29

1.2K 155 6
                                    

Los días de esa semana pasaron demasiado rápido para Lin, que iba y venía del club para su casa sin descansar, intentando encontrar el momento adecuado para poder hablar con Lucas, pero de ninguna manera él se acercaba a ella y le seguía evitando. El jueves llegó más pronto de lo que ella había imaginado y, al despertarse y asomarse por la pequeña ventana de su habitación, vio un caro coche negro aparcado frente a su edificio, esperándola.

Ella suspiró y se preparó para la batalla, ya que le iba a ser imposible esquivar aquel coche.

La noche anterior se lo había contado todo a Mei, que le aconsejó ir a la fiesta y al concierto de su hermana para no cabrear a su padre y que fuera peor, pero que tuviera cuidado y, sobretodo, no le quitasen su libertad.

Como Dai Lin ya sabía que su madre no la dejaría ir tal cual iba vestida, peinada y con la cara lavada al natural, le pidió a Mei que la maquillara suavemente antes de que alguna maquilladora desconocida tocase su cara. Ella se lo agradeció con un abrazo y bajó a la calle para entrar en aquel coche conducido por el chofer de sus padres.

— Los señores me han enviado a recogerla, señorita Lin.— Le dijo el hombre abriéndole la puerta para que entrara.

— Ya lo sé.

Lin se miró en el espejo tintado cuando el hombre cerró la puerta y miró su reflejo con una sonrisa, viendo como las puntas rebeldes de su pelo volvían a ser moradas y pensando en cómo aquello iba a fastidiar a las personas que ella más quería enfadar.

El trayecto no duró demasiado tiempo, más que unos veinticinco minutos, y Lin se reclinó en su asiento para mirar por la ventanilla. Lo que la sorprendió fue que a mitad de camino pasaron por una calle que se le hacía muy familiar.

Se fijó mejor y vio que los grandes carteles de los chicos delataban que estaban pasando por delante del club de hosts. Lin pegó la cara al cristal y vio de casualidad a Lucas sentado en las escaleras de la entrada. Tenía la mirada perdida y estaba fumando un cigarrillo mientras hablaba con Winwin, que estaba de pie a su lado de brazos cruzados.

— Espera, ¡espera! ¿Puedes parar un segundo? ¡Quiero bajar!

— Lo siento, señorita, pero este barrio es... no es un barrio para alguien de su clase.— Lin intentó abrir la puerta sin resultado y golpeó el cristal para intentar llamar su atención.— Además, estamos ya al llegar.

— ¿De mi clase? Qué sabrás tú cuál es mi clase.— Le dijo Lin cabreada.— ¡Lucas!— Se volvió hacia el chico, golpeando el espejo sin resultado, viendo cómo los dejaban atrás y ellos no podían verla ni escucharla, al ser los cristales tintados.

El conductor estuvo en lo cierto en una cosa, no tardaron en llegar a su antigua casa, protegida por una valla de seguridad y dos guardias en la entrada. A Dai Lin, al entrar dentro y bajar del coche, le vinieron todos los recuerdos de cuando era pequeña a la mente. Unos eran mejores, otros peores, pero eran recuerdos.

Abrió la puerta, pero los únicos que la recibieron formalmente fue el servicio, los cuales se sorprendieron al ver su nuevo aspecto tan cambiado. Lin preguntó por su madre, pero le dijeron que no se encontraba en la casa, así que fue directa a su antigua habitación.

Parecía que se hubiera marchado el día anterior, porque todo allí estaba tal cual ella lo dejó antes de irse mucho tiempo atrás.

El servicio le trajo la comida a la cama, tal como ella había pedido, y pasó el tiempo rebuscando en su armario, entre su antigua ropa, intentando encontrar algo que le gustase. Entonces se dio cuenta de que todo aquel montón de ropa cara y cursi tan solo le gustaba a su madre. Se preguntó si podría coger algo y venderlo para ganar algo de dinero. Al fin y al cabo no era robar si era su propia ropa, por mucho que sus padres se la hubieran pagado.

El Host || WayV「Lucas」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora