia, cerró los puños dispuesto a despedazarlo pero notó que Claire tiraba de su brazo y pasaba a su lado prácticamente flotando. El estruendo de la cachetada fue tan violento que le puso la piel de gallina.
Claire se quedó jadeando, mirando la marca que le había dejado al inversor y el orgullo inundó su pecho.
-Sos...sos una maldita perra...- dijo el hombre con asco y no pasaron dos segundos hasta que Owen lo levanto del cuello y lo miró a los ojos de forma asesina -Voy a contar hasta tres...cuando te suelte quiero que corras porque si te alcanzo te van a tener que reconocer por las piezas dentales!...
La reacción cobarde de propasarse que tuvo el inversor estuvo acordé con su carrera desesperada por alejarse de la amenaza del entrenador.
Owen se perdió un instante en observar la estúpida carrera del hombre y cuando se volvió para ver a Claire la notó inusualmente pálida -Estas bien?- le pregunto como un reflejo sabiendo con anticipación que la respuesta no sería del todo cierta.
Claire apenas movió la cabeza asintiendo mecánicamente pero con ese simple movimiento no logró evitar que un par de lágrimas pintaran de plata sus mejillas.
Owen notó que su pecho se contraía al verla sufrir y dió un pequeño paso hacia adelante.
-No -susurró Claire retrocediendo con miedo pero no lo suficiente y la punta de sus dedos tocó una de sus lágrimas con ternura. Su primer reacción fue cerrar los ojos y luego, casi por instinto, se inclinó tímidamente sobre la caricia.
Owen no podía moverse o parpadear por temor a romper el delicado equilibrio que los mantenía juntos pero aún así dió un paso más hacia ella y sin pensar en nada rozó sus labios.
El tiempo se congeló en ese pequeño instante. Un sentimiento antiguo, olvidado se materializó entre ambos. Una corriente eléctrica los recorrió activando un circuito emocional.
A Claire la capturó en miedo y se separó de Owen de golpe con la respiración agitada y las pupilas dilatadas -No...- susurró.
-Lo lamento...- se disculpó Owen retrocediendo casi con dolor.
Claire bajó los ojos incapaz de sostener su mirada -Mejor...mejor me voy...- le dijo titubeando entre el deseo de quedarse y el temor de sentir algo demasiado fuerte e irracional por un hombre cuya fama de casanova era la más grande de toda la isla.
Owen quiso detenerla pero no sé sentía confiado de suplicar cuando no comprendía porque necesitaba tenerla a su lado con una desesperación incomprensible.

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