1. Sólo una visión.

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Mi día comenzó a ponerse extraño cuando salvé a aquel chico de acabar de una mala manera su vida. ¿Quién diría que ese día me convertiría en un héroe? Yo no, de eso estoy seguro. Y la verdad es que de no haber sido por esa extraña revelación, ahora mi vida sería demasiado diferente.

Ese día me desperté como de costumbre y me arreglé para ir a la escuela como todos los demás adolescentes. Después de un año haciendo lo mismo una y otra vez, solo era cuestión de levantarme y mi cuerpo haría lo demás por mí mientras mi cerebro seguía prácticamente en estado de coma.

Después de bañarme, comí cereal, me lavé los dientes y después de despedirme de mi mamá salí de la casa para ir directo a tomar el autobús. Llegué a la parada del autobús en cuestión de minutos donde, cómo era de esperarse, mi amiga Emma ya estaba en la parada, esperando mi llegada o la del autobús. La que pasara primero.

"¡Cody!" me saludó con entusiasmo y me dio un gran abrazo. Su perfume se olía a distancia. Usaba una de esas fragancias de marca cuyo nombre nunca puedo recordar, y siempre llevaba ropa de marca, ya que su familia tenía 'un poco más de dinero' como dice mi mamá, o como yo digo, son de una mayor clase social. Ese día no era la excepción, ya que siendo el primer día ella llevaba un vestido floreado y unos zapatos bellísimos cuya marca desconozco. Su castaño cabello lacio aunque ella lo tenía rizado, y su maquillaje recién retocado. Lo único que evitaba que la confundieran con una mayor de edad eran las gafas que cubrían sus ojos cafés, y sus brackets rosas que salían cada vez que ella sonreía. "¿Listo para la escuela?"

"Nunca se puede estar listo para el infierno," le respondí sonriendo, a lo que ella rio un poco mientras sacaba su iPod y comenzaba a ver un par de cosas en la pantalla.

"¿Sabes que éste año habrá nuevos?" preguntó sin despegar la vista de la pantalla.

"Cada año hay nuevos," le dije aun sonriendo.

"Sí, pero el año pasado nosotros éramos los nuevos," puntualizó. "Éste año nos toca a nosotros ser los que se rían cuando uno de los nuevos se pierda."

Negué con la cabeza sin dejar de sonreír. "Yo no me burlaría si alguien se pierde," le contesté. A mí no me había pasado el año pasado, pero era muy común que los nuevos se perdieran en la escuela, teniendo chorrocientas aulas y haciéndonos cambiar cada cincuenta minutos. Así que si me ponía en los zapatos de uno de los nuevos, no me gustaría perderme, mucho menos ser la burla de los demás por algo tan torpe como no conocer las clases.

"Pues yo sí, malditos Freshman," comentó Emma. Freshman es el nombre que les ponen a los alumnos de primer año en Estados Unidos. Nosotros habíamos dejado de ser Freshmans para convertirnos en Sophomores, y técnicamente era nuestro turno de 'ayudar a los nuevos a instalarse en nuestra gran escuela.' Claro, eso nunca se hacía.

Nos subimos al autobús cuando éste llegó, y Emma me dio un golpe con el codo para llamar mi atención.

"¿Qué?" pregunté quitándome los auriculares.

"¿Sabes que otra cosa significa eso de los nuevos?" preguntó con una sonrisa que decía no podía significar algo exactamente bueno.

"¿Qué?" pregunté sin alguna idea de lo que podría ser.

"Nuevos chicos guapos," respondió e inmediatamente sonreí ante las palabras.

"¿Es que tú solo piensas en eso?" pregunté sonriendo mientras volvía a poner un auricular en mi oreja izquierda, dejando el lado derecho libre para escucharla.

"No, ¡también pienso en los gatitos!"

Reí un poco y negué de nuevo con la cabeza. "Bueno, sí habrá nuevos chicos guapos," admití, "pero también habrá nuevos chicos feos."

Deja vuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora