Cap. 30 -. Regreso a casa

786 116 17
                                    

—!vas a casarte¡ !Oh. Por Dios¡ Estoy en shock amiga. —exclama Ami asombrada.

—. Pues... ¿Felicidades? —cuestiona Lita haciendo una mueca de graciosa.

—. Sonrió ante sus caras. —¿Qué te pasa? ¿Porque esa cara Lita? —pregunto curiosa tomando un sorbo de café.

—. Pues no lo se, un hombre para toda la vida realmente parece algo inimaginable... —musita sonriendo a carcajadas.

—. Aunque ya era hora ¿No? —comenta Ami llamando mi atención. —bueno ya llevan muchos años juntos y pienso que ya era hora... ¿No? Pero... Dime algo ¿Estás segura? —pregunta repentinamente.

—. La observó y después de un par de segundos bajo la mirada...  —lo estoy, quiero estar con él, lo amo y sé que él me hará muy feliz y que yo también puedo hacerlo...

—. Ami se recarga en el respaldo sin dejar de mirarme entrecerrando los ojos. —¿Y tus padres ya lo saben? —pregunta probando su tostada de pan integral haciéndome entrar en un estado crítico de desesperación.

!Mis padres¡ los olvide por completo, son muy lindos pero hasta ellos tendrían objeción con respecto a la boda, adoran a Seiya pero siempre tuvieron en mente que él solo había sido mi escape del mundo real, no sé de qué forma se los diré pero lo que si es seguro es que no puede ser por teléfono, aunque el volver a Tokio es una idea poco emocionante que realmente no me gusta, se que debo hablar de esto con Seiya así que inmediatamente me pongo de pie y le llamo a su móvil.

—. Hola cariño... ¿Pasa algo? —pregunta con emoción al escuchar mi voz.

—. Cielo tenemos que hablar... —musitó seriamente.

—. ¿Sucede algo malo? —pregunta en tono preocupado.

—. Mmm en parte si y en parte no, pero no es nada que afecte nuestro compromiso no te preocupes —murmuro para calmarlo. —¿Crees que podamos cenar más tarde? —pregunto con voz cariñosa.

—. Sí claro cariño, ¿Te parece a las siete? Paso por ti...

—. Esta bien, te estaré esperando... Te amo...

Y bueno así pasan las horas, termino de desayunar con las chicas y me dirijo a mi departamento, al llegar me recuesto un momento... Cierro los ojos debido al cansancio y caigo profundamente dormida...

...En mis sueños repentinamente aparece aquel muelle en el que Darién y yo nos besamos por primera vez, el agua resplandece bajo las tablas de madera y en ella se reflejan las ramas de los enormes árboles que se mesen al ritmo del aire que sopla con moderación dejando a su paso la brisa fresca que golpea mi rostro, solo su sonrisa ilumina mi sueño, sus ojos escudriñan los míos y justo cuando nuestros labios están a centímetros de tocarse el sonido fastidioso del teléfono me hace despertar...

Estoy temblando y no encuentro el motivo, ¿Qué ah pasado? ¿Porque ahora esos sueños me atormentan? Aunque todo esto es confuso intento suprimir aquellos sueños tal y como lo hize antes, tengo una vida hecha y no puedo permitirme sentir nada que arruine mi futuro con Seiya, contesto el móvil rápidamente, es él que me avisa que pasará por mi en veinte minutos, me pongo rápidamente de pie y corro a mi closet sacando de unos jeans de mezclilla y una blusa abotonable color blanca, me doy un rápido baño, me visto de prisa y maquillo mi rostro, perfumo mi cuello y justo cuando estoy terminando de ponerme las botas y colocarme una chaqueta el timbre suena, me apresuró a abrir y lo encuentro parado justo frente a mi puerta con un enorme ramo de rosas blancas.

—. ¿Son para mí? —pregunto acariciando los pétalos.

