Cap. 37 -. Siempre te amare...

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Corrí como loca por las calles sin siquiera mirar a los lados, la emoción por al fin poder correr a sus brazos me estaba consumiendo internamente, la dicha que estaba experimentando era nueva, hacía tanto tiempo que no me sentía de esta manera que realmente me resultaba difícil poder digerir la emoción que invadía todo mi ser. Evidentemente me dolía el dejar atrás a Seiya pero... Es que simplemente nunca estuvo delante de Darién... Él siempre fue el dueño de cada partícula de mi ser, mi corazón no podía ser suyo pues ya estaba en manos de alguien más...

Fue tanta la adrenalina que recorría mis venas que en dos ocaciones estuvieron a punto de atropellarme, realmente no era algo que me importará demaciado puesto que lo único que deseaba era llegar a su casa, verlo y abrazarlo, decirle que jamás me fui, que siempre estuve ahí... En su corazón tal y como él estuvo en el mío y que ya no quería pasar un segundo más sin su compañía.

Las piernas me dolían, y !si...¡ Ya se... ¿Porque no tome un taxi?, Se que probablemente eso se estén preguntando... Es que en verdad no tuve cabeza para pensar en nada más que no fueran sus ojos azules mirando directamente a los míos, quería llegar tan rápido como pudiera que la forma en la que lo hiciera me importaba muy poco. Podía ver a las personas que me miraban curiosas y sonrientes, es que en este momento parezco demente pero es algo que me tiene sin cuidado.

Llegó a su casa y me detengo en el porche tratando de recuperar el aliento que eh perdido por el esfuerzo que hice, las gotas de sudor escurren por mi rostro y las piernas me arden y pican intensamente, las manos me tiemblan y sudan y no se ni siquiera que es lo que le diré, camino hacia la puerta y toco dos veces, me alejo un par de pasos y cuando la puerta se abre mi corazón amenaza con salirse por mi boca, pero... Es su madre quien me hace frente, me observa de arriba a abajo curiosa y sonriente... Seguramente mi aspecto no es el mejor pero ¡qué diablos! No es el momento para pensar en mí apariencia.

—Serena pero... ¿Qué te ah pasado? —pregunta llevándose las manos a su boca para cubrir su expresión de asombro.

—. Apenas puedo hablar pero alcanzo a preguntar. —perdón... Pero necesito hablar con Darién.

—. Cariño Darién no se encuentra aquí. —dice asombrada.

—. !Que¡ !Acaso él se ah ido¡ —pregunto exaltada acercándome más a ella pensando angustiada qué tal vez lo eh perdido nuevamente.

—. No, no Serena, él aún está aquí en Tokio pero hace un par de horas salió y no me dijo a donde iba, lo lamento. —sus manos tocan mis hombros.

—. No sé preocupe, yo... Lo esperaré en mi casa, podría avisarme cuando él llegue... —de pronto como ola salvaje que se avecina una idea fugaz cruza por mi mente e imagino donde puede estar.

—. ¿Qué sucede? —pregunta la madre de Darién al ver que me eh quedado en silencio.

—. Nada... Disculpe tengo que irme... —grito mientras corro hasta el coche de mi padre.

Enciendo el auto con prisa que de igual forma no me fijo para salir del estacionamiento, no pienso en colocarme el cinturón de seguridad y mucho menos reviso el tanque de gasolina, no traigo licencia y para ser sincera... ¡NO ME IMPORTA! en este momento, en este preciso instante lo único que quiero es llegar con él, abrazarle y besarle. Intuyo y sé dónde podría estar, los minutos parecen horas y realmente me siento anciosa por llegar a él, por decirle que todo este tiempo había estado equivocada, que intente ignorar mi corazón pero que ahora se con mayor certeza lo mucho que lo amo.

Darién...

De repente el aire comienza a sentirse frío, las nubes han cubierto el sol y el frío en la piel hace que se ericen los bellos del cuerpo, no tuve más opción que salir de casa, la verdad es que ya no podía permanecer un momento más en mi cuarto mirando a cada instante hacia la habitación de Serena. con pesar decidí que ya es momento de dejarla ir, al fin de cuentas ella ya ah desidido hacer su vida junto a alguien más, muy a mi pesar y dejando de lado mis sentimientos me arme de valor y arroje al lago toda mi triztesa y aquellos sentimientos que por años había tenido que reprimir.

Las gotas de lluvia comienzan a caer, apenas leves, apenas perceptibles, pero pican como pequeñas agujas al golpear mi piel, en realidad es algo que no me molesta... Al contrario lo disfruto, me hace sentir tranquilo, sereno y optimista. Aunque sé que debería alejarme de ella la realidad es que es tan doloroso y tan difícil dejar de mirarla, aún tengo el sabor de sus labios en los míos, la suavidad de su piel y el tono dulce de su voz retumbando en mis oidos.

Después de unos minutos me pongo de pie con la intención de irme, tomo mis cosas y limpio mis lágrimas... Esas lágrimas que prometen ser las últimas pero que estoy seguro no será así, pero... Al dar la vuelta y alzar la mirada como si fuera una hermosa visión la observo de pie al final del muelle, creo que es un sueño... Limpio nuevamente mis ojos para confirmar que es así pero ella sigue allí... Frente a mi. Camino lento mientras su silueta también se acerca a mi, la lluvia comienza a caer con más fuerza empapando poco a poco mi cuerpo pero no es algo que me importe...

Me planto frente a ella en silencio solo observando sus bellos ojos azules, intentando respirar con tranquilidad sin poder conseguirlo... Y es que realmente es tan difícil hacerlo pues cada vez que la tengo frente a mi solo pienso en abrazarla, en besarla y lo peor... En hacerla mía...

—. Hola... —alcanzo a decir apenas audible.

—. Hola... —murmura entre labios.

—. ¿Qué haces aquí? —pregunto con voz temblorosa.

—. Vine por ti... —dice acercándose un paso más a mi.

—. ¿Veniste por mi? ¿Y tú prometido? —gruño un poco confundido por su respuesta poco creíble.

—. Ya no tengo prometido... Eh venido por el único hombre al que eh amado siempre y quien se que también me ama...

—. Después de un par de segundos de silencio sonrió levemente con la cabeza baja. —te eh amado por siempre pero... Hoy eh desidido renunciar a ti de una buena vez, ya no quiero sufrir...

—. Serena se acerca a mi y toma mis manos subiendolas a sus labios dejando en ellas un beso. —yo nunca renuncie a ti... Pero... Crei que eras feliz sin mí y yo también quería serlo, aunque la realidad es que te eh amado desde siempre y hoy sólo deseo que me dejes seguir haciéndolo...

—. Y... ¿Tú prometes que ahora sí te quedarás conmigo pase lo que pase? —pregunto tomando su barbilla mojada por las gotas de lluvia incesantes que aún caen sobre nosotros.

—. Ella... sube sus manos para acariciar mi rostro y sin dejar de mirarme me besa tiernamente juntando sus labios a los míos. —tal vez mi cuerpo estuvo lejos, pero mi corazón siempre estuvo contigo... — susurra en mis labios —Ahora quiero compartir mi vida, mi mundo, mis sueños, mis metas, mis miedos y todo lo que soy solo contigo...

Sin pensarlo la abrazo tan fuerte, feliz y sonriendo como un tonto lleno de felicidad intentando contener toda la emoción que genera mi cuerpo, la levantó en brazos dando vueltas con ella bajo la lluvia ambos sonriendo, felices porque a pesar de los muchos años nuestro amor siempre estuvo intacto...

Aposte al AMOR.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora