Recuerdos de Amor 《Kim Namjoon #2》Completa✔

Capítulo 4

Presente:

En serio que tengo miedo

Ver al hombre frente mío con aquella máquina solo hace que las ganas de salir de aquí se eleven a un nivel nunca antes sentido.

Siento mi cuerpo temblar como nunca y como sudo frio al ver al señor frente mio.

¿De verdad no me cortara el brazo?

¿No debería estar atento hacia mi en vez de mirar la televisión?

—Joven, Kim— inquiere el señor de blanco con una ceja alzada y negando— Debe calmarse que su brazo no sufrirá nada... al menos que te muevas.

¡¿Quién me garantiza eso?!

Quizás por descuido, esa cosa me corte y tenga que usar un garfio.

—Joon, tranquilo—ella posa sus manos en mis hombros. —Todo estará bien, no seas un llorón —Aquello me tranquiliza y le extiendo mi brazo enyesado al señor.

El señor trae una pequeña mesa y ya con mi brazo extendido, enciende la máquina de nuevo.

—Solo sentirá una presión y vibración...

—Y un corte ...—añado y el niega riendo para luego bufar. Y es que debo ser un paciente realmente difícil con tremenda desesperación que corre en mi venas.

¿Estoy siendo muy exagerado? Quizás, pero aquella máquina que gira y suena como cierra electrica solo me da mala espina.

Adiós brazo, adiós.

—¿Listo?

—¡Espere!—digo casi gritando haciendo que enfermeras se detengan de sus cosas y me miren curiosas y burlonas. Me avergüenzo y carraspeo mi garganta—Quiero ir al baño

El doctor me mira extrañado para luego reir. Sun hee se empieza a carcajear y yo no le veo gracia. La verdad es que necesito ir, así que me levanto y sin más me encierro en el baño de la habitación.

Allí dentro respiro hondo y me veo en el espejo.

¿Tanto miedo a ser cortado?—me cuestiono y flashbacks cruzan mi mente. Un sonido agudo se hace presente y un llanto se escucha.

Trago mientras me siento temblar y recuerdo el color rojo y su cara de tristeza al verme. Cierro mis ojos tratando de olvidarla pero no es fácil olvidar a tu madre.

Menos cuando estaba toda golpeada y cortada.

—¿Joon?

Abro mis ojos y siento un frio correr mi cuerpo—Ya salgo

—Vamos, apurate que tengo cosas que hacer.

Aquello suena muy frio para mi pero lo ignoro al instante en el que tomo fuerzas y salgo del baño.

—¿Ahora si estas listo pequeño cobarde?—comenta con burla y yo solo sonrio aun cuando no quiera.

Me acerco al doctor. Asiento una vez más y aquella máquina se dirige a mi brazo. Cierro los ojos y tal como dijo el señor, una vibración y una leve presión se empieza a sentir por todo mi brazo hasta mi mano.

Siento como si me cortara pero a la vez no, es raro o quizás ya esté loco. Me da igual, solo quiero que termine.

Abro los ojos lentamente para ver si hay sangre pero en vez de eso, polvo blanco del yeso se esparce por el aire.

Trago saliva al ver como el señor lucha con la máquina para después detenerse y sacar una pinza. Con ella se ayuda para abrir el yeso y lo logra.