Capítulo 22.

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Why Stop Now - Chase Atlantic ♪

♪ Why Stop Now - Chase Atlantic ♪

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Capítulo 22.

(Sam).

Las horas habían pasado y no dejaba de pensar en las palabras de Samanta. Además, tampoco paraba de reflexionar cómo ella había tenido mi atención a pesar de que Rebeca estaba presente en la cena. Tenía que admitir que verla con su marido continuaba causándome el mismo efecto de siempre —rabia e impotencia—. Pero por otra parte, ver cómo la respondona comía frente a mis narices también era toda una novedad.

Aunque Samanta comió de forma ordinaria y como si fuese una mal educada, no pude dejar de mirarla. Ni siquiera había podido disimular frente a Rebeca la curiosidad que sentía por cada simple gesto que esa niña hacía. Lo extraño era que ella no aceptó vivir en la mansión a pesar de que mi madre le ofreció la estadía y mi padre pareció estar de acuerdo. Por alguna razón, me inquietó un poco que no hayan aceptado. Sin embargo, la diferencia de distancia era muy poca, casi nula.

Me encontraba acostado en mi cama. Tenía los auriculares colocados en mis oídos y el tema Why Stop Now de Chase Atlantic sonaba en un volumen predeterminado. Fumaba uno de mis cigarros y lo exhalaba entre más pensamientos que se me presentaban. Ya ni siquiera luchaba contra ellos cuando aparecían en mi mente de manera automática.

Héctor regresó a su casa —la cual se ubicaba a unas cuantas calles dentro de la misma urbanización—. Su padre lo había llamado para que lo ayudara a atender uno de sus negocios financieros, así que me quedé a solas. No quise salir a ningún lado a pesar de que todavía era sábado por la noche, ni siquiera para el Night Dragon. Preferí quedarme y disfrutar de una situación tan simple como escuchar música y ver televisión sin que nadie me molestara, sin la típica compañía de la gente que siempre me rodeaba.

🐉

Rebeca me había llamado para encontrarnos el domingo por la mañana. Y así hicimos, como siempre. Para el encuentro, ella me citó en un lujoso hotel en la capital del país y un poco lejos de mi casa, donde volvimos a tener sexo como tantas veces.

Entre cada beso que Rebeca me daba mientras lo hacíamos, solo me hacía recordar cómo Samanta me la había puesto dura sin tan siquiera saberlo cuando se dobló. Sin contar que intentaba sacarme de la mente sus jodidos besos.

"Hablas mucho y practicas poco, muñeco de algodón".

Entre cada uno de los besos de la rubia en nuestro acto sexual, tuve que cerrar y presionar los ojos para reavivar involuntariamente los de la tonta niña que me estaba volviendo loco por la confusión.

—Sam... —Rebeca me susurró, mientras que yo seguía recibiendo sus besos como si fueran los últimos, sedientos de ellos—. Definitivamente estás muy pasional últimamente —a pesar de que ella continuaba muy excitada por mi arrebato, solo pensaba en cómo Samanta se había encaramado sobre mí con ese hermoso cuerpo y ese perfume barato que me atormentaba.

El Segundo Amor ©️ (¡Completa!) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora