I
Al rey le toma casi cuatro años alcanzar el lecho de muerte. Se aferra a la existencia mundana con ahínco. Es patético. Se humilla a sí mismo día tras día entre médicos, curanderos, alquimistas y supuestos brujos. Llegan extranjeros con promesas de mejoría que lo único que logran es quitarle dinero. Pero él no se rinde, le aterra desvanecerse en el olvido. Teme que a su alma le espere un infierno en llamas o, peor aún, la nada misma.
Y eso es en parte porque yo me he metido en su mente para sembrar pesadillas en cada posible momento de descanso de su majestad. ¡No he tenido nada mejor que hacer con el tedioso paso del maldito tiempo!
Dorian me ha prohibido interferir, tampoco lo ha hecho él mismo. Mi protegido teme perder su posición si llegase a sospecharse que uno de nosotros es el asesino del rey. Y, aunque yo le he repetido en incontables ocasiones que puedo inculpar a otros, el joven Gray se ha negado.
Él también se aferra con fuerza a lo que ha logrado. Solo un escalón lo separa de la cima de sus metas. Cuando Reuben VI se marchite por completo, un nuevo rey se alzará en Alangtrier. Un rey que, si así lo deseara, podría gobernar por la eternidad.
Presiento que será esta noche. Que en pocas horas comenzará un nuevo período en la historia del reino. La vitalidad escapa por los poros del monarca, se cuela fuera de su cuerpo con prisa. Veo el modo en el que su vida se mezcla con el viento y se pierde poco a poco. Su alma no me interesa desde lo personal, pero presenta tal grado de corrupción que de seguro será deliciosa, ¡no voy a desperdiciar una oportunidad de alimentarme!
Si hay algo más allá de la muerte o no, él nunca lo sabrá. No permitiré que su espíritu abandone el mundo. Aguardo, impaciente.
Sophronia llora. Arrodillada junto a la cama de su padre, repite rezos a los dioses en los que cree. Incansable, los murmura una y otra vez durante horas. Sabe que él no se recuperará. Sabe también que ha cometido numerosos actos incorrectos, así que ora solo por la salvación de su espíritu.
Tonterías.
Dorian lleva tiempo actuando como representante del rey. No puede tomar decisiones repentinas ni disponer de la fortuna, pero sí debe encargarse de cualquier asunto político que surja, de documentos para revisar y aprobar. Pasa gran parte de sus días realizando tareas burocráticas que Reuben acumulaba sin dar importancia alguna.
Mi protegido lo hace porque le brinda una falsa sensación de poder. Porque cree que causar una buena impresión entre los consejeros reales ayudará durante su primer período en el trono. Necesita aliados para asegurar un gobierno fuerte, para eliminar dudas sobre su capacidad de reinar.
II
El momento fatal llega, como no puede ser de otra forma, casi a medianoche. El último suspiro del monarca se desvanece entre el eco de los relojes que anuncian el cambio de día. Fuera, los rayos de la tormenta intentan ahogar el llanto de Sophronia.
Intangible, rodeo el espíritu del fallecido y lo absorbo, lo vuelvo parte de mí. Arranco lo que queda de él cuando el atisbo final de su alma intenta desprenderse del cuerpo ya extinto. Sabe a adulterio y a traición, a lujuria y a soberbia, a las distintas formas de corrupción y de maldad que han dominado su paso por el mundo mortal.
Me deleita, aunque sé que no se compara con el manjar que será mi protegido en el futuro.
Sophronia tarda en notar lo ocurrido. Y, cuando lo hace, suelta una exclamación de horror. Intenta despertar a su padre. No lo logra. Lo llama entre gritos que se oyen por el pasillo y que alertan al médico de turno.
Fuera de la recámara de Reuben VI, el pequeño Edward llora sin entender muy bien por qué su madre está triste. Le tapa los oídos a su hermana menor, Marjorie, que todavía no habla, pero que entiende lo suficiente como para saber que algo malo ha ocurrido. Ambos se abrazan en el corredor, junto a la puerta. Ven a los empleados del palacio que entran uno tras otro al recinto. No dicen nada, tampoco los notan. El mayor tiene miedo. La menor comienza a quedarse dormida en brazos de su hermano.
Dorian también escucha la conmoción: los pasos apresurados, las voces que rumorean entre los muros. Y sonríe. No se mueve de su sitio, le preocupa no ser capaz de esconder su sonrisa y su satisfacción. En poco tiempo será coronado como el nuevo rey de Alangtrier. Una vez en ese rol, nada podrá detenerlo. Estará por encima de la ley del continente. Un monarca no puede ser juzgado ni cuestionado.
El vert se asoma en sus pupilas, brilla con intensidad. Debe ahogar una carcajada triunfal al imaginarse a sí mismo sentado en el trono. Solo es cuestión de tiempo. Pasado el funeral y el luto oficial, necesitará hallar una nueva meta para perseguir.
Quizá le sugiera conquistar los tres reinos y gobernar así el continente completo. Creo que le agradará la idea.
Este es un capítulo breve que sirve para presentar el salto temporal entre la primera y la segunda parte de la novela. ¿Están listos para ver a Dorian como rey?
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Condenar a Dorian Gray (RESUBIENDO)
FantasyEl calendario y el reloj son herramientas para esperar pacientemente por el propio final. Y absurdo es el actuar de Dorian Gray frente a estas verdades. Mi protegido es, hasta donde mis conocimientos abarcan, el único ser que ha nacido mortal y goz...