I
La ineficiencia de los encargados de la seguridad del reino resalta a la vista de cualquiera que, como Dorian, cometa un acto ilícito en Alangtrier. Esto lo digo con sorpresa y decepción cuando las novedades sobre la misteriosa desaparición de Basil Hallward llegan recién casi cuarenta días después de la investigación preliminar.
El cuerpo del pintor descansaba en un sitio visible, con sus cabellos negros y su ropa teñida de rojo sobre las nieves eternas de las montañas de la cordillera, cerca de la frontera. Lo dejé entre árboles secos para que la frondosidad no ocultara su paradero y me aseguré de que el clima no pronosticara ninguna tormenta capaz de ocultarlo. Aun así, con bestias aladas y entrenadas para la búsqueda, les tomó a los humanos una cantidad absurda de tiempo dar con él.
Pero lo hallaron. Eso es lo que yo deseaba.
La mansión Gray está alborotada por el caos desde que la carta arribó esta mañana a modo de misiva urgente. De seguro algún empleado oyó el intercambio entre el mensajero y Dorian antes de pasarle el chisme al resto de los habitantes del lugar.
Mi protegido está reunido en estos momentos con otro humano de rango intermedio entre los oficiales, no presté atención a su nombre y tampoco siento especial curiosidad por la conversación que sostienen. Después de todo, yo ya sé los detalles del hallazgo.
Dirijo mi atención al joven Rufus. Sin lugar a dudas la noticia ya alcanzó sus oídos; se ha encerrado en el atelier, construyó una endeble barricada contra la puerta y se recostó sobre un montón de lienzos descartados. No llora todavía. Quizás el no haber escuchado la verdad de forma directa hace que la esperanza no se apague del todo en su interior.
Tengo que admitir que ese asunto de tener fe y creer en algo me resulta curioso y absurdo a la vez. Lo entiendo como una necesidad humana, como el último recurso de las almas para aferrarse a lo imposible. En mi mente la abstracción toma la forma de un viejo trapo, los filamentos del material ya desgastados por el tiempo se cortan uno a uno hasta que tan solo queda un delgado hilo uniendo las partes. Ese hilo es la esperanza, que sueña con restaurar la unión de alguna forma, que dice que todo volverá a la normalidad. Es en ese entonces que el hilo se rompe y el trapo se parte en dos. La esperanza nace entonces como un recurso de negación ante lo inevitable; es un rechazo a lo que un humano teme y no puede evitar. La esperanza se basa es suponer que existe alguna ridícula posibilidad de que un agente externo aparezca de la nada y solucione el problema. La esperanza es el ruego desesperado por un Deus Ex Machina.
Sin más, reviso con calma la mente del joven Rufus. Encuentro de inmediato imágenes mentales de su hermano en distintas etapas de la vida, veo recuerdos que afloran desde lo más profundo, promesas que no llegaron a cumplirse, palabras que de deshacen en la nada. Resuena constantemente la voz de Basil en la mente de su hermano, sus discursos se superponen, se mezclan. La turbulencia y el desequilibrio complican mi visita.
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Condenar a Dorian Gray (RESUBIENDO)
FantasyEl calendario y el reloj son herramientas para esperar pacientemente por el propio final. Y absurdo es el actuar de Dorian Gray frente a estas verdades. Mi protegido es, hasta donde mis conocimientos abarcan, el único ser que ha nacido mortal y goz...