Cap. 15 -. Rompiendo el hielo

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Aunque nuestras miradas se encontraron llenas de amor, algo en ella me hizo dudar pues sus ojos destellan un brillo singular, se acerco un poco más y más y pude descifrar sus intenciones, sus ojos bajan a mis manos y sé que ella busca la llave que tengo en mi puño, sonrió internamente pues se lo que trama, le sigo el juego y ahora soy yo quien acorta la distancia entre los dos, se tensa al sentirme cada vez más cerca, se queda inmóvil y sé que está nerviosa, guardo la llave en mi bolsillo y tomo su barbilla entre mis manos dejándole sentír mi respiración acelerada.

Serena pasa su mano por mi cintura y baja lentamente hasta mi cinturón, se lo que quiere y anticipo el movimiento... Detengo su mano con la mía y sonrió burlón plantando un beso en su mejilla, mientras ella forsejea conmigo tratando de quitarme la llave.

—¡Oh! No, no cariño, no te irás a ninguna parte hasta que hablemos tu y yo... —sentencio dejándola de pie sola frente a la puerta.

—. Estás loco... ¿Esto es un secuestro? Darién quiero irme, no tengo nada que hablar contigo. —grita llena de furia incontenible que causa gracia en mi.

—. Seriamente la miro— Sabes... Serena se que me equivoqué, se que lo jodí todo... Pero te amo... me di cuenta ya tarde y sé que te lastime pero quiero que sepas que quiero compensar todo el daño que te eh causado, mira... Jamás tuve nada que ver con Mina, aquella noche en su casa no pasó nada de lo que Seiya supone... Yo... Jamás aposté nada con él, así como a ti él me engañó a mí también, pensé que él en verdad sentía algo por ti y solo le dije un par de cosas que a ti te gustan, jamás quise herirte, te lo juro... —por primera vez me escuchaba y parecía que me entendía.

—. Debiste decirme todo, debiste avisarme lo que él planeaba, me dolió porque eras mi mejor amigo y me vendiste por ella... Por Mina, yo... Crei en ti, crei en él y los dos me fallaron pero me duele más que tú lo hicieras, aunque... Debo admitir que si no hubiera sido por todo esto jamás me habría dado cuenta de lo que sentía por ti... —se dió la vuelta y se sentó en el sofá cubriendo su rostro con las manos.

Me acerque a ella y me agache hasta quedar a la altura de sus ojos, baje sus manos con las mías y ví como su mirada se llenaba de lágrimas, me sentí miserable por ser el causante de su llanto.

—. Te falle y lo reconozco y ahora estoy aquí pidiendo tu perdón, pidiéndote que me regales una segunda oportunidad, porque sabes... Te amo Serena, te amo tanto y tan inmensamente que duele, te extraño y te necesito como a nada... —tome sus manos entre las mías y plante en ellas un tierno beso.

Serena apartó sus manos lentamente y se puso de pie, me sorprendí por aquello y me levanté rápidamente para intentar averiguar qué pasaba, ella se giró hacia mí y movió su cabeza negando, intente acercarme pero ella levantó sus manos solicitando que no lo hiciera.

—. No es así de fácil, la humillación nadie puede borrarla, todos se rieron de mi, los días y las noches que pase llorando fueron una agonía, no puedo hacerlo... No puedo perdonar aún.

Sin decir nada giro sobre sus talones y se fue, la seguí lentamente hasta verla entrar en una de las habitaciones, me quedé de pie solo sintiendo impotencia y agonía por sus palabras, ¿que más podría hacer?, Lo haría, lo que fuera haría por verla feliz por tener su perdón, di la vuelta y camine de nuevo a la sala, me deje caer en el sofá escondiendo la cara entre mis manos sudadas por los nervios, levanté la mirada y mis ojos dejaron salir un par de lágrimas que dolían como mil cuchillos atravesando mi esternón.

Después de un par de horas me acerqué lentamente hasta su puerta, pegue mi oído a la madera blanca pero no sé escuchaba nada, ningún quejido o suspiro alguno, me angustie... Corrí a la cocina por la llave del cuarto y después de meditarlo por un par de segundos, abrí la puerta lentamente, la ví recostada en la cama de lado, una de sus manos bajo su cabeza y la otra en su abdomen, sus ojos cerrados y en sus mejillas el rastro inédito de sus lágrimas amargas, me acerque un poco más y me senté a su lado con mucho cuidado para no despertarla, acaricie su mejilla sutilmente sintiendo en mis dedos la textura de su piel, su respiración era lenta y calmada y eso me hizo sentir mejor, quería dejarla ir pero no podía... Esta era mi única oportunidad para volver a enamorarla, para volver a tenerla y demostrarle que aquel chico que antes era su mejor amigo sigue aquí mismo. Después de unos minutos salí del cuarto y me diriji a la cocina, comenzaba a atardecer y mi cuerpo demandaba comida, saque de la nevera huevos y papa eh hice una tortilla, prepare una ensalada y jugo de manzana, no sabía si ella tendría hambre así que no prepare mucha comida para no desperdiciar en caso de que se negara a comer.

El olor de la tortilla la despertó aunado a eso el constante ronroneo de su estómago que también demandaba comida, se asomó por la puerta y pudo oler la rica tortilla de papa que estaba casi lista, cerró nuevamente la puerta y se sentó en el piso alfombrado.

—. No puedo salir, no le daré el gusto... No puedo perdonarlo aún... —¡Grrr! Escucho rugir su estómago. —pero muero de hambre... ¿Que hago? Ya se... Saldré tomaré la comida y regresaré a la recamara... !Si¡ Eso haré.

Camino lentamente hasta la cocina y me vio terminando de poner la mesa, la ví y sonreí aunque su rostro era de enojo aún...

—. ¿Tienes hambre? Prepare algo... Siéntate y te sirvo un poco... —dije tratando de aliviar la tensión del momento.

—. No gracias, solo dame en un plato y comeré en la habitación... —sentencio sería.

No podía dejarla hacer eso, se supone que este fin de semana era para estar solos y si concentia ese deseo jamás podríamos estar juntos.

—. Mmm... No, no, no... Tienes que comer aquí, supongo que debes tener hambre así que ven, acércate, si no quieres hablar no lo hagas pero tienes que comer aquí... O ¿Prefieres hacer ayuno? —rogue a Dios aceptará.

—. Valla, valla, valla... Ahora me dirás qué si no ceno contigo ¿no voy a cenar? ¿Que es esto la bella y la bestia?—pregunto altanera.

—. Mmm... Si, así es, tu decide... O más bien ¿que te dicen tus entrañas? Hasta aquí puedo escucharlas rugir mi bestia...—sonreí burlón.

—. Ash... Eres insoportable, solo... Comeré porque debo, pero no hables, ¿entendido? —lo logre, tomó asiento y lanzando una mirada retadora tomo los cubiertos y empezó a comer.

Me senté junto a ella en silencio, de vez en cuando podía darme cuenta que me miraba de reojo, quería sonreir, hablarle, pero me contuve, debo ser paciente y esperar a que las cosas se calmen, pero al verla y tenerla tan cerca no podía estar tranquilo, mi cuerpo estaba lleno de adrenalina pura, sentía el impaciente deseo de tenerla en mis brazos y besar sus labios, sentí arder mis mejillas y sin que ella pudiera evitarlo las suyas se tornaron color rosa también.

Al terminar de cenar lave los platos, ella quiso hacerlo pero le pedí que no, se quedó un par de minutos parada en la cocina como estudiando el lugar, tal vez buscando una salida.

—. Creo que me iré a la cama... ¿Dormiré en el cuarto donde estaba? —pregunto tímidamente.

—. Mientras enjuagada el último cubierto la mire. —si ese es el que prefieres adelante, puedes dormir allí, descansa Serena... —dije sonriéndole.

—. Igual tú, descansa...—giro sobre sus talones y camino un par de pasos antes de detenerse de nuevo, me miró y tímidamente hablo. —Y... Gracias por la cena, hasta mañana. —sonreí para ella y la ví alejarse.

Cuando termine, me recosté en el sofá un rato, me quedé dormido sin darme cuenta por el cansancio. Serena sintió sed y salió de su habitación, llegó hasta la cocina, encendió la luz y tomo un vaso, lo lleno de agua y la tomo, giro contemplando el lugar nuevamente y vio un par de pies que salían del sofá, dejo el vaso en la cocina y camino lentamente hasta donde yo estaba dormido, me vio allí con las piernas cruzadas aún con los zapatos puestos, una mano pasaba sobre mi cabeza y la otra descansaba en mi estómago, se acercó y sin poder evitarlo sonrió, la idea de robar la llave paso por su mente pero no lo hizo, algo dentro de ella le pidió quedarse, tomo un manta que había en el sofá pequeño y me cubrió con ella, paso sus dedos sobre mis mejillas, sonrió y sin más se alejó de mi, en el fondo sentí su tacto pero crei que era algún tipo de sueño, no quise abrir los ojos para que no terminará y me quede así... Con los ojos cerrados, esperando sentir nuevamente su piel sobre la mía...

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