Ignora por completo las miradas interesadas que sus compañeros le dirigen, sobre todo luego de haber destrozado uno de los televisores de la cafetería. Hecho una furia, le pregunta al sujeto próximo a él dónde es que se graba aquella tontería del show de entrevistas y chismes. Una vez su pregunta es satisfecha, se marcha con pasos pesados, importándole poco que la muchacha rubia le recuerde que Beast Jeanist no estará contento al saber lo que ha hecho con el aparato.
...
Tamaki ha esperado que Eijirō expresara abiertamente sus sentimientos hacia Bakugō, haciendo alusión a éste, por ello se ha sorprendido, como todos los escuchas, que el pelirrojo dijera que ama a nadie más y nadie menos que el héroe rubio con temperamento de villano y peculiaridad explosiva. Está comenzando a pensar que Kirishima tiene tendencias suicidas, porque no hay forma de que Katsuki se tome bien una declaración de ese estilo. Aunque, quién sabe, no es que conozca mucho al joven de cabellera clara.
Finalizado el programa, ambos agradecen la oportunidad de ser entrevistados y el arduo trabajo de todo el staff. Poco después, salen del estudio dispuestos a regresar a la agencia, sin embargo varios periodistas y similares se les acercan para hablar con ellos y obtener respuestas a algunas preguntas. Tamaki, asustado y sintiendo como toda la valentía se esfuma de su cuerpo, se esconde tras Kirishima quién se ve casi obligado a tratar con los curiosos. El pelirrojo contesta una que otra pregunta, se deja tomar algunas fotos y acepta regalos para él o para su superior que apenas si responde con murmullos y sonrisas torcidas.
Y Eijirō a penas logra esquivar una explosión que ha ido directo a su cara y se ha estampado en el muro detrás suyo. El de dientes afilados ni siquiera tiene tiempo de voltearse a mirar de dónde ha venido aquello, inmerso en las grietas de la pared, pues Bakugō aparece frente suyo y le sujeta firmemente por la extraña máscara de su traje, bajándolo a su altura y teniendo su feroz mirada a escasos centímetros de distancia.
El pelirrojo se distrae con el encantador rostro del otro muchacho, el cual no ha visto así de cerca desde hace mucho tiempo y ya ha comenzado a extrañarlo; ni siquiera se siente amenazado por los ojos rubíes del mayor los cuales le miran llenos de emociones intensas que a cualquier otro hubieran espantado. Katsuki se ve realmente molesto, o al menos más de lo habitual. Y sí, en parte lo está, al igual que se siente avergonzado. Tiene unas ganas inmensas de reclamarle al otro muchacho toda las barbaridades que ha dicho, no solo en público, sino que en televisión Nacional, frente a miles de espectadores. Pero, ¿qué le puede decir? ¿"Oye no digas que me amas frente a tanta gente cuando he tratado de ignorar tu estúpida y preciosa cara"? No suena bien. El rubio quiere reventar a explosiones ese horrible y fornido cuerpo de Kirishima. No se ha parado a pensar, ¿qué espera conseguir al venir hasta aquí para por fin hablar, más buen discutir, con el menor? No sabe ni le importa. Cientos de emociones gorgotean desde su estómago y son demasiadas que no sabe a cual hacer caso al punto de que tampoco se ha percatado que aún lleva su traje heroico puesto o qué hay gente alrededor.
—¿Eres idiota o qué?— inquiere Bakugō con voz gutural.
—¿Me viste?— responde Eijirō, esperanzado.
—Claro que sí, estúpido. ¿Por qué otra maldita razón estaría aquí?— al ver que el contrario se encoge de hombros, bufa con irritación—. ¿Era necesario tanto escándalo?
—Pues... ¿Podrías soltarme primero? Me molesta la espalda en esta posición y estás inquietando a todos.
