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Lin había madrugado de sobremanera para llegar la primera al club, incluso muy a su pesar, antes de Kun, que era el único que podía abrirle la puerta tan temprano. Al verla con ojeras y bostezando, le preguntó si es que tenía algún problema con algo ya que se la veía somnolienta. Ella le contestó que estaba bien pero tenía miles de cosas rondando por su cabeza. Kun enrojeció y enmudeció, y ella se contagió pasando un momento un poco incómodo, recordando la situación de la noche anterior. Sin embargo nadie dijo nada de aquello.

Kun fue directo a la sala de reuniones y Dai Lin se quedó en la entrada. Dejó su bolso encima de una de las mesas y esperó a Lucas sentada. Mentiría si dijera que no estaba algo nerviosa y asustada por hablar con él pero era algo necesario.

Tras media hora, Lucas entró hablando informalmente con Xiaojun, el cual al verla se quedó en silencio y le miró de arriba a abajo. Lucas iba vestido con una camiseta negra de manga corta, pegada a su cuerpo, con un logo en blanco. También llevaba pantalones vaqueros oscuros y las llaves de su coche en la mano.

— Hola, Lucas.— Le saludó algo cohibida desde su sitio.

El chico ni siquiera la miró. Le saludó con la cabeza por mera educación y se marchó hablando con el otro chico, pasando por delante de ella.

Dai Lin supuso que estaría hablando de algo importante con Xiaojun y por eso lo dejó pasar, aunque le hubiese gustado un saludo un poco más efusivo que un movimiento de cabeza, sin una sonrisa y sin nada.

Acto seguido fue al baño a mirarse delante del espejo y retocar el maquillaje natural que Yanmei le había hecho para ver a Lucas. Se decepcionó al notar que él ni siquiera se había fijado en el empeño que había puesto en verse un poco más arreglada de lo normal. Se había colocado una bonita y cara blusa blanca que tenía de fondo de armario, la cual no usaba desde hacía unos años y la única que cogió cuando se marchó de su casa para irse a vivir con su mejor amiga.

Aun así se echó el pelo alisado hacia delante, para que le cayera sobre los hombros y comprobó no tener pintalabios en sus dientes. De haber sido por ella no se hubiera puesto, ya que odiaba la textura de los pintalabios porque le parecían pegajosos y molestos, y al cabo del día los labios se le cortaban y secaban. Pero al ser una ocasión, se lo dejó puesto y se los humedeció con la lengua.

Después fue a buscar a Lucas y lo encontró en la sala de reuniones pero, cuando ella fue a entrar, él iba a salir y se despidió de los chicos que habían dentro con la mano.

— Lucas... ¿puedo hablar cont–

El chico se fue de largo y ella se quedó con la puerta abierta, sujetándola con su mano para entrar y a penas susurrando las palabras. Se quedó mirando cómo se iba con prisa por el pasillo hasta desaparecer, y se volvió a girar triste para entrar dentro.

Allí estaba Kun sentado encima de la mesa, presidiéndola al frente mientras firmaba y miraba un puñado de papeles. Xiaojun estaba en la otra punta jugando a un juego de carreras en su teléfono y parecía demasiado concentrado como para darse cuenta de que ella había llegado. Por otro lado estaba Ten vagando por la sala y fue el único que se acercó a ella y se fijó en que su aspecto era diferente.

— ¿Y tus puntas moradas?

— Se han quedado en casa...— Le dijo cabizbaja y suspirando.

— Pues te quedaban bien. Me gustaban más que lo que sea que sea... esto. ¿Un intento de parecer una niña pija? No te pega nada.

— ¿En serio?— Le miró a los ojos y Ten asintió.— Puede que por eso no quiera verme.

— Te está evitando, ¿verdad? Es tan evidente...

— ¿Sabes por qué es?

— No. Ni idea esta vez.— Ella le miró sin mucha convicción y Ten se llevó una mano al corazón con cara seria.— Lo prometo. Pero mira, conozco a Lucas desde hace mucho tiempo, él es así.

Ten alzó sus hombros en señal de no saber y se fue de vuelta hacia la mesa a ayudar a Kun a organizar los papeles.

Dai Lin salió de la habitación apenada y fue a sentarse en las escaleras para estar sola durante un rato. Muchas cosas le pasaban por la cabeza pero solo una tomaba importancia y era que Lucas podía estar pensando que lo que besarla fue un error y no sabía cómo decírselo, así que solo la evitaba.

Entonces comenzó a pensar que todo aquello podía haber sido una especie de apuesta, un reto que el chico se había puesto desde que la vio. <<Vamos a enamorar a la fría y peleona narcotraficante que me odia, conseguiré un beso suyo y después perderé todo el interés que fingiré tener en ella>>, pensó llevándose las manos a la frente, escuchando la voz de Lucas en su cabeza.

Dai Lin se sentía insegura, y abrazó sus piernas, quedándose así por unos minutos, hasta que de pronto su teléfono móvil comenzó a sonar y lo cogió con la esperanza de que fuera él, pero la realidad era muy diferente.

El nombre de su madre estaba en la pantalla, que sonaba sin parar.

Dai Lin se puso de pie y dudó en si debía contestar o colgar. Pero lo primero que pasó por su mente fue que ella solo le hubiese llamado si había una emergencia, así que optó por descolgarlo algo asustada.

— ¿Mamá? ¿Ha... ha pasado algo?

— No, cariño. Hace tanto tiempo que no escuchaba tu dulce voz... ¿cómo estás?

El escuchar su voz al otro lado de la pantalla le chocó más de lo que esperaba y miles de recuerdos inundaron su mente. 

— Estoy... estoy bien. ¿Y tú?

— Nosotros estamos bien, mi dulce Lin. Hecho de menos tu presencia en la casa.

— ¿Por qué has llamado, mamá?

Dai Lin sabía que lo había hecho por alguna razón. Siempre era así. Le habría encantado que le hubiese mentido y de verdad le hubiese llamado solo porque la hechaba de menos, como haría una madre normal.

— Tu padre hará una fiesta de celebración por el treinta concierto de violín de tu hermana mayor, asistirá mucha gente y es bueno que la familia esté unida. Iremos al concierto y después a la fiesta.

— Dirás que nos vean "juntos". Lo siento, mamá, pero no posaré para las fotos esta vez. Deberías haberlo sabido.

A Dai Lin se le partió el corazón al escuchar la noticia. Su familia seguía con su idílica vida de clase alta, mientras que ella vivía como una pobre gata callejera sin apenas dinero para pagar las facturas y arreglándose la vida como podía. Pero esa era la vida que ella había escogido, no podía culparles por ello. Quizá si hubiese tenido unos mejores padres, una hermana normal, una vida mejor lejos de los focos...

— Cariño, no te lo pediría si no fuera muy importante para nosotros. Vuelve solo por esta vez, ¿sí? ¿Lo harás por mamá?

— Ella va a estar ahí. Y papá... lo siento, mamá, no quiero verles.

Y hacía años que no los veía. La última vez, dos años atrás, le habían pedido que volviera para una reunión familiar, y ella había picado y caído en la trampa, cuando en realidad lo que querían era que la alta sociedad viera que, aunque ella se había marchado de casa seguían siendo una familia "unida". Menuda broma. Después de aquello su padre la encerró en su habitación para que no volviera a escapar pero ella forzó la cerradura y consiguió hacerlo, por segunda vez, para prometerse que no volvería jamás.

— Por favor, cariño, mi querida y bella Lin, piénsatelo. Hazlo por mí. Es este jueves. Enviaré un coche a recogerte.

Ella soltó un pequeño suspiro y colgó, sin despedirse ni decir nada más que la comprometiera porque no quería ir. Pero sí echaba de menos a su madre y un abrazo y unas buenas palabras de ella le hubiesen venido bien para reconfortarla en ese momento.

El Host || WayV「Lucas」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora