Capítulo 65.

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Capítulo 65

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Capítulo 65.

(Samanta).

El Dragón tiraba de mi mano con más insistencia mientras nos alejábamos del bullicio. Cuando tuve la oportunidad de mirar hacia atrás, busqué a Liz con una expresión preocupada en mi cara, pero cuando noté que estaba distraída gracias a Héctor, me concentré en Sam. Él y yo subimos hasta la zona VIP y me guio nuevamente hacia el despacho. Me soltó de mala gana y se sentó junto al escritorio, recostando la espalda y apoyando el cuerpo hacia atrás al esquivar mis ojos.

—¿Y ahora qué pasa, dramático? —me crucé de brazos en sus narices.

—Coño, ahora yo soy el dramático —señaló su labio partido y buscó una servilleta en uno de los cajones del escritorio.

Rodé los ojos y fui hacia su dirección muy decidida. Le quité la servilleta y comencé a acercarla hacia su labio inferior con mucho cuidado.

—¿Qué haces? —se hizo el fuerte, aunque noté rubor en sus pálidas mejillas—. ¿Primero me tratas cómo si yo fuera un cualquiera y ahora intentas curarme?

—Nadie te mandó a pelear con Tomás —presioné mis labios mientras limpiaba su herida—. Y no te muevas tanto, engreído.

—Nada de esto hubiera pasado si no lo hubieses invitado a mi pub.

—Yo no lo invité —le aclaré—. Él simplemente llegó a este lugar.

El Dragón se rio con fastidio en mi cara y negó con la cabeza, como si no me creyera.

—¡Es la verdad! —le gruñí.

—¡Auch! —se quejó cuando presioné un poco la herida—. ¿Y por qué diablos tenías tus manos en ese?

—¡No tenía mis manos en él! ¡Al menos no de manera intencional, Sam!

Aja...

—Yo estaba bailando sola, pero cuando se me acercó por la espalda pensé que eras tú y...

Ah, eso me tranquiliza —bufó—. El hecho de que lo hayas confundido conmigo. Qué paz me causas...

—Realmente, eres más dramático de lo que pensé. Además, no sé por qué te quejas tanto cuando la mujer de tetas falsas salió de aquí con aires de grandeza.

—¡Samy, ya te dije que no pasó nada! —me puso los ojos en blanco con una actitud muy pedante—. ¡Ella todavía no entiende que lo nuestro acabó hace mucho tiempo!

—Qué tierno —le hice ojitos—. El ternerito y la vaca.

—Es verdad que llevábamos muchos años viéndonos a escondidas, ya que es una mujer casada y es la mejor amiga de mi madre —ignoró mi comentario—. Pero hace mucho que me cansé de sus palabras vacías. Aunque la veas como "la mujer de tetas falsas", es astuta, fría y calculadora. En fin, no me interesa regresar con ella, Samanta. Pero tú debes mantenerte alejada de ella lo más que puedas. No quiero que te moleste y que interfiera de alguna manera con tu vida laboral o la de tu madre.

El Segundo Amor ©️ (¡Completa!) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora