Cap. 39 -. Una noche magica

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La felicidad de este preciso momento era palpable entre los dos, ninguno quería romper con la magia que había nacido en ese par de horas que recientemente habíamos vivido, el roce de nuestras manos, las caricias de nuestros cuerpos desnudos lograban ese perfecto balance entre los dos, en esos pequeños instantes nada más era importante y aunque en algún momento debíamos salir de esa cama al mirarnos justo a los ojos solo pensábamos como alargar cada instante que pasará, lo amaba y él a mí, el amor siempre había estado ahí, presente en nuestros corazones.

Mis dedos forman pequeños círculos sobre sus pectorales firmes y sudorosos, mis labios dejan pequeños besos sobre su hombro y sus ojos se clavan en los míos, sus manos que rodean mi cintura pegan mi cuerpo desnudo al suyo logrando que cada célula de mi cuerpo choque entre sí logrando erizar cada bello de mi piel, coloco mi rostro sobre su pecho intentando escuchar cada latido de su corazón y logrando sentir su respiración lenta y firme, sus nudillos acarician mi piel y sus labios se pegan a mi frente dejando sobre ella un dulce y delicado besó, cruzo mi pierna sobre la suya y me acurrucó a su cuerpo, el silencio se instala en la habitación... Pero... No es un silencio incómodo, es más bien bello y relajante, un silencio que lleva más de mil palabras en si,  un silencio que dice "te amo... " En cada letra.

—. ¿Qué piensas? —pregunta mientras levanta mi rostro.

—. Mmm... Un par de cosas. —contesto apartando la mirada de la suya.

—. ¿Qué cosas cariño? —pregunta de nuevo acomodándose sobre la almohada en su espalda.

—. No sé si sea correcto decirlo pero me preocupa Seiya... No sé cómo debe estar pero si se que tal vez esté trizte... —mis ojos se cristalizan.

—. Cariño... Sé que duele pero es algo que no se podía evitar, el amor que nos tenemos es más fuerte que nada y seguramente nunca lo podrías olvidar y a la larga ambos sufrirían, no puedes atormentarte por siempre, por este sentimiento que desde siempre estuvo dentro de tu corazón... —sus manos me abrazan y me acurrucan sobre su pecho acariciando mi cabello rebelde que cae sobre su torso desnudo.

—. Tienes razón... —respondo levantando lentamente la mirada hacia sus ojos —nuestro amor es algo imposible de ocultar... ¿Cierto?—sus labios se pegan a los míos y mis ojos se cierran buscando disfrutar de ese toque glorioso.

Miró de reojo la hora en mi reloj que yace sobre el buró junto a la cama, las nueve de la noche, me dejó caer sobre la almohada entristecida porque el tiempo ah pasado tan rápido que siento que no eh podido disfrutar de él lo suficiente, me siento sobre la cama mientras levantó del suelo mi sostén con los dedos de los pies, Darién no se mueve y eso me hace voltear a mirarlo curiosa buscando alguna señal de lo que pasa por su mente.

—. ¿Qué es lo que haces? —pregunta tomándome por la cintura sorpresivamente jalándome hacia su cuerpo —¿Acaso piensas dejarme esta noche? —murmura celosamente en mis oidos haciéndome cosquillas que me hacen retorcerme sobre las sábanas riendo a carcajadas.

—. ¡Es tarde cariño! —suelto a berridos tratando de zafarme de sus manos. —tengo que llegar a casa... —susurro frente a su cara acariciando sus mejillas con las yemas de mis dedos.

—. ¿Acaso tienes diez años? —pregunta burlón lo que me hace darle un pequeño golpe en el estómago. —mi amor, eres mía, mi futura esposa... no pasa nada, solo dile a mis futuros suegros que estás bien pero que hoy te quedarás conmigo...

—. Sonreí por sus ocurrencias —esta bien... Mi futuro esposo, me quedaré contigo esta noche... —anuncio sellando con un beso esa promesa.

Escucho la risa alegre y nerviosa de mi madre al decirle lo que ah pasado, ella no puede ocultar su felicidad ante tal noticia, sonrió al teléfono al escucharle decir tantas cosas graciosas y lindas, al final cuelgo el teléfono y corro hacia la cama lanzandome como una bomba encima de él que me recibe con los brazos abiertos y me besa tiernamente acariciando cada parte de mi haciéndome estallar de placer y como estaba previsto volvemos a entregarnos nuevamente, el peso de su cuerpo sobre el mío casi me deja sin aliento pero sus labios dulces y suaves borran de mi mente todo pensamiento.

La mañana llega demaciado rápido, tanto que parecieron solo un par de segundos los que estuvimos juntos, amarnos así... No fue suficiente, nuestros cuerpos se quedaron con las ganas de poseerse muchísimas veces más. Los tenues rayos de sol entran a través de las cortinas de seda blanca golpeando mi rostro haciendo que mis ojos se abran poco a poco y que mis manos busquen celosamente la piel de mi amado, de pronto siento sus labios dejando un rastro de besos sobre la piel de mi espalda y cierro los ojos para sentir la humedad de su boca que lentamente llega hasta mi cuello, sus manos abrazan mi cintura pegando mi cuerpo aún más al suyo dejándome sentír en mis glúteos su erección mañanera, me volteo con ímpetu y me subo a orcajadas sobre él tomando con mis manos su sexo guiandolo dentro de mi y me muevo... Tan lento, tan sensible, tan extasiada y llena de deseo.

—. !Oh. Por Dios¡ —ruge con los ojos cerrados mientras sus manos sujetan mi cintura —!Serena eres increíble¡

—. Bajo mis labios a su cuello pasando mi lengua húmeda por su piel hasta llegar a sus labios. —¡Cojeme rico cariño¡ —murmuro jadeante sobre su boca.

—. Darién sonríe coqueto —palabras sucias... Qué delicia —gime dejando una nalgada en mis glúteos.

Mi pelvis sube y baja con intensidad, mi boca jadeante susurra palabras que se que lo exitan, siento sus manos firmes que suben hasta mis pechos acariciando mis pezones, sin más rodeos el éxtasis se apodera por completo de mi cuerpo que se deja ir envuelto en un glorioso orgasmo que llena mis terminales nerviosas causando la locura en mi ser.

—. !Oh. Me vengo¡ —gimoteo arqueando la espalda y la cabeza con los ojos entreabiertos.

—. Ven cariño... !Correte para mi¡ —exige moviendo mis caderas al compás de sus manos dejándose envolver por cada espasmo glorioso que invade su ser.

Ambos caemos exhaustos por el momento tan erótico que acabamos de vivir, sonrió sobre su pecho jadeante intentando recobrar el aliento que ya eh perdido.

—. ¿Me amas? —pregunto repentinamente apoyando mi cabeza sobre mis manos que yacen sobre su pecho.

—. Darién pasa un brazo bajo su cabeza y me mira sonriente. —con toda mi alma. —dice mientras acaricia mis mejillas con los nudillos —eres mi mayor anhelo, el amor que por siempre ah vivido y vivirá dentro de mi corazón... Te amo para toda la vida mi pequeña princesa...

Aposte al AMOR.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora