Cap. 11 -. Te sigo...

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Con la mayor tristeza me presenté a la escuela los siguientes días, me quedaba en aquella mesa donde ella y yo nos solíamos sentar juntos, era como si ella jamás hubiera existido, no se había presentado a clases y sabía que había solicitado su baja, yo me sentía la escoria más grande del mundo, la buscaba, le llamaba pero nada, se que no merezco su perdón pero lo añoro, me siento ancioso todo el tiempo, triste por no tenerla a mi lado, quien me iba a decir que perdería lo único que le daba sentido y vida a mi mundo.

Serena no había dejado de llorar y aunque el cambio de escuela a sus padres no los tenía felices siempre respetaban sus desiciones, su cortina permanecía cerrada y no quería siquiera escuchar mi nombre, por las noches no dormía pues cerraba los ojos y le atormentaban las palabras que Seiya le había confesado, su corazón se había partido en pedazos, daba vueltas en su cama sin parar preguntándose a cada minuto si acaso yo la extrañaba como amiga o como algo más sin saber que yo la necesitaba como todo en mi vida.

Toc, toc sonaron un par de golpes en su habitación, levantó la mirada desde su almohada y se incorporó después para autorizar la entrada, era su madre quien preocupada había ido a investigar que era lo que sucedía.

—No es nada mamá de verdad... —respondio después de que su madre lanzará la pregunta.

—. Ikuko se sento a un lado de su pequeña y acaricio su mejilla con mucho cariño. —se que me mientes, eres mi hija y te conozco más que nadie, se que es por un chico que estás así, lo sé pero no eh querido entrometerme, cariño... El mundo no acaba por qué un joven no te supo apreciar, eres una chica hermosa, fuerte, gentil y dulce y se con certeza que algún día llegará ese joven que te aprecie así... Como eres y si en este momento alguien no lo supo hacer pues ni modo, debes seguir sonriendo porque nunca sabes quién se enamorara de tu sonrisa. —Serena sintió un gran alivio, su madre podía siempre sacar lo mejor de cada momento aún si parecía realmente malo ella podía ver las cosas positivas de cada ocación.

—. Gracias mamá, te amo... Yo... Si es por un chico pero creo que no merece la pena, no quiero verlo más, solo quiero conocer gente nueva y hacer amigos nuevos.

—. Cariño por desgracia la gente nueva solo lo es por un solo día, después solo es gente, que algunas veces te decepcionará, te amará, te cuidará o te apreciará pero solo tú eres capas de hacer que una amistad dure por siempre, tus verdaderos amigos lo seguirán siendo siempre, tu padre y yo hemos decidido que no cambiarás de escuela...

El rostro de Serena cambio a asombro, sus manos temblaban con la sola idea de volverme a ver, no quería pisar aquella escuela donde estaba segura se burlarían de ella por lo que había pasado, pero no había manera de hacer entender a sus padres pues para hacerlo tendría que confesar lo que en verdad había sucedido y aunque yo merecía el desprecio de todo el mundo ella seguia protegiéndome.

—. Mamá ya lo habíamos hablado, por favor, no quiero ir más a esa escuela... !Te lo suplico¡ —sus lágrimas comenzaron a salir haciendo que su madre la abrazara tan fuerte pues podía sentir en carne propia el dolor que aquejaba a su pequeña.

—. Vas a poder con lo que sea en tanto confíes en ti misma, no permitas que nadie te haga sentir inferior sin tu consentimiento, mi amor te amamos pero quiero que sepas luchar, que no te dejes caer... Mírame —pidio tomando su rostro lloroso entre sus manos —eres valiente, una niña con un gran corazón pero no puedes huir cada vez que algo salga mal, debes quedarte y luchar y te prometo que al final cuando todo aya acabado podrás ver tu propio valor...

—. Lo intentaré, te amo mamá, solo quiero olvidar todo y seguir siendo yo misma, no quiero dar lastima y que todos se burlen de mi... —su madre la abrazo de nuevo y sintió tanta tristeza que no pudo evitar soltar un par de lágrimas que cayeron en el cabello de su pequeña, como madre le destrozaba el alma verla así, pero quería ayudarla a madurar, aprender a ser fuerte y jamás bajar la mirada ante nadie.

—. Todo va a estar bien cariño... Te lo prometo y yo siempre estaré aquí para ti.

Aquella noche Serena no pudo dormir en absoluto, su mente viajaba a aquel día en el que todo ocurrió, se puso de pie y se vistió, quería salir a caminar, sus padres no estaban y ella imagino el lugar perfecto, salió de casa y la ví... Yo estaba sentado en el porche de mi casa pues tampoco podía pegar el ojo, quise hablarle pero me detuve, la ví subir al coche de su madre y la seguí, solo quería cuidarla, reconocí de inmediato el lugar adonde se dirigía, el muelle al que antes la había llevado, apague las luces para que no se diera cuenta que la seguía, la luna brillaba aún más que otras noches y las estrellas iluminaban con fulgor el cielo, hacía frío pero era una noche bella.

Camino por el muelle y se sentó en la banca que había, se abrigo con una frasada que llevaba y se coloco sus auriculares, me baje del coche y camine hacia ella, me detuve a medio camino cuando la escuché llorar, me sentí culpable y realmente estúpido, —¿Que puedo decir que alivie su dolor? —me pregunté sin saber la respuesta, estaba por irme cuando en un sollozó oí mi nombre y eso detuvo mis pasos, di la vuelta nuevamente y llegué con ella, me puse frente suyo y no dijo nada, solo me miró como si no lo creyera aún, como si de un sueño de tratara, limpie sus lágrimas con mis manos y mire sus bellos ojos azules sin decir palabra alguna.

—. Me enamore de ti... —escuche decirme cómo en un susurro.

Sin palabras es como me dejó, quería decirle algo, decirle que también la amaba, decirle que lamentaba todo lo que había hecho, que la extrañaba y que no podía seguir más sin ella en mi vida pero... Las palabras se ocultaron y su confesión me dejó clavado al suelo sin poder decir nada más, ella se puso de pie casi inmediatamente y corrió de vuelta a su coche, después de un par de segundos reaccione y la seguí.

—. Espera... Serena aguarda por favor... —gritaba.

—. ¿Que quieres? —respondio tímidamente.

—. ¿Es verdad lo que dijiste? Tú... ¿Me amas? —ella me miró y sus ojos se clavaron en los míos, el brillo se alejó y su mirada ahora era dura.

—. Si así es... Te amaba, pero ahora todo ah cambiado, solo quiero olvidarme de ti.

—. No, no... Tú dijiste me enamore de ti, jamás dijiste que antes lo estabas eso quiere decir que aún lo sientes, dime la verdad... ¿Me amas?

—. ¿Solo quieres presumir que tú ganaste? Solo alejate de mi... —me empujó y subió rápidamente a su coche alejándose otra vez de mi.

La chispa se encendió dentro de mi, ella me ama, me ama aunque no quiera admitirlo y yo, juro por Dios que haré todo lo que este en mis manos para merecer su cariño...

Aposte al AMOR.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora