I
En medio de la oscuridad de la noche, un pequeño farol se mueve en las afueras de la mansión Gray. Con cautela, la figura avanza al resguardo de la penumbra. Busca esconderse detrás de árboles y de arbustos. Tapa su fuente de luz cuando teme que el brillo delate su presencia.
Esta es una grata sorpresa, una visita inesperada que me genera inmensa curiosidad.
Calculo por su trayecto que se aproximará a la entrada principal, teme de seguro que en la construcción se encuentren todos dormidos, que no oigan su llamado.
Decido materializarme en la biblioteca, no demasiado lejos del ingreso a la mansión. Desde aquí podré asegurar que he escuchado el golpeteo. Y aguardo paciente, a la luz de una vela y con una novela aburridísima entre mis manos, por la llegada de la silueta.
Lo mejor será que la servidumbre no se entere de esta visita.
Por apenas un instante, en las ventanas laterales se refleja el farol exterior, pero es apagado casi de inmediato. Y los golpes llegan.
La aldaba suena con timidez, aunque insistente. Me pongo de pie de un salto y camino apresurado. Jugueteo con el bastón y me aseguro de que mis zapatos resuenen lo suficiente como para que la visita sepa que ya ha sido escuchada.
—"Han venido a verte, mi querido amigo" —susurro a Dorian en sueños—. "Vístete, que esto podría interesarte".
Silencio. Sé que me ignora a propósito.
—"Supongo que le diré a la princesa que no te interesa verla" —añado con picardía.
—"Si esta es una broma para interrumpir mi descanso juro que..." —comienza a amenazar él.
—"Haz lo que quieras, Dorian" —interrumpo—. "Sabes que no puedes dañarme de todas formas. Si decides atenderla, estaremos tomando té en el recibidor".
Y, sin más, doy la bienvenida a Sophronia. Dibujo en mi rostro una sorpresa un tanto exagerada, la acompaño de un bostezo contenido que haga evidente mi cansancio y mi supuesta humanidad.
—¿Quién es usted y qué desea a estas horas? —consulto. Luego, me corrijo—. Lo siento, disculpe si he sonado grosero. Mis modales no suelen ser tan toscos, es solo que me ha sorprendido. ¿Puedo ayudarla de alguna forma, señorita?
Se supone que la jamás la he visto sin máscara, que no conozco siquiera su voz. Mantener la actuación es lo primordial.
—Mi nombre... —inicia ella, pero pausa—. Mi nombre no importa. Necesito ver a Dorian Gray, es importante. Él sabe quién soy. Muéstrele este pendiente y él me atenderá. Estoy segura de ello. —Busca en sus bolsillos y me extiende el obsequio en forma de mariposa que mi protegido le ha entregado.
Lo tomo con una mano y sonrío.
—Esto es muy bello —admiro la pieza que ya conozco. Luego, me hago a un lado—. Pase, por favor. No sé si el señorito pueda recibirla, pero sería imperdonable si dejara a una dama a solas en el frío de la noche. Espere en el recibidor por favor, es la primera puerta a su derecha. Yo iré a buscar al joven Gray y prepararé un té para que entre en calor.
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Condenar a Dorian Gray (RESUBIENDO)
FantasyEl calendario y el reloj son herramientas para esperar pacientemente por el propio final. Y absurdo es el actuar de Dorian Gray frente a estas verdades. Mi protegido es, hasta donde mis conocimientos abarcan, el único ser que ha nacido mortal y goz...