『Si estuvieras en...』

pet

Tu mascota sería un gato por lo que estabas nerviosa de juntarlo Kuma y Dalgom.

[…]

Tenía la cabeza apoyada contra el vidrio del auto de mi hermano mayor, él era quien cuidaba a Kirara, o Kira como la llamaba, desde que debuté pues casi ni tenía tiempo para cuidarme a mí misma, no podría cuidar a mi minino.

Esta bola de pelos iba dormida en mi regazo puesto que yo había estado todo el recorrido desde la casa de mi hermano acariciando su pelaje.

— ¿Segura que es una buena idea? —inquirió mirándome de reojo cuando estábamos a mitad de camino hacia la casa que compartía con las chicas.

— ¿Acaso te encariñaste con este “gato tonto”? —pregunté de regreso con burla usando el apodo que él mismo le había puesto.

—Pff, sabes que era Jang quien la cuidaba —se defendió usando la excusa de que su novia lo hacía, aunque ella misma me había contado las veces que lo encontraba jugando con el animal y hablándole como a un bebé.

Luego de asegurarle que era una excelente idea y de que mi bebé debía estar conmigo ambos volvimos a estar en silencio como por… cinco segundos.

Ambos somos sumamente unidos aunque tengamos cinco años de diferencia, desde que los dos somos niños hemos hecho todo juntos, literalmente no hay día en que no nos escribamos
aunque sea simplemente para decir “Hola, tonta”.

Mi emoción comenzó a crecer cuando tan solo faltaban tres calles para llegar, mientras hablábamos de nuevo que
tenía terminantemente prohibido tener novio aún.

Cuando por fin llegamos estacionó el auto enfrente y ambos bajamos a la vez solo que yo tenía a Kira en mi brazo.
Reiji abrió la puerta trasera para sacar la pequeña cama y la bolsa con sus juguetes. Justo en ese momento la puerta de entrada se abrió saliendo Jisoo de ahí corriendo para abrazarme rápidamente, hace tres días no la veía pues visitaba a mi hermano en Busan.

—Hola, Reiji oppa —lo saludó pues desde hace años le había presentado mi hermano a las chicas, incluso él llegó a gustarle un poco a la mayor.

—Hola, Jisoo-ssi. Bien, yo debo irme, cuida bien a esa bola de pelos.

—Sí, yo igual te quiero, oppa.

Ambas entramos luego de que ella tomara las cosas del gato, cruzamos el camino en el patio hablando emocionadamente sobre lo mucho que había sucedido en tres días. Hasta que llegamos a la puerta de la casa,
entramos, pusimos nuestros zapatos en el estante y fuimos hasta la sala donde estaban las otras tres con ambos perros. En ese momento los saludos podrían esperar pues ahora había algo más importante, ver como se
comportaban los animales.

Los dos caninos corrieron hacia mis pies por lo que yo me agaché haciendo que se alejaran un poco y luego puse a Kira en el suelo.

En ese momento las cinco estábamos juntas con la expectativa de ver que sucedería.
El gato peludo se estiró literalmente se restregó contra Kuma mientras Dalgom lo olfateaba, cinco minutos después los dos perros saltaban y correteaban al rededor de Kirara esperando que esta los imitara y se pusiera a correr con ellos, sin saber que es el minino más vago del mundo.