Capítulo 56.

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Capítulo 56

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Capítulo 56.

(Sam).

Regresé a la mansión después de entrenar en la pista de campo. Cuando me duchaba, no podía evitar recordar como Samanta y yo lo hicimos contra las baldosas de mi bañera. Con una sonrisa de suficiencia, revolví mi pelo y salí del baño con una toalla envuelta sobre mi cintura una vez que terminé.

No paraba de mirar la pantalla de mi iPhone. Esperaba que al menos Samanta me avisara que ya venía de regreso, pero ni eso. Después de verificar mi teléfono por vez no sé cual, me vestí. Un pantalón azul Adidas y una blanca camiseta de la misma marca me tendría que bastar. Ni siquiera tenía que cepillarme el pelo si no quería, ya que este se rizaba un poco al secarse.

Me senté junto a mi escritorio y comencé a dibujar mientras esperaba a Héctor y a Samanta. Era irónico como pasé de dibujar tanto sobre la rubia para comenzar a trazar detalles sobre los pocos dibujos que poseía de la respondona. Mi teléfono comenzó a sonar y con una estúpida sonrisa llena de emoción quise responder. Cuando vi el nombre «Rebeca» reflejado en la pantalla del iPhone, mis ilusiones volvieron a calmarse.

—¿Qué pasa? —respondí.

—Sam, ¿por qué no te has dignado a responder mis llamadas?

—He estado bastante ocupado.

—No te creo. Siento que me estás evadiendo.

—Rebeca, creo que te dejé las cosas claras —rodé los ojos para mí mismo—. Sabes que decidí dejarlo, porque ya me cansé de esperar, de ser el segundo.

—Pero...

—Tampoco espero que arregles tu situación para que regreses conmigo —la interrumpí—. No esperes más de mí, porque ya no habrá más.

—Es que no puedo aceptar que lo nuestro termine de esta manera, de la noche a la mañana. Sam, por favor...

—Nada de esto ha sido de la noche a la mañana, Rebeca. Sabes muy bien que todo esto ha sido por muchos años.

—Te pido que nos veamos hoy —estaba desesperada—. Si tú quieres puedo ir a verte ahora mismo. Tus padres están muy ocupados con los asuntos del trabajo.

—No puedo —aunque yo decía la verdad, también era una excusa para evadirla—. Tengo que reunirme con una compañera para estudiar.

—¿"Estudiar"? ¿Tú? —no parecía creérselo—. Nunca en tu vida has estudiado, ¿pero ahora me vienes con eso?

—No tengo por qué darte ninguna explicación. Sin embargo, a pesar de que no soy amante a esas cuestiones de estudiar, tengo deberes que cumplir.

—Sam, no puedo aceptar que lo que tú y yo tenemos, algo que ha durado años, se termine por tus rebeldías.

El Segundo Amor ©️ (¡Completa!) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora