Capítulo 62.

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Capítulo 62

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Capítulo 62.

(Sam).

Era increíble como la felicidad me la podía causar una sola chica, sin importar el ambiente ni los lujos. Para mí todo pasaba a un segundo plano cuando se trataba de Samanta. Entonces, comprendí que no era el lugar o el dinero, sino la compañía de la persona con la que disfrutabas en el momento.

Samanta y yo hablábamos de temas triviales. Me sorprendía lo cómoda que parecía a mi lado. Y para ser sincero conmigo mismo, ella era de las pocas personas que no tenían miedo de mí.

—Dragón —Héctor llamó mi atención con el teléfono contra su oreja. La amiga de Samanta aún permanecía a su lado—. Tú tío llegó —me avisó.

—Mierda —me quejé por lo bajo después de otro trago de Jack Daniel's. El wiski ya me tenía un poco achispado.

—¿¡Qué!? —Samanta se alarmó. Ella también estaba un poco achispada después de varias bebidas de colores—. Creo que ya debo irme. Se supone que los empleados de la mansión no debemos estar en un lugar como este. Y menos si este sitio le pertenece al heredero de la familia para la cual trabajo.

—Tranquila —sujeté su mano con la intención de calmarla—. Créeme, mi tío es la persona menos indicada para decirte que no debes estar aquí.

—¿Tú crees? —engrandeció los ojos.

—Estoy seguro —le sonreí y sujeté su mano. Luego plasmé un beso sobre su muñeca—. Escucha, debo atender algunos asuntos —le avisé con la mejor cara de niño bueno que pude mostrar—. No tardaré mucho, pero quédate cerca de tu amiga. Te llamaré —le avisé con rotundidad.

Ella puso los ojos en blanco, pero no pude evitar presionar su nariz para molestarla.

—¡Ugh, ya vete! —se rio de mi acción y apartó mi mano.

Cuando me alejé de ella, miré a Héctor, quien estaba más que entretenido con la amiga de Samanta. Podría decir que hasta parecían estar coqueteando. Sin embargo, cuando él se percató de que yo lo esperaba, no dudó en levantarse de su lugar para dirigirse hacia mí.

—¿Dónde está? —le pregunté a Héctor cuando comenzamos a caminar.

—Arriba, en la azotea —me informó.

Caminamos hacia unas escaleras en forma de espiral. Cuando abrí la puerta de la azotea, me encontré con más personas de la alta sociedad. El lugar era parte de la zona VIP, pero era un sitio más tranquilo y para personas más adultas. Banqueros, grandes empresarios, arquitectos reconocidos, entre otros, abundaban en el área.

Había muchas mesas decoradas y una cantina personalizada con diferentes tipos de bebidas. Héctor y yo nos acercamos a mi tío, quien hablaba muy animado con un empresario que deseaba que sus propiedades fueran rediseñadas por él.

El Segundo Amor ©️ (¡Completa!) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora