Capítulo 18.

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Capítulo 18

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Capítulo 18.

(Sam).

No me sorprendía saber que estaría en la misma universidad que la pobretona ya que solo los becados de clase baja y los de la alta sociedad eran los que tenían la oportunidad de acceder a aquella institución en específico. El verdadero colmo era que en un abrir y cerrar de ojos ya tenía a la niñita metida en mi casa, en mi pub, y muy pronto en mis estudios.

«¿Faltaba algo más para que las situaciones continuaran jodiéndome la mente y los deseos reprimidos que intentaba negar cómo fuese posible?»

Mi madre y la señora Sara Villeda continuaron hablando muy emocionadas, como si nosotros sus hijos hubiésemos dejado de existir por un momento. Ambas estaban maravilladas. Hasta ya planeaban salir de compras para pasear en ocasiones. Y para completar, todos en familia.

Sin embargo, no me importó examinar a Samanta y que ella lo supiera. A veces necesitaba rendirme ante su belleza tan natural y tierna. No lo podía evitar. Y mucho menos en el momento. Desde que se presentó en el despacho de la familia gracias a mi madre, tuve que tragar saliva cuando noté sus largas y esbeltas piernas en ese corto vestido rosa y barato de segunda. Tenía que admitir que las cosas baratas le sentaban de maravilla. Era más que un hecho.

La forma de mover sus labios al hablar y sus ojos parpadeando con ternura me causaban rabia, pero ni siquiera yo mismo sabía la razón de mi extraña reacción. Solo sentía que me sucedía.

Su pelo castaño y sedoso un poco más abajo de sus hombros brillaba con naturalidad. Verla de cerca y ante la claridad que atravesaba las ventanas acristaladas del despacho familiar, me hicieron fijarme mejor en su piel tan suave y blanca, a pesar de que estaba un poco tostada por el sol. Toda esa combinación en su tez hacía que mi boca se me hiciera agua. Algunos pequeñitos lunares que decoraban su cuello me hicieron morderme la lengua.

—Sam, hijo... —mi madre me sacó de mi leve ensoñación. Por suerte, reaccioné de inmediato ya que lo menos que quería era estar apendejado por una niñita tonta—. ¿Me estás escuchando? —su pregunta pareció una clara advertencia—. Muéstrale la casa a Samanta, ¿bien? Rebeca y su esposo vendrán a visitarme en un rato y necesitaré organizar algunos detalles con Sara.

—Claro —acepté su pedido, aunque en mi interior me sentía un poco fastidiado por todo el asunto de las visitas a la vez.

—Vengan... —mi madre fue la primera que salió del despacho familiar. Sujetó una de las alas de la puerta para que los demás saliéramos.

—Sara, necesitaré de tu ayuda en la cocina —mi madre se adelantó con la mamá de Samanta, colocando el brazo sobre los hombros de esta, dejándome atrás con la respondona—. Verás, lo que sucede es que mi mejor amiga es un poco exigente con los platillos... —todavía podía escucharla cuando ambas se dirigieron hacia las escaleras para bajar hasta el primer piso.

El Segundo Amor ©️ (¡Completa!) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora