Cap. 32 -. Frente a frente...

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Volteo... Y ahí está él... Observandome a través de mi ventana como si no pudiera creer lo que sus ojos ven, mis piernas comienzan a temblar pero aún sin poder evitarlo yo también lo miro... Mis ojos se clavan en los suyos causando una sensación de choques eléctricos que recorren mi cuerpo como pellizcando mi piel, no se cómo reaccionar, no se que pensar, que sentir... Rabia, odio, dolor, tristeza o incluso alegría...

Darién deja caer la ropa que trae en las manos, es decir... no sabe cómo reaccionar... Solo arquea los labios como en una mueca de sonrisa que me es difícil aún descifrar, yo... No puedo hacer lo mismo y es ahí donde me doy cuenta que aún quedan asuntos sin resolver dentro de mí corazón, doy la vuelta y salgo apresurada del cuarto recargando mi cuerpo sobre la madera de la puerta, cierro los ojos que arden por la necesidad impetuosa de dejar escapar todo ese llanto reprimido que por tanto tiempo mantuve en silencio... En secreto.

Darién...

Ahora que eh vuelto a verla, me doy cuenta de lo bella que aún está, sus ojos azules se cruzaron con los míos, el color carmesí decoro sus mejillas, ¿Qué hacía? ¿Como reaccionaba? No estaba preparado para esto... Así que sonreí levemente intentando hacer menos incómodo el momento, sentí la necesidad insesante de correr hacia ella, de abrazarla, besarla y decirle lo mucho que aún la amo, cuanto la eh extrañado, cuanto le eh llorado y eh soñado con tenerla entre mis brazos pero me contengo, planto mis pies al suelo y solo la veo alejarse sin más...

Bajo a la sala y veo a mi padre, camino hacia él y lo saludo, platicamos un rato esperando a mi madre que aún no termina de hacer el desayuno, pero... Mi mente no deja de pensar en ella y viaja hasta donde ella esta, observó el ventanal esperando verla de nuevo y de pronto aparece y dejo de escuchar lo que mi padre dice y clavo mis ojos en ella, mi cuerpo deja de obedecer a mi mente y sin pensarlo me pongo de pie y camino hacia la puerta, salgo de casa y así sin haberlo planeado llegó a la suya... Cuando estoy a punto de tocar algo detiene mi mano, me arrepiento no porque no quiera verla porque añore esto desde hace mucho si no porque ahora ella tiene una vida en la que yo no tengo cabida, bajo mi mano y cuando estoy dispuesto a irme ella sale de casa...

Serena...

Bajo las escaleras sin pensar en nada más que su rostro, aún es él... Aún es quien me hacía temblar, sin poder evitarlo sonrió y está vez no se el porqué solo se que me alegro verlo de una forma u otra, me planto en la sala y al dar la vuelta lo veo mirándome fijamente y de pronto se pone de pie y sale... se que viene hacia mí y aunque no estoy preparada me acerco a la puerta esperando el toque de sus manos sobre ella pero... A travez del cristal lo veo titubear, pareciera que alguien más dominará mi cuerpo pues abro la puerta y ahí está... Me encuentro frente a frente con él, sus ojos me escudriñan y desconcentran, no quiero pero añoraba este momento... No sé qué decir. Ni cómo reaccionar, no encuentro las palabras realmente correctas que expresen mi sentir en este momento así que solo lo observo esperando alguna reacción de su parte...

—Hola Serena... —alcanza a decir cómo en un susurro.

—. Hola Darién, ¿Cómo has estado? —pregunto para restar importancia sintiendo mi sangre hervir.

—. Bien... Y ¿Tú? Supe que ahora vives en londres, diseñas ¿no? —pregunta verdaderamente interesado.

—. Si, me fui hace mucho tiempo... Y tú eres médico ¿No?... Me da mucho gusto que te esté yendo tan bien. —murmuro casi a punto de llorar recordando aquella vez que nos dijimos adiós porque a pesar de los años nunca eh podido olvidar aquel dolor que por mucho tiempo carcomía mi alma.

—. Lo soy muchas gracias, yo... Igual me siento feliz de que ahora seas una importante diseñadora... —un incomodo silencio se apodera del momento — Serena... Yo... —baja la mirada y se lo que pretende pero yo no quiero volver al pasado.

Aposte al AMOR.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora