La Chica del puesto de recuerdos (Parte 6)

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Owen era un hombre simple, pendiente de los detalles y por momentos tan romántico que podría resultar empalagoso. Cuando comenzó su relación con Claire Dearing la pasión que los consumía en cada encuentro había opacado esa parte de su personalidad y, definitivamente, la había ahogado con la desición que ella había tomado de mantener todo en secreto.
El relámpago iluminó la calle brevemente y Owen cruzó corriendo antes de que el puesto de flores cerrará a causa de la lluvia. No sé arrepintió de pagar demasiado caro el ramo de rosas amarillas porque sabía que eran las favoritas de Claire. La tormenta se desató violenta y por unos instantes se maldijo por no tener un auto y andar por la vida en moto. Empapado miró el reloj y dedujo que todavía faltaban quince minutos para que Claire saliera del turno doble del centro de control. La noche se hizo más oscura y corrió a refugiarse bajo el techo de un kiosco de diarios que estaba cerrado.
Protegiendo las flores se dispuso a esperar cuando varios mensajes llegaron a su celular. Eran todos de Mery.
-Hola amiguito...perdón pero no voy a poder cumplir con la denuncia...lo que menos quiero en la vida es perder mí trabajo y dejar de verte...
-Podemos tomar un café un día?...si tu novia no se enoja...
-Sos lo único que tengo y...me cuesta decirlo...pero creo que te necesito...
Owen bloqueo la pantalla sin responder. Tenía una extraña sensación de vacío en la boca del estómago. Una lucha interna y secreta se libraba en su interior   entre la pena que sentía por quién creía su amiga y la atracción física y emocional que experimentaba por Claire.
Algo le hacía pensar que Mery era un ser lastimado y frágil que se aferraba rápidamente a los efectos y no quería abandonarla. Pero sus mensajes cargados de una doble intención le hacían sentir esa suerte se invasión emocional que había alejado a Claire esa mañana. Cuando a la tormenta se le sumo el viento tropical tuvo una cosa en claro. Necesitaba recuperar a Claire.
-Me voy a empapar- dijo Vivían al lado de Claire cuando salieron del centro de control y se encontraron con la tormenta. Claire negó, sacó el paraguas de su bolso y se lo dio  -Yo vivo más cerca- le aseguró con una sonrisa genuina- tengo corazón después de todo!- agregó e hizo reír a la joven que le aclaró que ella nunca lo había dudado salvo quizás cuando había trabajado doble turno en navidad. Ambas rieron y se despidieron concientes de que la lluvia duraría toda la noche y cuánto antes llegasen a casa mejor.
Claire se aferró a su bolso tratando de juntar coraje para dar el primer paso y dejar que el agua cubrirse furiosamente su cuerpo. El frío recorrió su piel en un segundo, pese al calor de la noche tropical, el agua estaba helada por haber atrapado la condensación en la altura del volcán.
Owen cruzó la calle lentamente, intentaba en vano proteger las rosas y con pena notó que algunos pétalos se desprendían y caían sobre el asfalto reduciendo las intenciones preciosas de impresionar a Claire con la belleza de un ramo completo. El frío empañó su nombre cuando la llamó casi gritando a causa de la fuerza de la lluvia.
Claire se volvió quitándose el cabello mojado de los ojos y vió a Owen correr hacia ella con medio ramo de sus rosas favoritas, empapado y tembloroso. Lo miró unos segundos intentando descifrar que se desprendía de la profundidad de su mirada y pese a presentir el poder de las palabras que no se atrevía a decir se acercó a él con el fantasma de una sonrisa en sus labios.
Lo notó nervioso cuando extendió el ramo y vió que sus facciones se desilusionaban ante el desmembrado puñado de flores. Claire sintió ternura y le sonrió con dulzura tomando el ramo destrozado evitando con sutileza rozar sus manos -Gracias- susurró.
El tiempo se volvió lento dejándole a Owen la certeza de que Claire iba a volverse y dejarlo tiritando bajo la lluvia. Antes de que lo hiciese quiso decirle que lo sentía pero no logró que su voz se elevase en la lluvia. Las palabras quedaron en el aire suspendidas como vapor. Owen se dió vuelta resignado a volver a subir en su moto hasta pescar una pulmonía y fue cuando reconoció el valor de los dedos de la mano de Claire enredarse con los suyos y al tirar de ellos de forma silenciosa supo que debía seguirla.

La gruesa alfombra del hall de los departamentos ejecutivos quedó empapada apenas cruzaron la puerta. Era demasiado tarde para que el personal de seguridad estuviese de guardia para reprenderlos cuando dejaron la estela de agua camino al ascensor.
Claire se mordía el labio intentando silenciar miles de palabras que no quería decir. Quería que el tiempo deshiciera esa fatal sensación de sentirse herida aún cuando llevaba en una mano un ramo de flores y en otra la mano de Owen que no había dejado de mirarla con es expresión de perro apaleado.
-Voy a traer una toalla- susurró Claire aliviada de poner distancia entre ambos. Se perdió en su cuarto más de la cuenta, preparando sábanas y una almohada para el sofá incapaz de saber si sería capaz de decirle a Owen que no quería dormir con él.
Se cambio rápido dejando la ropa mojada en el baño. No le importo volver a usar, como cada noche, la remera de la marina.
Owen estaba en la misma posición en que lo había dejado apoyado en la isla de la cocina con la cabeza baja y el frío en el cuerpo. Claire se acercó con cuidado y me extendió la toalla sin evitar notar que sus ojos registraban su mínima ropa.
Los nervios traicionaban a Owen con la torpeza y la lentitud. Tenía miedo de hablar y romper el delicado equilibrio que lo mantenía cerca de Claire que apenas estaba vestida y seguía usando su ropa como si nada hubiese pasado.
-Te ayudo- la escuchó decir y la parte eficiente de la mujer que tenía al lado le arrebato la toalla y comenzó a secarle el cabello. Los movimientos enérgicos se volvieron más lentos cuando ninguno de los dos pudo dejar de mirarse.
Owen levantó la mano y con la punta de los dedos recorrió los labios de Claire paralizandola y volviendo su mirada más cristalina a causa de las lágrimas.
-Lo siento- susurró reprimiendo las ganas de besarla para no pensar en que quizás lo haría por última vez.
Claire tomó su mano lentamente, no para alejarlo sino para atraerlo hacia ella y rozar sus labios.
Owen agradeció en silencio que se quebrara la desconfianza que los alejo y cerró los ojos al sellar el beso volviéndolo más profundo e intenso.
Ninguno de los dos fue capaz de saber cómo dejaron atrás el frío de la lluvia atrapado en la ropa mojada pero el contraste de temperatura entre el helado cuerpo de Owen y la tibieza de Claire era una metáfora de cuan lejos habían estado y cuanto se necesitaban.
Claire abrió los párpados con lentitud y observó la mirada honesta de Owen cuando le dijo que la amaba. En ese preciso momento su cuerpo se deshizo en miles de fragmentos de placer pero sus labios permanecieron sellados cuando más deseaba responder.
Owen apoyó emla frente en su cuello, pero aún con el aire errático escapando de sus pulmones parecía haber recobrado la paz.

Mery encendió otro cigarrillo y miró la pantalla del celular esperando una respuesta de Owen. Caminó en la oscuridad de su departamento y se sintió desesperada. Tenía en la boca del estómago el presentimiento de que Owen estaba con ella y de que nada de lo que hiciera lo haría cambiar de opinión. La tormenta había comenzado a apagarse cuando imagino que perfecto sería su mundo sin ella.

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