Cap. 27 -. Confesiones

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SERENA

Llore tanto... Tanto que podía sentir como el dolor se apoderaba intensamente de cada célula de mi cuerpo, añore no sentir este enorme vacío que recorría mi ser, no podía imaginar la vida sin él y aunque antes había intentado hacerme a la idea de estar lejos suyo ahora por mis impulsos así sería en definitiva, me acurruque en la cama abrazada a mi almohada deseando verlo entrar por mi puerta, deseando sentir sus cálidos brazos rodear mi cintura pero... No fue así, las horas pasaron y la noche por fin llegó, entre mis desvelos y las lágrimas que no cesaban me puse de pie, mire la hora y de repente me di cuenta... La hora había llegado, reaccione y temí que fuera tarde, corrí hasta su casa y toque ansiosa el timbre pero como antes lo temí nadie abrió, corrí de nuevo a casa por las llaves del auto, no tenía licencia pero eso poco me importó... Lo único en mi mente era él y solo él, baje a prisa los escalones y corrí al auto, las manos me sudaban y temblaban por los nervios que corrían por mis terminales nerviosas.

Me puse en marcha al aeropuerto, en verdad era un milagro que aún no había chocado con algún poste de luz... —lo que puede lograr el amor es realmente increíble y la adrenalina que tu cuerpo puede llegar a generar al sentir que lo pierdes todo lo es aún más... —llegue al aeropuerto y sin que me preocupara el estacionamiento baje apresuradamente del auto y corrí en busca de Darién rogándole a Dios que aún no se hubiera subido al avión, quería decirle que lo amaba, que era todo para mí, que la vida no era la misma si no lo sabía mío, que lo esperaría hasta el final de mis días, me apresure y recorrí cada pasillo del aeropuerto pero... Ya no estaba... Estaba seguro de que lo había perdido todo, se había ido y yo no pude despedirme, me quede ahí sentada con el corazón hecho pedazos sintiendo como la vida se salía de mi cuerpo con cada lágrima que dejaba caer. Los vuelos salían y sabía que en alguno de ellos se iba mi oportunidad para amar...

Los días siguientes los pase como zombi, no comía, no podía dormir, veía como la vida pasaba en un suspiro, le escribí pero no hubo contestación, le llamé pero su número había cambiado y su madre no había querido darme su número actual, me dijo... —es lo mejor... —y yo pensaba —¿Como puede ser lo mejor si no estamos juntos?

Mi padre y mi madre no podían reconocerme y sé que ambos estaban preocupados por mi pero con franqueza todo eso había dejado de importarme, yo extrañaba a Darién, lo necesitaba, lo amaba y me sentía pérdida sin él.

—Hija ¿Puedo pasar? —pidió mi padre parado bajo el arco de la puerta.

—. Está bien, ya se lo que vas a decirme... —replique molesta.

—. ¿Así? ¿Y que piensas que te diré? —pregunto sentándose a mi lado.

—. Qué debo dejar ir a Darién, que ya no esté trizte, que salga y me divierta... Y blah, blah, blah... No estoy de ánimos papá. —exclame sin ánimos haciendo una mueca de molestia.

—. Pues aunque no estés de ánimos me vas a escuchar. —gruño molesto. —Serena tal y como tú lo dijiste... El mundo no se acaba cariño, la vida sigue aún sin Darién y estás dejando pasar la oportunidad de ser feliz, el que se fuera tal vez fue lo correcto, parece que es un muchacho congruente y sensato y en verdad me alegra que siguiera mi consejo...

—. Voltee a mirar a mi padre desconcertada y temerosa de su respuesta pregunté... —¿Qué consejo? ¿A qué te refieres?

—. Yo... Hablé con Darién aquel día que ustedes terminaron, le dije que era lo mejor estar separados, que tenías que aprender a estar sin él, que tenías una vida por delante y si estaban juntos no te enfocarias en vivirla, no me gustaba ver que siempre estabas trizte hija, eso... —en verdad mi corazón enfureció, levanté la mano realmente impresionada por la confesión.

—. ¿Como pudiste? —pregunte incorporando mi cuerpo sobre la cama. —¿Qué estabas pensando? Tú sabías que yo amo a Darién, que él es mi mundo y tú lo alejaste de mi, !la desicion de estar a su lado era mía¡ !No tuya¡ !Por ti se fue¡ !Por ti me dejó¡ Sabes... El amarlo jamás hubiera sido impedimento para que yo lograra cumplir mis sueños, estaba trizte papá... Igual que tú lo estarías si te hubiese pasado lo mismo con mamá, arruinaste todo y no me salgas con esa tontería de que fue por mí bien, la verdad es que tú jamás aprobaste nuestra relación, como quieres que viva mi vida si me privas de experimentar cosas por mi cuenta, !Ahora Darién se alejó de mi y tú lo hiciste¡ —la furia se apoderó de mí, amaba a mi padre pero en ese momento no quería verlo, deseaba estar sola... —vete de mi habitación por favor... —pedí abriendo la puerta.

—. Hija por favor, debes comprender que es lo mejor, realmente lo hice por ti, porque te amo cariño y no soporto verte llorar... —exclamo intentando acercarse a mi.

—. Pues ahora tendrás que verme así por mucho tiempo y saber que fuiste tú quien causó esta infelicidad... —murmuré dando un paso atrás esquivando su agarre.

Mi padre realmente estaba convencido de que había hecho lo correcto, pero... Yo no podía entenderlo de esa manera, ahora solo quería estar sola.

Kenji salió de la habitación totalmente abatido y confundido por las palabras que Serena le había dicho. —tal vez en verdad me equivoqué. —penso —Ikuko había escuchado cada palabra... Se acercó a su esposo con mirada dura y acusatoria.

—. ¿Como pudiste hacerle esto a nuestra hija? —pregunto con semblante oscuro. —¿Porque no le diste la oportunidad de vivir el amor? ¿Porque tuviste que sobre protegerla? Ella es fuerte Kenji y yo sabía que habría podido salir adelante junto con Darién y ahora, vela ahí... Totalmente destrozada, no confiaste en ellos, su amor habría podido con todo.... —sentencio dando la vuelta dejando a su esposo aún más desconcertado que antes...

Aposte al AMOR.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora