Capítulo 28.

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Capítulo 28

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Capítulo 28.

(Sam).

Tenía que tragar hondo para intentar simular la excitación que estaba a punto de complacer con Samanta. Me quedé con los brazos cruzados cuando ella se alejó. Sin embargo, tampoco quería que se fuera. Una extraña frustración me invadió por completo y lo reflejé en mis expresiones y en mis acciones hacia Rebeca.

—¿Y bien? ¿Qué es lo que pasa? ¿Cuál es esa situación familiar de la que quieres hablar? —le hice un sinnúmero de preguntas llenas de sarcasmo, porque la verdad era que yo sabía a la perfección que solo vino a hablar conmigo. Sin embargo, yo seguía molesto con ella por su descaro y su insinuación sobre Samanta.

—En realidad... —Rebeca miró de reojo hacia los lados y luego observó detrás de mí para asegurarse que no hubiese nadie—. Vine a verte... —susurró.

—No tienes que preocuparte de que nos puedan ver, Rebeca. Ahora mismo no hay nadie en los alrededores, así que dime para qué viniste a verme.

—Porque tenemos que hablar y arreglar las cosas entre los dos. No me agrada que malinterpretes lo que dije de tu nueva empleada. Solo fue una sugerencia. No quiero que las situaciones entre tú y yo se tornen hostiles por una tonta cuestión como esa.

—¿"Hostiles"? —solté un bufido con sarcasmo—. Creo que no acabas de entender que no es solo por lo que has dicho, sino por toda esta situación que realmente ya me está cansando. Es decir, ¿no creerás que estaré por ti para siempre? Eso es justo lo que he pensado todos estos años, pero cada vez me voy dando cuenta de la realidad de todo esto.

—Sam, no creo que este sea el lugar idóneo para hablar de todo esto —ella seguía intranquila mientras miraba de reojo—. Vamos a encontrarnos en algún lado, por favor. Arreglemos esto. Yo no puedo estar sin ti.

—Ya nos vimos esta mañana. Es lo que somos, ¿no? Nos acostamos y nos divertimos de vez en cuando. No entiendo para qué debemos arreglar las cosas, si solo me estoy rigiendo por lo que siempre hemos acordado desde que nos metimos en esto.

—Por favor, no seas así conmigo. Últimamente estás muy rebelde y no quiero pensar que se debe a cierta personita que llegó a tu casa recientemente.

—No estoy para que me digas todas estas huelebicherías, chica —negué con la cabeza al cerrar mis ojos por algunos instantes.

—¿Y eso es lo qué crees que estoy diciendo?

—Solo digo que es fácil asumir algo desde tu perspectiva cuando no te has puesto en mi lugar, uno en el que te he esperado durante muchos años. Ahora no lo hago, porque ya no te espero. Solo me dejo llevar y vivo el momento.

—Sam, sé que te sientes molesto por toda esta situación y que estás harto de esperar, pero...

—¿No te das cuenta de que de verdad no estamos en el mejor momento, ni en el lugar adecuado para hablar de todo esto? —mascullé por lo bajo al acercarme a ella.

El Segundo Amor ©️ (¡Completa!) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora