El timbre de su apartamento se escucha al mismo tiempo en el que ingiere el cuarto de pastilla para la noche. Posteriormente se apresura a abrir y sonríe tímidamente al muchacho de cabello rojizo que se encuentra al otro lado.
—¡Una pizza para Amajiki-san! — exclama el menor, mostrando la caja de algún restaurante grande y comercial.
—Sí... Gracias por traerla— responde el dueño del lugar, dejando pasar al más pequeño en edad, pero ya no en estatura.
—No es nada— sonríe Kirishima, dejando la pizza de tamaño familiar sobre la mesita de centro de la sala de estar y oyendo como Tamaki cierra la puerta del apartamento a sus espaldas—. Usted ha puesto el lugar para hacer el maratón de películas, creo que es lo menos que puedo hacer.
—No... No... — niega el de alargadas orejas, adentrándose a la cocina—. Realmente te agradezco, Kirishima-kun.
—No se preocupe— oyendo el tintineo de cristal chocando entre sí al otro lado de la casa, el pelirrojo, ya bastante acostumbrado a estar en el departamento, se sienta en el sofá frente al televisor y toma el control remoto entre sus manos—. ¿Qué quiere ver, senpai?
—Cualquier cosa está bien.
—Uhm...
Tamaki entonces regresa a la sala, con un par de vasos, platos y una botella de soda que deja junto a la caja de pizza. Finalmente, se sienta junto al muchacho teñido que navega por la interfaz de la aplicación para ver series y películas, buscando algo que le llame la atención.
—Esa se ve bien — comenta el de ojos rojizos, señalando la portada de la película en la pantalla—. La tumba de las luciérnagas... Es de los estudios Ghibli. Dicen que hacen buenas películas. ¿O prefiere otra?
—Esa está bien— acepta Tamaki, sirviendo la gaseosa en los vasos.
Así que Kirishima pone play a la película para luego tomar algunos trozos de pizza y colocarlos en los platos de ambos. Amajiki se acomoda junto a él y le tiende su vaso al mismo tiempo que éste le entrega su plato con comida. El de ojos oscuros no se sorprende de ver que la pizza está repleta de carne de todo tipo, por lo general embutidos, y agradece que no sea exigente ni quisquilloso con la comida.
...
Poco caso le hace al sonido de su teléfono celular en cuanto una llamada entra a éste, pues está más concentrado en la desgarradora película que se proyecta frente a sus ojos.
Ya notando el escándalo del aparato, pero con los ojos clavados en el televisor, toma el dispositivo y contesta sin siquiera mirar de quién se trata.
—¿Sí?— responde, con voz débil y ahogada.
—Eijirō, ¿qué carajos te pasa? — la voz de Katsuki se escucha al otro lado de la linea, notablemente sorprendido e interesado de saber por qué se oye de esa forma.
—Na-nada— responde, parpadeando para que las lágrimas atoradas en sus pestañas escapen y desciendan—. Solo estoy viendo una película.
—¿Estás llorando?
—Sí...— y se oye que sorbe su nariz—. Es que... Es tan trágica, Katsuki... Él solo quiere cuidar a su hermanita...
Bakugō entonces suelta un largo y cansado suspiro. No entiende cómo es que Kirishima, teniendo la peculiaridad de endurecerse y siendo alguien tan fuerte, es muy sensible y blando en el interior. ¡Eso tiene que ser irónico! En cualquier otra situación y tratándose de alguien más que no fuese el pelirrojo, como por ejemplo con Deku, el rubio ya habría gritado que deje de llorar como marica por una estúpida película animada.
—Mira— prosigue el mayor—. El cuadrado de Iida está aquí. Quiere saber a qué hora volverás, porque no quiere arriesgarse a que llegues luego del toque de queda.
—Ah... Volveré a eso de las ocho.
—Joder, gracias. Ya escuchaste, estará aquí como a las ocho, ahora deja de molestarme, coño— Eijirō escucha que Iida habla a lo lejos luego del comentario del rubio—. Sí, sí. Cállate ya. Eso era todo, Eijirō, sigue llorando como bebé.
—Nos vemos...
Eijirō entonces deja el celular sobre su regazo y su mano se dirige a sus labios mientras continúa mirando la película, ignorando el hecho de que a Bakugō le ha parecido entrañable y algo graciosa su reacción.
La mano delgada de Amajiki le toca el brazo y al girarse a mirar, se encuentra con que él le tiende la caja de pañuelos para que se limpie las lágrimas de las mejillas y la nariz. El pelirrojo le sonríe agradecido al mayor y toma un pañuelo. Ambos se encuentra en las mismas condiciones, llorando sin remedio por ver cómo los protagonistas de la película sufren y hacen lo posible para sobrevivir. Por esto es que la pizza y la bebida es dejada de lado, siendo que la comida ya se ha enfriado, pero no es como que no la puedan recalentar en el microondas.
De cualquier forma, Tamaki no comprende por qué entiende a la perfección a Seita, el niño de la película que cuida a su hermanita. No puede evitar sentir gran empatía por él, pensando que él también haría lo mejor para proteger al contrario, que en este caso refleja como Kirishima. No se percata entonces de que al pelirrojo lo ve más como un hermano menor que como pareja. Es que sigue confundiendo su inmenso amor fraternal hacia Eijirō por un amor romántico. Tampoco alguien puede culparle, pues la verdad es que es la primera vez que, al menos cree, interesarse en alguien.
...
Luego de la película de Ghibli, han visto algunas otras con el mismo género. Ante las tragedias vistas en el televisor, los dos jóvenes casi han quedado secos al usar incontrolablemente sus lagrimales. A penas si han logrado acabar con la pizza y la soda.
La tarde ha sido amena y entretenida para ambos, sintiéndose cómodos uno con el otro, pero ya es hora de que el menor se devuelva a la UA, por lo que se dirigen a la entrada del departamento donde Eijirō se calza los zapatos.
—Fue divertido— dice el menor, con los ojos hinchados e irritados y la nariz roja como su cabello, pero con una sonrisa en el rostro—. La próxima vez veamos películas de comedia.
—Por supuesto— dice el de ojos oscuros, más pálido de lo normal y con el camino de lágrimas marcado en sus mejillas; antes de que Kirishima se vaya, se acerca para limpiarle mejor la cara con un pañuelo—. Vuelve con cuidado y toma agua, de seguro te has deshidratado luego de llorar tanto.
—No se preocupe. Descanse, senpai.
—Hasta luego.
Y al salir de casa, Kirishima se alegra de ver a Tamaki mejor que en meses pasados. Temía que no pudiese levantarse luego de caer, pero todo indica que el mayor se esfuerza por salir adelante. Su senpai realmente es asombroso. ¿Cómo no respetarlo?

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Sentimientos por la Luna
FanfictionEl Sol estaba enamorado de la Luna, pero ella no sabía que brillaba por él.