A regañadientes, Bakugō acata lo dicho y sus dedos se alejan del extraño accesorio negro. Mientras Eijirō se endereza y remueve los hombros con cierto dolor, aún sintiendo las quemaduras bajo las vendas e incómodo por tener que estar tan encorvado, Amajiki ya encuentra listo para defenderlo por si el rubio pierde el control, que es lo más probable.
—No cogías mis llamadas y tampoco veías mis mensajes— explica el más grande, ocasionando que los ojos rojizos del contrario dejen de mirar con suspicacia al morocho —. No quería molestarte en la agencia y tampoco en tu apartamento. Además, esto también le ha estado causando cierta... Preocupación e incomodidad a senpai.
—Son excusas.
—No. Yo realmente quería hablar en persona, pero tú no. Y— Eijirō suspira y el semblante del rubio se relaja solo un poco—, no podía obligarte. Senpai sugirió hacer esto y creí que podría funcionar al menos para que ya no continúen con la idea de que somos pareja, porque ya no lo somos. Aunque siento que prácticamente lo he obligado... Ya ves... Senpai no es muy bueno con la gente y...
—Entonces, ¿es verdad? —al ser interrumpido, el menor parpadea ligeramente desorientado—. ¿Qué si lo que has dicho es verdad, imbécil?
—Ah... Sí. Claro que es verdad. De verdad te amo, Katsuki. Y no tienes idea de cuánto. Entiendo que te hayas molestado por el malentendido que se formó...
Bakugō, callado, observa los ojos sinceros y enormes, llenos de brillo, de Kirishima, sopesando las opciones de la situación y tratando de calmar el ridículo calor que se esparce por su pecho y que amenaza con subir a sus mejillas. Los irices del pelirrojo le miran con tanto amor que tiene miedo de vomitar arcoiris y lanzar brillitos por los dedos. ¡Joder, no puede ser tan hermoso! Es el único ignorante que ablanda su corazón y por el que tiene un alto grado de respeto, porque, demonios, Kirishima es tan dulce y animado, tan positivo, fuerte y dedicado. ¿Quién más podría aguantarlo como él lo hace? Estúpido dientes de tiburón y cabello teñido.
—¿Y qué esperabas con todo esto?— pregunta Katsuki, cabizbajo, pero mirando seriamente al menor.
—Pues... No sé. Es decir, supongo que he querido que me escucharas y así aclarar las cosas, aún si tú optabas por seguirme ignorando. Es tu decisión al fin y al cabo. Con qué sepas lo que siento creo que es suficiente.
— Patético— cruzándose de brazos y alzando la barbilla de manera casi prepotente, el rubio asegura, logrando que Kirishima se encoge tristemente en su sitio—. ¿Con eso te conformas? Sé más ambicioso. ¿Acaso crees que yo estoy de acuerdo con solo escucharte?
—Yo solo no quiero molestarte.
—Pues ya lo haces. Eres un dolor en el culo. Pero, maldición, sería muy extraño ya no tenerte jodiendome. ¿Qué no soy claro? ¿Acaso hablo en francés? Te lo dije, idiota. A pesar de este estúpido escándalo nada ha cambiado. ¿Entiendes? Yo también te amo, con todo y tu retraso y tu obsesión con lo varonil.
Y la cara de Eijirō se ilumina por la alegría. Katsuki casi puede verlo con estrellas en los ojos y una cola de cachorro meneándose con emoción. ¿Quién le ha dado permiso de golpear a Bakugō en la cara con su ternura?
—Entonces...
—Entonces no vas a librarte de mí tan fácil. Aún estaré ahí para patearte el trasero durante un buen rato más.
Kirishima casi chilla de la emoción antes de tirarse encima del esbelto cuerpo del contrario, abrazándolo con muchas ganas y endureciendo su piel en cuanto siente que éste busca explotar su cara para quitárselo, exclamando maldiciones y gruñendo.
—¡Cambié de opinión!— se queja Katsuki, removiendose en un intento de escapar—. ¡Vete a la mierda!
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Sentimientos por la Luna
FanficEl Sol estaba enamorado de la Luna, pero ella no sabía que brillaba por él.