Capítulo 7.

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Capítulo 7

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Capítulo 7.

(Samanta).

Cuando Liz me devolvió la llamada para avisarme que me recogería, por el enojo que cargaba en ese momento, tuve que contarle el mal rato que había pasado con el estúpido niño rico. No fui muy detallada, porque se lo conté muy deprisa al sentir que en aquel momento me quedaba sin aire.

Sin embargo, cuando salimos de compras y fuimos por algunas cosas para la decoración de mi habitación, pasamos por la librería ya que era muy importante para Liz ver a su escritora favorita en la firma de libros de nuestro país.

Luego, en su vehículo, volvió a traer el tema del mal rato que pasé. Eran casi las 12:00 de la madrugada. Y la verdad era que nos habíamos demorado por la presentación del libro que mi amiga y yo compramos. No me llamaba mucho la atención, pero como ella insistió, la complací y lo compré para acompañarla en la lectura.

—¡Samanta Soler Villeda! —Liz insistió, a pesar de que conducía su viejo vehículo de vuelta hacia mi hogar—. Ni siquiera me has contado muy bien cómo fue que sucedió...

Cuando le expliqué lo que me había sucedido en la tarde con lujos y detalles, me sentí completamente desahogada ya que las palabras engreídas de aquel riquito me habían sacado de mis casillas.

—¿Y estaba bueno? —fue lo primero que me preguntó después de todo el drama que protagonicé.

—Liz, ¿en serio eso es lo primero qué me preguntas del tema?

—Bueno —se encogió de hombros con cierta gracia—, como me has dicho que te habló con petulancia...

—Claro, era un fanfarrón —zanjé .

—Entonces, hay una leve probabilidad de que esté bueno si estaba fanfarroneando tanto —se rio—. ¿O no?

Reflexioné un poco al respecto y recordé más o menos cómo era él...

—Mmm... No lo sé, Liz. No estoy muy segura. Creo que sí...

—¿Cómo qué crees que sí? ¡Lo tenías en tus narices, chica!

—Tenía unos lentes de sol que casi cubrían la mitad de su cara —le aclaré—. Además, llevaba una gorra puesta. No me pude fijar muy bien en los detalles.

—Bueno, chica, pero su complexión... No sé, su estilo o algo así...

—Pues, sí tenía buena complexión... —enarqué las cejas para mí misma—. Era más alto que yo, un poco fuerte pero delgado, y tenía el cabello negro un poco largo —encogí mis hombros—. Y su estilo... Ya sabes, de esos típicos chicos de mamá y papá que visten a la moda. Era de esos blanquitos que tienen la piel tan pálida porque no les da el sol al mantenerse en el aire acondicionado todo el día sin hacer trabajos forzados. ¿Sí me entiendes?

El Segundo Amor ©️ (¡Completa!) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora