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Había pasado tanto tiempo buscándola y, justo en ese momento, el tiempo le pareció detenerse para que ambos se encontraran. Lucas solo quería quedarse fundido en un abrazo con ella y, aunque se separaron para caminar hacia su casa, él seguía cogiéndola del brazo y manteniéndola pegada a su lado todo el camino.

En el rostro de Lin había una sonrisa brillante, la cual no podía parar, de felicidad.

— Eres... tú. Eres tú. No puedo creerlo.

Lucas no paraba de repetirse estas palabras, como si acabase de despertar de un largo sueño a su lado. Incluso tuvo que parar un instante de caminar para cogerle de la cara y verla mejor desde todos los angulos, con sus brillantes grandes ojos.

Dai Lin se dejó aplastar la cara entre las enormes manos del chico, que en otras circunstancias, si un hombre se atrevía a hacerle eso, le hubiese metido una paliza. Pero con Lucas no, ya no quería hacerle daño de ninguna manera, física o sentimental.

Ella le cogió de la mano, sacándole de su trance y le arrastró contenta, dando pequeños saltitos, hasta su piso. Lucas iba tras ella con la boca entreabierta y las llaves en la mano.

Cuando llegaron, el chico se quitó la chaqueta que llevaba encima de su camisa y Lin se mordió el labio inferior evitando su mirada.

— Sí, idiota.— Se acercó a él y se cruzó de brazos.— No me has logrado reconocer ni aun teniéndome delante.

— Es que estás tan... distinta a como eras... Es increíble.— Le dijo él, tocando las puntas moradas de su cabello.— Me gusta más.

— Siento haberte defraudado.

De pronto y sin darse cuenta, Lin puso una expresión triste y le quitó la mano de su pelo. El chico intentó conseguir que le mirase pero Lin tenía la cabeza gacha.

— ¿De qué hablas? ¿Lin?

— Seguro que no soy lo que esperabas.

— Esto es mejor de lo que esperaba.

— Lucas... ¿no te das cuenta? No cumplí nuestra promesa. No he podido. Es gracioso, antes me pensaba que yo era especial, que sería alguien. Ahora mismo soy todo lo contrario a ti.

— ¿Crees que eso verdaderamente importa? ¿Has sido feliz?

Dai Lin levantó la cabeza tras escuchar su pregunta, desprevenida por ello. No pensaba que Lucas miraba tanto por ella, que le importaba tanto. Eso le conmovió.

— ¿Fe–feliz? Yo... ha habido momentos, sí, creo que sí.

— Pues qué importa que la niña rica y cursi que conocí ahora sea una matona barriobajera que trabaja en un club de hosts y ha dejado de pasar droga.

Lucas le sonrió de medio lado y le cogió de la barbilla para que le mirase a los ojos. Ella le devolvió la sonrisa.

— Como vuelvas a llamarme así te parto la nariz.

Lin fingió que le iba a pegar un puñetazo en el puente de la nariz, pero al ver que Lucas no se apartaba, ni reaccionaba, cambió su puño por una ligera caricia.

— No, no lo harás. Soy demasiado guapo para eso.

Bajó la mano por el rostro del chico hasta dar con su mandíbula y apretarla con sus dedos un poco, provocando que sus labios sobresalieran. Lin sonrió al ver su expresión graciosa, preguntándose qué era lo que estaba a punto de hacer la chica, hasta que le condujo hasta sus labios pero éstos solo se rozaron. Dai Lin le controlaba y no le permitió ir más allá.

— ¿Qué quieres hacer ahora?— Le susurró.

Lucas agarró la muñeca de la mano de la chica que sujetaba su rostro, haciéndola liberarlo y sorprenderse de su agarre.

— Creo que está claro.— Le sonrió divertido, con brillo en sus ojos al tomar el control de la situación.

— Todo ese deseo que guardas en tus ojos... puedes ahorrártelo.— Se separó ella de él, al notar el peligro bajo sus acciones.— No vamos a hacer nada.

Lin le dio la espalda a Lucas y tragó saliva mirando al techo, demasiado nerviosa como para acordarse de respirar. De repente un enorme calor le vino a las mejillas y no pudo deshacerse de él.

El chico la siguió pero ella fue más rápido y entró en la primera habitación que encontró, dejándole fuera al cerrar la puerta.

Lucas llamó a la puerta, pero ella le bloqueó el paso.

<< Oh, genial. Estoy en su cuarto>>, se dijo soltando un entrecortado suspiro.

No sabía por qué se le habían cruzado los cables, porque en el fondo sabía que quería aquello tanto como él, y no era la primera vez que lo hacía. Pero le había entrado el pánico porque Lucas le gustaba demasiado.

Cuando comprobó que Lucas dejaba de llamarla desde el otro lado, tomó varias bocanadas de aire e intentó relajarse dando saltitos y lanzando los puños al aire.

<< Venga, Dai Lin, tú puedes con esto>>.

<< Es solo Lucas. Si te pones nerviosa es peor, solo relájate y sé tú misma. Déjate llevar. Pero si es como un cachorro de perrito. Has peleado con hombres mucho peores que él.>>

Al sentirse mejor, se dijo que iba a intentarlo y que podía salir de aquello sin que le diera un pequeño ataque al corazón.

No sabía qué iba a pasar si dos chispas de fuego como la que los dos tenían colisionaban, pero pretendía averiguarlo.

Cogió confianza en sí misma y dejó el miedo atrás.

Abrió la puerta, encontrándose con un Lucas desprevenido y, seguramente, culpándose de haber hecho algo mal. Para tranquilizarle, Dai Lin le cogió de la camisa y le condujo paso a paso hacia dentro de la habitación.

— ¿Estás segura?— Le susurró él al verla quitarse los pendientes y dejarlos encima de la cómoda de su cuarto.

Después se quitó la camiseta, pasándola por encima de su cabeza y tirándola al suelo, a lo que el chico se quedó mirándola con la boca abierta, sin decir nada. Solo le observó, quedándose ahí de pie, con una expresión que no había destapado nunca, que ella no había conocido en él.

— Sh, desnúdate.

— Sh, desnúdate

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El Host || WayV「Lucas」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora