I
No existe nada más aburrido que la humanidad en su cotidianeidad, con los mortales sumidos en sus propias rutinas —por más extravagantes que algunas sean—. La monotonía de sus vidas es absurda, ¿cómo una especie que vive tan poco puede malgastar tanto su respiración? Incluso el rey transita una ilusión de felicidad y excitación al ver a los mismos cortesanos todas las tardes, al acostarse con los mismos amantes y contar los mismos chistes una y otra vez. Se cree libre y superior, pero está tan preso como sus súbditos en las cíclicas costumbres que ha forjado.
En más de una ocasión me ha embargado el deseo de absorber el alma de Dorian Gray y acabar así con el estúpido pacto. Su vida en estos momentos no me interesa, me aburre incluso más que contar las vetas de la madera del piso de la biblioteca y cada uno de los pastos de la propiedad.
En conteo humano, han pasado ya tres semanas de absolutamente nada salvo algún que otro encuentro entre la princesa y mi protegido, pero incluso eso se ha vuelto monótono. Al menos, el calendario promete que esta noche el entretenimiento regresará, por ello aguardo. Si lo que ocurre antes del amanecer no satisface mi interés, pondré fin a este juego.
Hoy se realizará la presentación formal de la pareja comprometida antes de la pronta boda. Las heridas del duque han sanado lo suficiente como para aparecer en público frente a la corte, aunque de seguro deberá permanecer sentado la mayor parte de la jornada. Sospecho que la intención de la fiesta es demostrarle al reino que la monarquía es fuerte, que se alza a pesar de las adversidades; que todo está en orden y que el ataque no ha afectado a la familia real.
No, sé que no es ello. De seguro Reuben VI solo busca excusas para los excesos y el derroche. Siempre lo hace.
Los únicos dos sobrevivientes al crimen, el duque y uno de sus sirvientes, han sido incapaces de dar una descripción de sus asaltantes más allá de su voz o de su altura estimada. Los maleantes han cruzado ya la cordillera y no serán atrapados. La seguridad de Alangtrier es pésima, como si luego de la guerra de los Tres Escudos los hubieran vencido el cansancio y la pereza.
Dorian tiene un plan. Acabará con la vida de su rival en medio de la celebración y no será condenado. Su idea es tan simple que creo que funcionará. Mi protegido lleva numerosas noches practicando las escasas palabras en mi idioma que necesitará para continuar trepando la escalera rumbo al trono.
En ese tiempo yo he preparado mi propio plan, mi cuota de diversión.
Si las cosas ocurren como creo que ocurrirán, el entretenimiento de esta noche valdrá la pena no solo en el momento, sino cuando sus consecuencias se presenten en el futuro.
II
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Condenar a Dorian Gray (RESUBIENDO)
FantasiEl calendario y el reloj son herramientas para esperar pacientemente por el propio final. Y absurdo es el actuar de Dorian Gray frente a estas verdades. Mi protegido es, hasta donde mis conocimientos abarcan, el único ser que ha nacido mortal y goz...