Aun recuerdo la primera vez que la vi... Ella cinco y yo ocho años, si... lo recuerdo y como no hacerlo si fue aquel día en el que nuestros padres por fin nos presentaron, hoy ella es mi mejor amiga y yo solo un chico que siempre había soñado con en...
—Cariño te vez hermosa. —exclama la madre de Serena mientras la observa en el reflejo del espejo en su habitación.
—. ¿No crees que es demaciado? —cuestiona ella mientras arruga su frente incómoda por el escote del vestido.
—. Ikuko sonríe divertida al notar la incomodidad de su hija. —No, es perfecto, te vez preciosa... —exclama dándole alcance.
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—. ¿Crees que a Darién le guste? —pregunta intrigada.
—. Claro que le gustará cariño, te vez absolutamente bella... —replica abrazando los hombros de su pequeña. —pero... Te noto trizte... ¿Qué sucede? —cuestiona lastimosamente.
—. Es que... El tiempo ah pasado demasiado rápido, ya no me queda tiempo con Darién. —musita ya sin mirarle. —...pronto se irá de mi lado.
—. Tranquila mi niña, lo que es para ti es para ti... Además solo serán dos años y ya... —asegura para darle animos a su hija.
Serena sonríe intentado recobrar un poco de la felicidad que asta hace momentos desbordaba por su cuerpo, ella sabe cuanto yo la amo y está consiente de que todo lo maravilloso en esta vida cuesta, el amor se debe trabajar y la confianza que existe se debe cuidar paso a paso.
En casa de Darién...
—. ¡Wow! ¿Quien es ese hombre tan galante en el cuarto de mi hijo? —pregunta Mila mientras me mira sonreír.
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—. Gracias mamá... —exclamo tratando de acomodar mi corbatín.
—. Déjame hacerlo... —replica mientras se planta de pie frente a mi sujetando mi corbatín. —¿Estás nervioso? —pregunta haciendo el moño.
—. Un poco si... Pero es el baile de graduación y quiero que Serena se divierta a mi lado... Dentro de dos semanas me voy a Nueva York y la distancia bueno... Es algo que no me agrada y sé que aunque ella finge que está bien... Le duele madre. —sisea bajando la mirada. —igual que a mi...
