I
El reinado de Dorian Gray pasará a la historia como uno de los más sangrientos del reino de Alangtrier en lugar de como uno de los más hermosos. Futuras generaciones aprenderán sobre los absurdos edictos y sobre las múltiples ejecuciones públicas que resultaron de ellos. Nueve de cada diez personas recordarán con odio cómo perdieron a algún ser querido a manos de la tiraría del monarca más bello que se haya visto. En un comienzo, se sospechaba que el rey pasaría a la historia como "Dorian I, el hermoso", pero ahora pareciera que la nomenclatura con la que se rememorará está época será del estilo "Dorian I, el temible" o "Dorian I, el asesino".
Mi protegido, encerrado en su burbuja, es incapaz de verlo, de entenderlo. A él solo le preocupa sentirse a salvo, creer que nadie se atreverá a quitarlo del trono por el que tanto se esforzó.
Sabe que la ley de máscaras ha costado ya cientos de vidas y supone que el decreto de la buena palabra acabará con otras tantas. Lo que no comprende es lo que ello significa y las consecuencias que podrían ocasionar sus actos.
Está decidido, cegado como las bestias militares que se entrenan para avanzar sin distraerse por lo que las rodea.
A partir de este día, hablar mal del rey o de su familia será considerado una blasfemia que será juzgada y condenada según el grado de la ofensa. La pena mayor será, indudablemente, la muerte.
Estará prohibido sospechar de la inhumanidad del rey, criticar sus decisiones o dudar de su sabiduría. Estará prohibido crear, compartir o mencionar teorías sobre la vida privada del rey y de su familia. Estará prohibido opinar de forma pública sobre cualquier aspecto de la realeza (desde sus dones hasta sus personalidades; es una prohibición total). Las cláusulas son detalladas y puntuales.
—Buenas tardes, amigo mío —saludo a Dorian apenas me materializo en sus aposentos.
El amanecer llegará pronto y él no puede dormir. Revisa una y otra vez su anuncio, quiere asegurarse de no dejar cabos sueltos, agujeros legales que permitan a las personas pasar por encima de su autoridad.
—Estoy ocupado, le pido que no me moleste.
—Como tu fiel consejero, traigo conmigo una consulta respecto de tu reinado. Lo mejor será que la haga ahora, antes de que puedas colgarme por ello —bromeo.
—¿Qué desea?
—¿Cuándo prohibirás respirar o nacer? —consulto con sarcasmo y arqueo una ceja—. Tampoco has prohibido comer o dormir todavía, creo que lo has olvidado.
Dorian no responde, finge ser incapaz de comprender lo que insinúo con mi consulta y relee otra vez. Parece conforme con lo que hará.
—¿Sabes que hace dos días ejecutaron a una de las cocineras por salir del baño sin su máscara? —añado—. Allí mismo. Los guardias le vieron el rostro y la atacaron cuando todavía estaba semidesnuda. No se detuvieron a interrogarla ni a investigar que se le había roto y que no tenía forma alguna de cubrir su semblante hasta llegar a sus aposentos. —Hago una pausa—. Es la comidilla de la servidumbre, lo he oído en varios rincones. Algunos empleados están asustados, otros sienten terror. ¡Imagina cuando sepan que ni siquiera podrán hablar al respecto! —exagero el tono de mi voz y luego suelto una carcajada.
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Condenar a Dorian Gray (RESUBIENDO)
FantasiEl calendario y el reloj son herramientas para esperar pacientemente por el propio final. Y absurdo es el actuar de Dorian Gray frente a estas verdades. Mi protegido es, hasta donde mis conocimientos abarcan, el único ser que ha nacido mortal y goz...