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Para Lin, sobraba pensar que a la mañana siguiente de los terribles acontecimientos, Kun iba a querer hablar con ella urgentemente sobre ello. Sobretodo después de que ella se hubiese marchado sin decirle nada después de su fracaso.

De camino al club, sin haber tomado más que dos sorbos de café que había robado de la taza de Mei, y tras pasar una malísima noche en la que solo podía pensar en lo mal que lo había hecho, ya iba dispuesta a disculparse como fuera.

Porque Kun parecía ser una buena persona, de aquellos jefes que no tiraban a la calle a sus empleados por un fallo, pero tampoco sabía si aquello que había hecho de pasarse seduciendo a su cliente contaba.

Al llegar y ver que las luces de la sala de reuniones estaban encendidas, entró con las manos sujetas en su regazo y con algo un nudo en la garganta.

Era extraño para ella pensar que repartir paquetes de cocaína a drogadictos que conocía como clientes le asustaba mucho menos que le despidieran de un trabajo real. Uno el cual comenzaba a sentir que realmente encajaba con ella. Pero después de aquello, ya no lo sabía tanto.

Kun estaba sentado con un traje sencillo, de color azul oscuro ajustado y permanecía serio en su sitio. Nadie más estaba en la sala salvo ella, que se sentó frente a él despacio mientras intentaba pensar en cómo comenzar a hablar con él, avergonzada.

— Kun, yo... lo siento tanto...

— No, no...

— Fue todo culpa mía.

— No...

— Si tan solo no hubiese hecho eso... quizá hubiese resultado de otra manera.— Lin tragó saliva y miró al suelo, dolida. Se sentía como una estúpida confesando aquello.— No entiendo cómo fui tan tonta de hacerlo.

— Que no, Lin, tranquila, Lucas ya me lo ha contado todo.

— No, de verdad, fue mi culpa. Podría haber hablado de sus sentimientos y haberle ayudado y en vez de eso lo que se me ocurrió fue... me avergüenzo de ello.

— No te preocupes, la culpa es solo de Lucas.— Dai Lin frunció el ceño, confundida, y levantó la cabeza para mirarle a los ojos.— Ya me ha dicho su estúpido plan que arruinó tu cita. No sé por qué ha hecho eso, pero te juro que no va a quedar inmune de su comportamiento hacia ti.

— Espera, entonces, ¿ha asumido la culpa de todo?

¿Qué clase de plan era aquél? Si su intencion era que la echaran y arruinarle la cita para que se fuera, ¿por qué entregarse y confesarlo todo, echandose la culpa a él mismo? ¿Qué sentido tenía eso viniendo de Lucas?

— Sí, lo ha admitido todo. Cortó el cable de la televisión para que no funcionara el karaoke de tu habitación y, encima, se hizo con las botellas de champán que habías pedido. ¡Ah!, y también dijo que tú no tenías la culpa de nada, en lo cual estuve de acuerdo y por eso quería hablar contigo hoy.

— ¿Qué?

Aquello le desconcertó aún más de lo que ya estaba, descolocándole por completo. Aunque Lucas hubiera admitido que él tenía la culpa de todo lo malo que le había sucedido, ella había sido al final quien había arruinado la cita. Pero nadie más que Lin lo sabía y ahora Lucas había aceptado toda la culpa por alguna extraña razón.

— Él se cargó la cita, tú no hiciste nada, Lin. No te preocupes por el hombre, le devolví todo su dinero.

— Por favor, vuélvele a invitar, que me de una segunda oportunidad. Esta vez sin deslices.

— Se lo consultaré, pero lo siento Lin, no veo probable que acepte. Aunque por el bien del prestigio del club, lo haré.

Dai Lin aceptó con la cabeza, preocupada por el hombre, que se había horrorizado por sus acciones y ella quería compensárselo de buena manera.

— Por cierto, como no he podido pagarte parte de la pecera con esta cita y has perdido dinero por mi culpa, le he enviado un mensaje de texto a mi amiga Yanmei, que ha dicho que vendrá a pagarte una parte del acuerdo.

Kun, que había permanecido sentado con la espalda muy recta y el rostro serio, de pronto tras escuchar sus últimas palabras, entró en estado de pánico y las pupilas de sus ojos temblaron levemente. Sus manos comenzaron a sudar, las cuales puso debajo de la mesa para que Lin no las viera.

— ¿Va... va a venir?

— Sí, a no ser que quedéis en otra parte mejor. Te daré su teléfono para que pueda hablar directamente contigo.

Lin iba a sacar su teléfono del bolsillo y pasárselo a Kun para que anotase el número de su amiga en el suyo, pero el chico reaccionó esporádicamente dándole un manotazo para apartarla como si el objeto que sujetaba era un pedazo de hierro ardiendo.

— ¡No, no, no, no! ¡No lo quiero!

El móvil cayó de su mano y los dos observaron en silencio cómo se deslizó hasta la otra punta de la mesa, dejando a Lin con la boca abierta llena de indignación.

— Oye, Kun, sé que Yanmei puede parecer una mala persona, impulsiva y con un fuerte carácter, pero ella es mucho más que eso, y si te dijo que te pagaría, lo hará, porque así es ella.

— Pero es que...

— No te estoy arreglando una cita a ciegas, solo te va a pagar lo que te debo.— Le fulminó ella con la mirada.— Y si no quieres ni dirigirle la palabra por lo que hizo cuando vino aquí, manda a otra persona a coger el dinero.

Kun se paró a mirar el móvil y después a ella varias veces más antes de responder, debatiendo en su mente qué era lo que debía decir. Finalmente soltó un pequeño suspiro y se levantó a por el teléfono.

— Está bien...

El Host || WayV「Lucas」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora