Capítulo 55

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Tamaki se encuentra sentado a la mesa de su cocina, mirando las redes sociales en su celular, sonrojándose cuando ve comentarios que halagan su trabajo, o artículos completos relatando sus hazañas, o fans que están perdidamente enamoradas de él, incluyendo los fan arts y una que otra historia llamada "fan-fics". Demasiada atención. Se percata de que su correo laboral está repleto de nuevos mensajes de televisoras, revistas y demás que solicitan una entrevista con él, pero simplemente aún no está listo para aparecer en cámaras o para dar a conocer más detalles sobre su persona, así que los rechaza con amabilidad.

Continúa navegando, reposando su mejilla en la palma de su mano diestra, tranquilo en el silencio y la soledad de su apartamento que llega a romperse en cuanto su celular vibra entre sus manos. Tamaki contesta sin dudar a la llamada en cuánto ve el contacto de Mirio aparecer en pantalla.

—Hey, Tamaki— la voz del mayor hace sonreír al morocho, pensando en lo bella que es.

—Hola.

—¿Estás ocupado?

—No. ¿Pasa algo?

— Más o menos. Quería pedirte un favor.

—Sí, dime qué necesitas.

—Verás, Hawks tiene algunas reuniones está semana con Endevoar y quiere que le acompañe, así que saldré tarde de trabajar. Necesito que pases por Eri a la escuela durante estos días, si no es molestia.

—Oh, claro. Yo puedo recogerla, no tengo inconveniente.

—¡Gracias! Pasaré por ella tan pronto como salga de la agencia. Déjame te mando la dirección de la escuela y las horas de salida. También tengo que avisarle a Eri.

Tamaki no dice nada, completamente dispuesto a apoyar al otro muchacho en cualquier cosa que éste le pida. Luego de hablar un poco más, Mirio cuelga, explicando que debe seguir con su trabajo hasta dentro de un rato y dejando a Amajiki con el deseo de seguir hablando otro rato.

...

Tomando su tiempo para salir, el azabache se coloca un suéter añil encima de su playera negra y se calza los zapatos deportivos blancos justo frente a la puerta del departamento. Ya listo para marchar a la primaria de Eri, a penas es capaz de dar un paso fuera de su hogar antes de ser interceptado por su mejor amiga.

—¡Hola!— exclama ella, feliz de ver a su mejor amigo luego de semanas ocupados y sumergidos en sus obligaciones de héroes como para estar juntos—. ¿Llego tarde?

—No. Es momento adecuado para ir a recogerla— explica el muchacho, sonriendo a Hadō—. Vamos.

Cerrando tras de sí, Tamaki le ofrece el brazo a la muchacha a sabiendas que, de cualquier forma, ella se aferrará a éste para caminar ambos juntos.

Nejire le cuenta tantas historias al morocho qué a veces termina enredándose a sí misma, perdiéndose unos instantes antes de retomar el hilo, tranquila por saber que él le presta la atención que merece y desea. El muchacho le responde con comentarios cortos de vez en cuando, arrastrándola con él cuando ella se detiene a mirar embobada algo en los aparadores de las tiendas que le ha atraído.

Cuando llegan al portón de la escuela primaria, viendo salir a los menores que son guiados por sus madres, padres o familiares, Nejire divisa velozmente a la chiquilla de cabellos claros y no demora ni un segundo en correr hacia ella para tomarla en brazos y alzarla en el aire.

—Eri-chan, ¿lista para irnos?— pregunta la muchacha de cabello cían, cargando a la niña y sonriendole con dulzura.

Sentimientos por la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora