Capítulo 19.

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Capítulo 19

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Capítulo 19.

(Samanta).

Enojada y con impotencia, comencé a doblar la pila de ropa, dividiéndola por colores sobre la cama. No me dejaría llevar por la ira que el Dragón me estaba causando para sacarme de quicio. Aunque él había logrado hacer que yo me mordiera la lengua, continuaría haciendo mi trabajo, el que me correspondía como bien lo mencionó. No me sentía avergonzada de lo que tenía que hacer para ayudar a mi madre y para conseguir un poco de dinero. Al contrario, un empleo honrado valía más que sentirse inferior por las tontas palabras de un rico que jamás ha sudado por un dólar en su vida.

Sin embargo, me molestaba mucho que Sam me tratara de una manera tan estúpida cuando en la madrugada me besó. O mejor dicho, cuando nos besamos varias veces. No sabía si él estaba siendo hipócrita o solo son berrinches de alguien que puede tener algo con mucha facilidad.

Continué doblando su ropa como si no hubiese un mañana, con eficiencia y rapidez. Ni siquiera tenía mi teléfono encima para avisarle a mi madre dónde estaba metida, puesto que salimos de nuestro hogar con prisa. Sin embargo, me sobresalté un poco al sentir que la puerta de la habitación de Sam se abrió suavemente. Aunque pensé que podría ser mi madre o la señora Amelia, me equivoqué ya que era la misma rubia voluptuosa que vi la noche anterior en el Night Dragon junto a Sam.

Muchas cosas pasaron por mi cabeza cuando ella caminó con curiosidad hasta mí, mirándome de arriba hacia abajo como si yo fuese un ser inferior y sin importancia. Me ganaba en estatura, pero tenía que admitir que parecía una modelo de revista con su pulcro cabello rubio casi platino. Un vestido rojo se ceñía en su esbelta figura, desde sus enormes pechos hasta sus rodillas. Calzaba unos tacones negros que resaltaban sus marcadas piernas. Su maquillaje era llamativo. Sus labios anchos estaban pintados del mismo color vivo de la tela que cubría su cuerpo con comodidad.

—Hola —le sonreí con sinceridad ya que tenía que ser educada. Extendí mi mano y esperé el saludo de vuelta.

—Ah, sí. Hola... —me dijo al comprobar que solo yo estaba en la habitación—. Así que eres una de las nuevas del servicio... —comentó y sentí cómo sus ojos verdes me examinaron por completo.

—Sí... Es un gusto, señora...

—Villareal —me dijo, pero no recibió mi saludo y me dejó con la mano extendida—. Rebeca Villareal. Oye... —frotó algunos de sus dedos sobre su barbilla y pude notar su pulcra manicura en un rojo vivo—. ¿Has visto a Sam? Su madre procura por él y por... ti...

—Ah, bueno... —me ruboricé un poco—. Es que él fue a realizar sus entrenamientos en la pista de campo y me ordenó comenzar a trabajar con su pila de ropa.

—Entiendo... —su mirada de disgusto sobre mi cuerpo me hizo sentir sumamente incómoda—. ¿Y él no te dijo que aquí se trabaja con uniforme? Mejor dicho, ¿no te informó que en la urbanización Chaidez Telles se trabaja con el uniforme del servicio correspondiente?

El Segundo Amor ©️ (¡Completa!) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora