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— ¿No crees que es pasarse un poco con la sombra de ojos?

— Dai Lin, la sombra de ojos te queda genial, recuerda que te la he hecho yo, y además vais a ir de fiesta, no te lo pienses tanto.

— Ya, es que hace tanto que no salgo con un chico...

Dai Lin se miraba frente al pequeño espejo preguntándose unas mil veces si así iba bien vestida, o los pantalones cortos con el top negro serían demasiado, más el maquillaje que le había puesto su mejor amiga para resaltar sus ojos.

Yanmei, que estaba tirada en el sofá, bajó la revista que estaba leyendo para poner los ojos en blanco.

— Es una maldita cita por una app, no vais a cenar a un restaurante, sino a darle duro contra la pared de alguno de esos baños cutres de las discotecas.

— Preferiría morir antes de que eso pasara y pillar algo.

— No te pongas delicada y elegante ahora, que has hecho cosas peores, querida.

— Me voy ya antes de que se arrepienta de haber quedado conmigo.

— Vale, ¡suerte! ¡No te olvides de la mochila, que tenemos que pagar las facturas de este mes! ¡Y si resulta ser un poli, llámame!

— Si es un poli, le patearé el culo.

El último mensaje que había recibido hacía una media hora del chico era: "nos vemos en la puerta de este club a las doce". Junto a la ubicación de dónde se encontraba el lugar.

Era un chico alto, tres años mayor que ella y había averiguado que trabajaba en una empresa, así que le pareció que tenía la vida bastante organizada. Encontró también varias fotografías suyas en internet al buscar su nombre completo. En algunas aparecía con amigos, en otras solo o con un pequeño perrito blanco. Era tan fácil de encontrar que exhaló un suspiro, pensando en lo novato que era. Si hubiese querido incluso habría sabido su dirección, pero paró ahí.

Dai Lin le había respondido que allí estaría pero él no había contestado, así que cuando llegó a la zona donde le había dicho, se metió por las callejuelas hasta el punto exacto que marcaba.

Al ver que todavía no había llegado, sacó el móvil de usar y tirar que llevaba para aquellas ocasiones en la mochila verde militar que cargaba a los hombros, y le envió otro mensaje. Esperó mordiéndose las uñas de la impaciencia a que contestara pero no lo hizo.

Le insistió con más mensajes, preguntándole dónde estaba, pero él parecía no recibirlos. Además era sábado por la noche y la calle estaba demasiado abarrotada de gente como para reconocerle entre la multitud.

Esperó quince minutos más y se puso a mirar el cartel del club frente al que estaba para pasar el tiempo.

Le pareció un moderno y distinguido club de host, a juzgar por los enormes carteles de las caras de varios chicos con precios. Los observó a tan solo un metro, caminando cerca de la pared de un lado para otro. Sus facciones eran perfectas, al igual que su piel, sus ojos y su peinado. Cada uno aportaba un sentimiento diferente. Dai Lin puso los ojos en blanco y apartó la mirada antes de seguir viendo más. Sin duda todo sería producto del maquillaje y el photoshop que vendía a aquellos chicos como si fueran pequeños semi dioses como artículos en venta. ¿Acaso no era eso como una prostitución legal?

Los dos seguratas enormes que custodiaban la entrada la comenzaron a mirar sospechosamente, por lo que se apartó un poco, algo molesta. ¿Era porque no era lo suficientemente guapa como para dar buena propaganda paseándose frente al club? Debían pensar que una chica como ella daría mala impresión a la clientela, con las puntas de su pelo negro moradas y su eyeliner exagerado.

Soltó un largo soplido tras volver a revisar los mensajes y no encontrar ninguno del chico con el que había quedado. Por un momento pensó en que podía estar esperándola en frente de sus narices, dentro del club, pero, ¿qué sentido tendría aquello? A lo mejor había llegado antes que ella y, al ver que no estaba, decidió buscarla dentro.

Decidió que no perdía nada en probar y pasó por delante de los seguratas cuando uno de ellos la paró.

— Carnet de identidad.

Dai Lin se lo enseñó de mala gana y ellos le dejaron pasar a duras penas, después de susurrarse algo que no llegó a escuchar. Podía ser porque la foto que tenía era de unos años atrás, cuando todavía era una señorita que jugaba al papel de la niña buena para agradar a sus padres y por lo mucho que había cambiado físicamente. De todas maneras en su carnet ponía que había cumplido los veinte años, así que no tenía sentido que fuera nada de su edad, ya que era mayor de edad. Ya no tenía la necesidad de fabricar carnets falsos.

Subió las escaleras que llevaban a dentro y comenzó a escuchar el eco de la música resonar por las estrechas paredes, a medida que subía se hacía más audible y fuerte.

Unas chicas más mayores que ella bajaron haciendo ruido por las escaleras, con escandalosas risas. Dai Lin tuvo que hacerse a un lado y dejarlas pasar antes de llegar al final para abrir la puerta, ya que iban de un lado para otro y les costaba caminar por sus cuerpos ebrios.

Cada vez tenía más curiosidad de entrar y ver qué había al otro lado, incluso puso la mano en el extremo para abrirla, pero una parte de ella titubeó y se paró, dudando de si debía hacerlo.

Al final respiró hondo, comprobando que sus pantalones ajustados estuvieran en su sitio, bajándolos un poco por sus muslos, y entró con confianza.

El Host || WayV「Lucas」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora