Capítulo 14

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Capítulo 14: desenmascarando el pasado.

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Habían pasado tres días, por suerte las hormigas no habían hecho acto de presencia pero Yatziri todavía no los había alcanzado. Una parte de él quería correr hacia donde ella estuviera y asegurarse de que estuviera bien, pero podía percibir el aroma del felino y de ella a lo lejos así que trataba de mantener su preocupación en mínimo.
Observó la luna, si calculaba bien en una semana más llegarían al lugar de siempre. Volverían a su anterior refugio y podrían dedicarse a guardar alimento, a enseñarles a los niños a usar armas.
Hasta ahora las hormigas no habían logrado encontrar el lugar, estaba bien escondido dentro de la niebla y altas paredes de piedra hechas por las naturaleza que formaban laberintos aunque había algo más, seguramente hecho en la guerra, que evitaba que los encontraran ahí.
Los animales de ciudad terminaban por perderse y morían de hambre y sed.
Si ellos se encontraban alguno agonizando solían parar su sufrimiento matándolos y si ya estaban muertos, sacaban su piel para abrigarse.
Sería genial poder quedarse ahí para siempre pero en la primavera debían salir y volver a sus refugios en las cuevas al lado del río, por cuatro largos meses no podían volver a sus tierras cuidadas puesto a que estás se inundaban completamente por un río que corría debajo de ella.
—Parece que las hormigas están muy concentradas en sus nuevos lugares como para seguirnos. — Yadel se sentó a su lado. Era de noche y podían escucharse los grillos, Zahir había salido y se encontraba vigilando  a varios metros del lugar donde habían parado.
El mayor suspiró al notar el montículo de tierra que tenía pétalos sobre él.
—Me parece bien. — Zahir alzó su mirada unos segundos aun manteniéndose arrodillado, para luego clavar su vista en los pétalos azules que él mismo había puesto en el suelo.
—No acostumbramos a llorar la muerte tanto tiempo. — Yadel negó con la cabeza observándolo con atención, Zahir apoyó sus manos en la tierra y deshizo el montículo mezclando la tierra con los pétalos.
—No acostumbramos a tener líderes tan jóvenes ¿Solo por qué soy carnívoro? Ni siquiera puedo decidir qué hacer con un extranjero sin memoria por mí mismo.
Y también orillé a Yatziri a unirse a mí cuando ninguno de los dos estaba preparado para ello.
¿Qué tal si ella encuentra en el futuro a su destinado?— se paró con cuidado y alzó su cabeza para mirar la luna, podía sentir el aire frío deslizar esa sensación por su torso y brazos desnudos, calmando su dolor emocional con sensaciones físicas.
Respiró profundo tratando de descifrar todos los aromas que llegaban a él.
—Los destinados solo son cuentos, es casi imposible encontrar un destinado. — Yadel también se levantó. Zahir era solo un muchacho que aún no entendía muchas cosas, solo se dejaba llevar por sus emociones y aún lloraba a un chico que ni siquiera era su pareja.
No quería ser duro, no quería ser grosero, pero Kael era débil y no era un guerrero. Tal vez la enfermedad nunca se lo llevaría pero había sido completamente evidente que algún día lo alcanzarían las hormigas y lo matarían. Ese niño débil había sobrevivido más de lo que todos habían pensado, pero tampoco podía vivir con suerte y con el dios del cual estaba aferrado.
—Mis padres lo eran. — el omega lo miró dejando que algunos mechones de su cabello cayeran en su frente, sus ojos estaban brillantes como el de alguien que fue interrumpido antes de llorar.
— ¿Y eso de que les sirvió, Zahir? Cuando tu madre murió tu padre se empezó a deteriorar, prácticamente todas sus virtudes en la batalla bajaron. No pudo con todo el peso pero murió de la forma más valerosa posible.
Protegiendo a lo que quedaba de su familia. Protegiéndote a ti. — el alfa dejó escapar un gruñido. Era verdad que a veces no sucedía como líder el hijo del anterior líder si no el más capaz de llevar a la manada por buen camino pero siendo Zahir un carnívoro no había mejor opción.
—Aun así piensa en lo que dije. Yo podría delegarte a ti mi lugar, estuviste con mi padre casi siendo un segundo al mando, sabes lo que necesitamos, como nos movemos y lo más importante: tienes mucha más experiencia que yo.
Ahora mismo solo soy un chiquillo que tiembla y llora porque cuando cierra los ojos todavía puede ver la sonrisa de su amigo mientras acaricia su mejilla.— Zahir se llevó la mano hacia su rostro sintiendo como las lágrimas se agolpaban en sus ojos.
Ni siquiera le había podido decir sus sentimientos directamente.
No había podido pronunciar “Te amo” incluso sabiendo que se le escapaba de las manos. Había tratado de demostrarlo con acciones pero no sabía si su mensaje había sido claro.
Se dejó caer cuando sintió el puñetazo en el rostro, cayó sentado sobre la tierra y dejó escapar un sollozo llevando su mano hacia su ojo mientras alrededor de este empezaba a volverse negro. Levantó la vista con el rostro lleno de lágrimas hacia el alfa que lo miraba parado y con el ceño fruncido.
Sentía una fuerte opresión en el pecho y su corazón saltaba, por su ojo golpeado solo podía ver borroso y eso empeoraba con las lágrimas.
— ¡No llores, eres un hombre!—  Yadel alzó la voz mostrando sus dientes, gruñendo con fuerza. —Él iba a morirse, lo iban a matar porque era débil.
No podía vivir tanto como nosotros porque era un maldito mocoso débil e inservible.
¡Solo era un curador! ¡Era un carnívoro pero aun así no sacó fuerzas ni en su forma humana y temió de su forma animal toda su corta vida! ¡Era un cobarde que prefería esconderse pero tuvo la decencia de salvar a su hermano!
¡Su madre murió salvándolo! ¡Deja de llorar por él y levántate, eres el líder de la manada y es tu deber!—  el alfa apretó los puños tratando de hacerlo enojar, que reaccionara de otra manera que no fuera llorando.
Sabía que podía estar cansado de hacerse el fuerte pero no podía caerse, no podía simplemente querer escapar de la responsabilidad.
— ¡No quiero ese deber! Deja... deja de hablar de Kael así. ¡Él era mucho mejor persona de lo que seremos jamás! ¡Creía en otros caminos que nosotros no veíamos! ¡No era débil, era lo suficientemente fuerte como para enfrentar la realidad de otro modo!— Zahir se paró aún con las lágrimas recorriendo sus mejillas, se sentía mareado y adolorido, tenía ganas de saltar sobre Yadel y golpearlo pero se contenía, temblando de la furia.
Podía insultarlo a él, llamarlo débil, irresponsable e inmaduro pero no permitiría que hablara así de Kael.
— ¿Creía en otros caminos? ¿Creía que podíamos llegar a la paz con las hormigas? ¡Pues creer no sirve! ¡No sirve! ¡Su madre, una guerrera de tomo a lomo, murió por su culpa!— Yadel estaba a punto de gritar pero trataba de mantener su tono de voz aunque en posición de ataque conteniendo otro puñetazo.
Zahir se veía débil pero al menos se había parado de nuevo a pesar del fuerte aroma que salía del alfa que era para intimidarlo, el aroma a omega estrés también se encontraba en el ambiente pero era tapado por el aroma del adulto.
— ¡Tu dejaste morir a tu esposa! ¡Ella murió por ti!— Zahir gritó sintiendo como su garganta dolía.
Ambos se observaron en silencio por largos segundos.
El alfa gruñó con fuerza y se abalanzó contra el omega quien se defendió evitando que lo tumbara, tratando de evitar los golpes pero al mismo tiempo de propinarle algunos.
El aroma a sangre empezó a inundar el lugar a los pocos minutos mientras la pelea continuaba a fuertes golpes y rasguños.
— ¡Paren!— el grito de Yatziri no los detuvo, la chica los separó con fuerza tirándose sobre su tío e inmovilizándolo en el suelo mientras lo amenazaba con su cuchillo. Ella tenía sus pupilas contraídas y gruñía mostrando los dientes tratando de no clavar el cuchillo pero sintiéndose muy tentada a matar al sentir el aroma a sangre del omega.
—Yatziri...— Yadel trató de calmarse, el aroma de su sobrina ahora inundaba el lugar. Sabía que ella estaba histérica y lo sentía como una amenaza por el olor a sangre de Zahir ya que estaban unidos, así que no trató de liberarse para no darle motivos para enfadarse más.
Zahir jadeó y se levantó, sus brazos y pecho tenían moretones de golpes, además su rostro seguía golpeado y en su cuello había rasguños. Escupió sangre en el suelo tratando de mantener la consciencia.
—Déjalo. — trató de sonar lo más fuerte posible sentándose en el suelo sintiendo su cabeza palpitar, ella lo observó respirando agitada y soltó a su tío acercándose a él.
Zahir le gruñó evitando que se acercara más.
—Acaba de venir a defenderte ¿Es en serio?— Yadel frunció el ceño retando al omega.
— ¡No opines! ¿Por qué lo golpeas? ¿Por qué peleas con él? ¡No lo toques, no lo toques!— se sentía totalmente irracional pero la rabia salía de ella a mares, su corazón latía de manera ruidosa y se sentía muy nerviosa. Se mantuvo quieta en su lugar para no ir a golpear a su tío y también para no acercarse a Zahir como quería.
— ¿Qué pasó con el extranjero?— Zahir trató de cambiar de manera abrupta el tema para hacerla entrar en razón. Se sentía algo alegre de que estuviera allí pero también algo molesto.
Era una sensación contradictoria.
—Como estaba mejor caminamos esta noche, al sentir el aroma a sangre lo até y vine aquí. — Yatziri dejó caer sus hombros ya sin estar tan tensa, guardo el cuchillo que mantenía en su mano y caminó hasta llegar Ockel quien estaba a varios metros de donde dormían o pretendían dormir la manada.
A pesar de que habían escuchado a los dos pelear no habían acudido porque las peleas de dos se arreglaban entre dos.
Ockel estaba en forma de humano, sus manos se encontraban rojizas y vendadas, tenía un collar de enredaderas fuertes en el cuello que lo ataban al árbol y un pedazo de piel que le ataba las muñecas también al árbol de una forma en la cual podía acostarse sin problemas y dormir. La alfa se acercó y se dejó caer sentada cerca de él, Ockel abrió uno de sus ojos pero ella le gruñó.
—Él no parece quererte cerca. — murmuró con los ojos cerrados.
—Está pasando un duelo. — habló bajó mirando hacia donde estaba el omega, Zahir se había quedado en el lugar y estaba lamiendo sus heridas mientras Yadel se acercaba a la manada.
Miró hacia su tío e hizo contacto visual hasta que el mayor se acostó y cerró sus ojos.
Yatziri suspiró.
— ¿Eso le da razones para apartarte y no querer tu ayuda?— se medio burló el extranjero.
—Sí, se las da.— Yatziri frunció el ceño apoyándose en el tronco del árbol observando al omega, sonriendo un poco cuando Zahir le devolvió la mirada y no la apartó hasta luego de varios segundos.
Eso la hizo sentirse feliz.
Zahir la apartaba porque estaba lastimado y necesitaba sentirse fuerte, pero aun así no la evitaba del todo.
Ockel frunció el ceño al notar la sonrisa de Yatziri ante la mirada del omega.

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Perdon por tardar es que ya no tengo internet.
Gracias a quienes leen!

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