—. Así es... Son las mismas rosas donde estaba tu anillo, pedí que formarán un enorme ramillete para ti... —me las entrega y sonrió como boba por la belleza que destellan.

—. Déjame ponerlas en agua y nos vamos ¿si? —le pido girando sobre mis talones dirigiendome hacia la cocina.

Cuando llegamos al restaurante el mesero se acerca para entregarnos la carta, Seiya ordena una botella de su mejor vino blanco, toman nuestra orden y al fin estamos solos, intento dejar atrás aquel sueño pero con honestidad me está costando un poco.

—. ¿Qué es lo que quieres hablar? Sonaste muy seria por teléfono y te noto distraída. —pregunta visiblemente preocupado.

—. No, no es nada malo, es solo que... debemos viajar a Tokio para hablar con mis padres, no puedo darles esta noticia por teléfono, siento que no es correcto, hace mucho tiempo que no los veo y creo que merecen saber que nos vamos a casar... —hago una pausa para escuchar lo que tiene que decir.

—. Cariño lo entiendo... —exclama acariciando mis nudillos. —es solo que tengo el juicio de Saints y no puedo irme solo así, creo que podrías ir tú antes y no lo se, yo te alcanzaría en cuanto el juicio concluya...

—. La sola idea de viajar sola me erizo la piel pero intenté obviarlo. —yo... Creo que podemos hacerlo así. —murmuro con la mirada baja.

—. ¿Acaso sucede algo más? —pregunta al ver mi semblante.

—. No cariño, todo está bien... —asiento tomando un sorbo de la copa de vino.

—. Bien, cariño no te preocupes, te prometo que iré en cuanto pueda... Por favor se paciente con tus padres ellos no te han visto en mucho tiempo y razonablemente esta es una noticia que los va a sorprender. —notando el silencio que hay entre los dos procede. —¿Acaso hay algo más que te moleste?

—. Levantó la mirada negando con la cabeza. —no, no hay ningún otro problema no te preocupes... —miento pues la sola idea de volver a ese lugar donde todo comenzó me estaba lastimando.

—. Bien, entonces ve y disfruta unos días el estar con tu familia y no olvides que te amo si... —estruja mis manos haciéndome sentir mejor.

La noche pasa y bueno entre los dimes y diretes hago la reservación de mi boleto, empiezo a empacar mi equipaje pensando y tratando de mantener la calma que buena falta me hace en estos momentos, estoy segura de que todo saldrá bien sin embargo no puedo dejar de sentirme nerviosa...

En Tokio...

—. ¡Cariño! ¿Porque no me avisaste que vendrías? Qué alegría verte de nuevo... —exclama sonriente Yukio

Darién acaba de llegar justo para pasar unos días con ellos sin imaginar que la vida le tiene deparada la mayor sorpresa de su vida a unas pocas horas...

—. Quería sorprenderlos y parece que funcionó. —exclama sonriendo mientras abraza a su madre.

—. Qué bueno mi amor, hace tanto que no vienes a casa, hasta pensé que ya no tenía hijo... —gruñe entrecerrando los ojos.

—. Y dime ¿Qué ha pasado aquí? ¿Algún cambio? —cuestiona intentando cambiar la conversación.

—. Nada, no ah pasado ni cambiado nada y... —hace una pausa para sentarse en el sofá junto con Darién. —ella no está ahí... Hace años que no la vemos...

—. Darién sabe de quién habla pero le resta importancia sin sonar convincente. —no sé porque me dices eso... No te pregunté por ella mamá.

—. Hijo por favor... —Yukio sonríe —acaso crees que no me doy cuenta que lo único que haces es mirar por el ventanal hacia su casa.

—. No, es... Solo curiosidad... No te preocupes...

Aunque él sabe que en el fondo sigue latente aquel amor que un día nos tuvimos se ve obligado a ocultar sus verdaderos sentimientos y aunque no lo diga llegó con la esperanza de encontrarme y al no hacerlo la tristeza lo embargo...

Aposte al AMOR.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora