I
Basil Hallward no puede curar su insomnio y se niega a probar una bebida alcohólica otra vez. No duda de las palabras de Dorian sobre la desafortunada destrucción de su obra maestra, pero le incomoda que no se le permita replicarla. Sospecha que el asunto es más complicado de lo que parece en la superficie aunque no tiene forma de imaginar la verdad.
Busca explicaciones en su mente y no las encuentra. La incertidumbre y la duda lo carcomen. Ya no se trata tan solo de su bloqueo artístico prologando sino de la necesidad de ver a Dorian Gray retratado, ya sea en el cuadro original o en uno nuevo.
Teme, sin embargo, que actuar contra las órdenes de su empleador podría tener graves consecuencias para él o para su hermano menor, por ello no insiste, no intenta crear otra imagen de mi protegido.
Es una lástima que Dorian haya tomado la decisión de prohibirle un nuevo retrato, pero entiendo su temor a que se descubra su eterna juventud. ¡Se está desperdiciando el talento de uno de los pocos humanos capaces de plasmar belleza en el arte!
Encerrado en su atelier, pinta un paisaje frívolo. La escena muestra nuestra llegada, con las tres bestias aladas en el cielo rosado del amanecer. El dragón de Dorian tiene la boca abierta en un rugido silencioso, las alas cubren al joven Gray porque Basil teme que incluso una pequeña imagen pudiera causarle problemas. Detrás estoy yo, montado sobre el imponente lamasu; la silueta de mi sombrero resalta a contraluz. Por último, se ve a Macoa sobre su criatura, la figura no está bien definida a causa de la lejanía.
El bosque y la cordillera se alzan en la distancia; la mansión Gray asoma en uno de los rincones. No es una mala pintura, sería absurdo decir que Basil Hallward realiza obras de baja calidad y, sin embargo, es un paisaje sin vida. No se destaca.
Él lo sabe, le molesta pensar que sus creaciones, a pesar de ser buenas, no se comparan con la extraordinaria belleza del retrato de Dorian Gray.
Basil se pone de pie luego de colocar un detalle. Se aleja un poco del lienzo y lo observa con cuidado como si fuera un espectador. Mueve su cabeza de un lado al otro, da pasos hacia ambos costados. Busca imperfecciones, pero no las encuentra. Sabe que algo falta, que podría mejorar la imagen. Desearía pintar a Dorian en la distancia, sobre el dragón.
La perfecta hermosura del joven Gray lo hipnotiza. Como persona, le teme. Pero su figura lo enloquece. Si Hallward pudiera, pasaría el resto de su vida observando a mi protegido en silencio como si contemplara una obra de arte.
Suspira, resignado. Mueve el lienzo a un costado para que la pintura se seque y coloca otro frente a su silla. Camina hacia el escritorio y revuelve los varios bocetos inconclusos que ha dejado allí. No tiene ganas de pintar nada en particular, pero sabe que es la única forma que tiene de pasar el tiempo, de esperar por el amanecer.
Bosteza. Está cansado, pero se reúsa a dormir, sabe que no podrá conseguirlo de todas formas. Escoge un dibujo a lápiz de mi silueta, ¡qué grata sorpresa! No se ve nada mal. Se trata de una imagen de cuerpo completo con algunos rasgos levemente exagerados. Mi barbilla se ve puntiaguda y mi bastón demasiado extenso. No importa, me honra que se interese por algo así. Sé que la belleza de mi manifestación física no se compara con la hermosura de Dorian Gray.
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Condenar a Dorian Gray (RESUBIENDO)
FantasyEl calendario y el reloj son herramientas para esperar pacientemente por el propio final. Y absurdo es el actuar de Dorian Gray frente a estas verdades. Mi protegido es, hasta donde mis conocimientos abarcan, el único ser que ha nacido mortal y goz...